95. Bella Y Bestia.

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Narra Gastón.

Tras desayunar con Nina, fui a casa y sentí un aroma a comida, ¿por qué si había dejado todo ordenado?  Hice una mueca al ver en la cocina, quienes eran los provocadores de esa fragancia culinaria.

-  Vaya que altera el verte, Gastón, tan cabizbajo y tristón. Ser como tú todos quieren, Gastón. Aunque les des un trompón. No hay nadie que cause tal admiración de todos eres el campeón. Eres el líder y la inspiración y es muy fácil saber la razón.- cantó mi mamá, ella adora la Bella y la Bestia, de allí sacó mi nombre, aunque irónicamente es el nombre del "villano". Aunque ella dice que no cree que sea el villano ya que su propósito de matar a la bestia era generado por el temor a lo desconocido. Además, según mamá, la bestia tampoco era un santo, en primera, fue su actitud soberbia lo que llevó a la hechicera (la verdadera villana de la historia) a convertirlo en bestia junto al resto de sus empleados. Y luego, técnicamente, tenía a Bella de prisionera en su casa. Sí, ella eligió reemplazar a su padre como su prisionera, pero aún así no se justifica que tenga un prisionero en primer lugar. - Nadie es hábil como él, nadie es ágil como él. Nadie tiene un cuerpazo como el de Gastón...- siguió cantando.

- Hola.- saludé, no es que no me alegre de vernos, pero pensé que estaría solo con Nina esta noche.

- Hola, amor. ¿Dónde estuviste?- preguntó mi mamá.

- En el hospital...- comencé a decir cuando mi papá interrumpió.

- ¿Qué pasó?

- Nada, bah, nada malo, Nina recuperó la memoria.- sonreí.

-Oh...- comprendieron ambos.

- ¿Y ahora están juntos?- cuestionó mi mamá emocionada.

- Sí. - asentí consiguiendo un suspiro de mi mamá.

- Debes invitarla a cenar a casa...

- De-de acuerdo.- dije nervioso. Ellos ya saben que Nina ha pasado en un par de ocasiones la noche en casa pero nunca les había tenido que anunciar que ella lo haría. Un momento, Nina viene a casa y no tengo ni planeada la cena. Decidí ponerme en campaña para cocinar mientras mis papás me interrogaban sobre mi historia con Nina. Ellos siempre buscaron algo de qué hablarme, y ahora ella era el blanco ideal. 

- Desde el momento en que la vi tan linda, me dije "con ella nunca estaré" pero se ve que me equivoqué, ella se fijó en mí y a la par de ella me enamoré...- les admití tras narrarles los hechos.

- ¡Qué guapetón, mi hijo!- aplaudió mi mamá. - Te sugiero que hagas comida francesa, ya sabes, porque es el país del amour...

- Justo hice un curso de cocina europea en el viaje,  así que te puedo ayudar.- asintió mi papá.

- No.- nos detuvo mi mamá. - Vos cocinas, querido.- dijo refiriéndose a mi padre. - Y vos amor, te vas a tomar una sies a arreglar a duchar y poner aún más guapetón para tu novia.- me indicó.

- ¿Y vos qué vas a hacer?- consultó mi papá cruzándose de brazos.

- Me voy a asegurar de que hagan los que les digo.- rio. 

Tras acabar de prepararme, preparé la mesa del salón- comedor y luego fui a la cocina para ver si faltaba algo.

- No, hijo, ya está, falta que llegue tu novia.- dijo mi mamá. - Y yo la voy a recibir, tengo el discurso preparado y todo.-  eso solo puede significar una cosa, va a citar a una película. Sonó el timbre. -Yo voy, anda a la mesa.- me indicó.

Narra Nina.

- "Ma chère, mademoiselle, es una gran satisfacción y un inmenso placer recibirla aquí esta noche. Y ahora le invitamos a que tome asiento y se ponga cómoda porque el salón-comedor tiene el orgullo de presentar su cena."- ¿por qué la mamá de Gastón citaba a la Bella y la Bestia? No sabía que sus padres estaban en casa.Ella me guió hacia la mesa repleta de comida. - Soupe d'oignon, canapés, especialité del chef.- dijo presentándome los nombres de las comidas.  

- Hola, señora Perida.- saludé nerviosa. 

- Hola, Nina, perdón por eso.- intervino Gastón.

- Ya me voy, bon appétit.- saludó la mamá de Gastón retirándose dejándonos a él y a mí a solas.

- Hola, amor.- sonreí abrazándolo. -Te extrañé.

- Pasaste solo unas horas sin verme.- rio él ayudándome a sentarme para luego tomar asiento frente a mí.

- Sí, pero mis papás tuvieron nuevamente una discusión.- admití con un suspiro.

- ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?

- De hecho, sí.- dije. - Más bien, podrías...

- ¿Cómo?

- Bueno, el asunto es que mi mamá consiguió trabajo afuera y yo ni me quiero ir ni me quiero quedar con mi papá. Entonces pensaba quedarme...

- ¿En lo de Matteo o lo de Luna?

- En realidad, primero pensé en tu casa.- confesé. - Dudo que tengamos problemas para convivir, además sería más práctico tenerte cerca si necesito ayuda para mis tareas del Blake.- bromeé.

- ¿Estás segura?

- Te amo, Gastón. No veo el problema en que convivamos juntos.

- No, yo tampoco veo problema, pero me sorprende.

- ¿Qué cosa?

- Nunca imaginé que querrías vivir conmigo, digo, no tan pronto.

- Bueno, las condiciones me llevaron a pensarlo.- sonreí comenzando a comer. - ¿Lo cocinaste vos? ¡Está delicioso!

- No, mi papá.- admitió. - Mi mamá no me dejó ayudar mucho en la cocina.- es tan gracioso.

Seguimos hablando durante toda la comida y luego fuimos a su habitación. Estábamos viendo una película recostados en su cama, cuando comencé a hacerle cosquillas durante una canción.

- N-Ni-Nina, b-basta.- decía entre risas.

- ¿Qué dijiste? No te entiendo.- repliqué burlona. 

- Qu-que p-pa-pares.- contestó riéndose. 

- O si no ¿qué?- desafié. Él me tomó de las manos deteniéndome y comenzó a besarme. 

- A veces las palabras no alcanzan.- dijo al apartarse con una sonrisa en el rostro.

- Buena respuesta.- sonreí recostando mi cabeza sobre su hombro mientras continuábamos con la película. Él apoyó su brazo sobre mis hombros y me acarició el pelo durante el resto del filme.

- Nina.- me despertó Gastón sacudiéndome suavemente.

- ¿Qué pasó?

- Quería saber si preferías ponerte más cómoda para dormir, no me gustaría que amanezcas con tortícolis.- es tan considerado.

- Sí, es verdad, voy a ponerme el pijama y luego dormimos. Pero antes...- antes de que lo alcanzara él ya se había quitado la remera. No es justo si él lo hace, ya no era divertido molestarlo si no le avergonzaba, aunque seguía siendo muy atractivo.  Entonces lo tomé de los pantalones y logré sonrojarlo, amaba verlo así.

- ¡Nina!- exclamó él completamente rojo.

- Me encantas así, no cambies.- le pedí posando un beso en sus labios antes de irme a cambiar en su baño.

- Te amo.- declaró él.

- Lo sé.- sonreí, era simplemente algo inevitable cuando estaba con él.


Cambios de Roles | Gastina (Completada)Where stories live. Discover now