Déjame Odiarte [42]

1.1K 73 35
                                    


Hoy es un día de mierda. Así, sin más. ¿Acaso el tiempo no puede ayudarme con mi lamentable estado de ánimo? No, claro que no. Las nubes se han puesto de acuerdo para que mi estúpido ánimo siga por los suelos. Qué digo por los suelos. ¡Bajo tierra es como está!

Sé que había decidido dejar de faltar a clases, pero éstas se han vuelto demasiado duraderas. El hecho de intentar atender al profesor, fingir como si lo más importante de todo el universo es su asignatura, me pone muy intranquila y de los nervios. Por lo que me es inevitable saltar alguna que otra clase. Sé que al fin y al cabo, papá lo descubrirá. Pero para entonces, el crimen ya estará cometido.

De verdad, qué asco de día. Y claro, hoy también tiene que hacer un frío descomunal.

—Kimberly.

Una voz se hace presente en este intranquilo silencio, sobresaltándome. Rápidamente me levanto de mi lugar, yendo hacia la puerta del ático.

—Me has dado un susto de muerte, idiota. —cruzo los brazos enfrente del ojiazul, sintiéndome por un momento desprotegida ante su mirada. Raramente, él no sonríe como de costumbre.

Vaya, ¿también la he cagado con él?

—Oh Will, no me digas que a ti también te pasa algo conmigo. —mi tono desesperado sólo provoca que él frunza el ceño. Su estado tan pacífico me coloca de los nervios.

—¿A qué te refieres con eso? ¿tan asustada estás por descubrir que estás faltando a clase? 

Y cuando pensaba que lo había perdido, su sonrisa vuelve a ser un rayo de luz en este día tan fúnebre y oscuro.

—Matt y Olivia no es que estén en su mejor momento conmigo. —confieso, sentándome nuevamente en el suelo. Él no tarde ni dos segundos en imitar mi acción. 

—¿Qué les has hecho?

—¡Nada! Bueno, al menos, no a propósito —el sentimiento de culpa me invade y soy incapaz de seguir por unos segundos. Yo también necesito mi tiempo—. Olivia y yo pensamos diferente, sólo eso. Y bueno, con Matt... Digamos que las resacas hacen más que darte dolor de cabeza.

—Sé más específica, por favor.

—Me olvidé de su competición. Sabía que era muy importante para él, y no he estado allí para apoyarlo.

—Estabas borracha, no te tortures más.

—Si intentas mejorar la situación, no lo estás haciendo, Will. ¡Agh! ¡No sé qué hacer! Jamás me ha pasado algo así con él. Además, está bastante raro y distante desde la fiesta. Y sé que no es sólo por olvidar su competición. —acto seguido, me dejo caer en su hombro de una forma algo dramática.

Se supone que cuando al fin revelas los problemas que te torturan, debes sentirte mejor, como si te sacaras un peso de encima. Y, además, también esperas una respuesta positiva por parte de la otra persona. Pero yo ni me encuentro más aliviada, y lo único que he conseguido de Will es que su cuerpo se tense, cambiando por completo. Me separo de él, volviendo a mi posición inicial. Pero... ¿qué ocurre? ¿acaso está así por mi culpa?

—Oye, ¿te pasa algo conmigo? ¿fue por la fiesta? Me dijiste que no había hecho ninguna tontería.

Tarda unos segundos en mirarme, pues antes, su mirada se encontraba perdida por algún lugar del ático.

—No, Kimberly. Ya te lo he dicho, no me pasa nada. —su mirada parece querer demostrarme algo totalmente diferente a cómo se está comportando. Es como si estuviera manteniendo una lucha interna y aún no supiera qué parte de él lleva la delantera.

Déjame Odiarte ©Kde žijí příběhy. Začni objevovat