Cambios de Roles | Gastina (Completada)

38. Colgando en tus manos

Narra Matteo.

Finalmente estabamos los cuatro en el auto, en paz. Gastón y Nina era oficialmente desde ese entonces más que una pareja de fotografía. Mientras la chica delivery y yo acabamos bañados en helado de frutilla. Pero ustedes quizás se pregunten ¿cuándo preparamos la canción? ¿Cómo llegó la guitarra tan rápido? ¿por qué el chico fresa estaría bañado en fresa?

Podría decirse que todo empezó el día en que Gastón nos dijo la verdad. Precisamente, apenas me enteré de todo, llamé a Luna para vernos. Sí, en ese entonces yo estaba molesto con ella por su desconfianza de mí, pero nuestros amigos necesitaban nuestra ayuda urgentemente. Sabía perfectamente que Nina no lo iba a perdonar tan fácilmente, pero entre más se demorara la verdad peor sería su reacción. Antes de ir al Roller pasé por la mansión Benson para hablarle a Luna.

- Matteo ¿viene a ver a la señorita Ámbar?- consultó Amanda abriéndome la puerta.

- No, a Luna.

- Ah, ella está en la cocina, pase...- indicó cediéndome el paso.

- Chica delivery ¿por qué estás comiendo en un momento tan crítico?- pregunté divertido ante su expresión confundida. - Gastón me contó su secreto, y necesito que juntos planeemos cómo ayudarlo a que Nina lo perdone. Porque conociéndola, apenas se entere, ella va a encerrarse a su habitación a llorar para luego fingir estar bien frente a Gastón. Ella es muy orgullosa y Gastón extremadamente tímido.

- ¿Qué hacemos, chico fresa?

- Un gran equipo.

- Me refiero a tu plan.

- No tengo plan. Pero será mejor que vayamos antes de que Gastón se arrepienta.

- Juro que si se arrepiente no lo ayudo.

- Hay que alentarlo en vez de amenazarlo ¿no sabes lidiar con un chico tímido?

- ¿Y tú sí?

- Salí con muchas chicas tímidas...

- Qué sorpresa, chico fresa.- decía ella irónica.

Llegamos al Roller y Nina no tardó en encontrarnos. Se veía realmente ansiosa por finalmente hablar con Gastón.

- Simón, tenemos que hablar.- dijo Luna apartándose un poco con el guitarrista.

- Tranqui, campeón, todo va estar bien.- me animó Nina. Si tan sólo supiera lo que le esperaba a ella. Estaba frente a una bomba de tiempo.

Por su parte, Gastón llegó unos minutos después y se quedó paralizado en la entrada decidí evitar que se escapara por pensar demasiado las cosas.

- Ahora vengo.- le avisé a Nina.

- Bueno, dale.- sonrió ella volteándose hacia donde caminaba.

- Deja descansar un poco a ese cerebrito tuyo y actúa. Basta de huir.- le indiqué empujándolo hacia Nina.

- Hola, Gastón.- le saludó Nina emocionada.

- ¿Podemos hablar en otra parte? Esto no me es tan fácil decírtelo.- dijo él.

- ¿Mi casa?- sugirió ella.