92. Si Es Cierto Tu Amor.

1.3K 69 20
                                    

Narra Nina.

- ¿Dónde está Gastón?- cuestioné.

- ¿Recuerdas todo?- preguntó Luna.

- Sí. - asentí emocionada. - Entonces ¿fue real? ¿No fue todo un sueño? ¿Perdí la memoria y la recuperé?- cuestioné, sentía que ahora mi mente estaba ordenada, el rompecabezas completo.

-Sí, y yo gané la apuesta.- rio Matteo.

-¿Qué apuesta?- interrogué.

- El chico fresa tenía tantas ganas de organizar la próxima cita que me apostó a que recuperarías la memoria, y yo solo acepté porque realmente esperaba que recordaras todo y quería saber qué tenía en mente.- respondió Luna divertida cuando Gastón ingresó acelerado a la sala, había en sus ojos un nuevo brillo, como un nuevo sol. Justo cuando estaba por llover a dudas por su ausencia, él cesó mi interrogatorio. Un instante lo sentí lejos, y ya quería abrazarlo como si no hubiese visto hace un año. Gastón vino junto a mí, y leyendo mi mente, me abrigó en un abrazó.

- Nina, el doctor ya te dio el alta.- anunció mi papá.

- Richard, tenemos trabajo.- dijo Mora guiñándome un ojo.

- ¿Trabajo?- inquirió mi papá extrañado.

- Sí, Ricardo, ¿no te acordas? Nosotras te explicamos afuera.- dijo mi mamá llevándose a la pareja lejos de mi vista. - Nina, llámame cuando vengas a casa.- agregó.

- Sí, mamá.- asentí.

- Fresita, nosotros también nos vamos ¿no?- dijo Luna volteándose a Matteo.

- De todos modos me voy a enterar...- rio él. - Ciao, enamorados.- se despidió yéndose con Luna.

- Gracias por todo, Gastón. Perdón por olvidarte.- le dije recordando mi fantasía al volver a verlo.

- Tranquila, no es tu culpa.- me sonrió, pero me debía demostrar si es cierto su amor, si no fue todo de una gran fantasía mía que me estoy creyendo.

- Entonces ¿me amas?- consulté. - Solo quiero saberlo.- de pronto, recordé parte de lo parecía haber sido un sueño.

Estaba recostada en la oscuridad, hasta que escucho una voz que fue como la luz alumbrándome en mis tinieblas y estaba él diciendo.

- Nina, no sé si me puedes escuchar pero... te quiero dar las gracias, por todo. Me cambiaste la vida dándole un giro de trecientos sesenta grados. Nunca creí que llegaría a tu corazón, pero por tu voluntad, me permitiste alcanzarlo dos veces. Nunca creí que Matteo acabaría siendo mi mejor amigo, que revelaría cantando que soy Roller Track. Lo único que siempre supe es que te amo y eso nunca cambió.- declaró posando un beso en mi frente rozando mi pecho con sus manos. Sin duda estaba perdida en el mundo loco e irreal de los sueños. Pero se sintió tan real como cada vez que me salvó de una caída sobre patín.

- Llevas mi alma en tu corazón.- respondió él. - Me cambiaste la vida...

- ¿...dándole un giro de trecientos sesenta grado?- completé.

- ¿Me escuchaste?- ¿entonces no fue un sueño?

- Eso parece.

- Perdón si sentiste que no cuidé de vos...

- Sé que no fue así.- sonreí.- ¿Me queres ayudar a vestirme?

- ¿Qué?

- Sí, bueno, es que no sé por qué, pero hace tiempo espero que lo hagas. Solo me desatarme el ambo de atrás. Muchos chicos estarían fascinados con estar en tu posición. - presumí divertida mientras él se ponía rojo.

- Nina, es que...- decía él cuando lo interrumpí posando un beso en sus labios.

- Confío en vos.- declaré volteándome para que me desate el ambo. - Quisiera saber, si mi chico especial tiene planes para esta noche.

- ¿Q-qué?- tartamudeó nervioso.

- Que sos muy especial para mí.- dije girándome a él para abrazarlo aunque en realidad me llamaban la atención sus labios.

- Y para mí también.- sonrió él.

- Entonces, está decidido, esta noche voy a tu casa, amor.

- Hace tanto que no te oígo llamarme así.

- Perdóname por todo.- me disculpé.

- Nina, insisto, no fue tu culpa.

- Lo único que no fue mi culpa fue perder la memoria, pero sí fue mi culpa darte tanto trabajo, complicarte la reconquista con mis idas y vueltas y total ceguera. Tendría que haberme dado cuenta antes que intentabas decirme que eras Roller Track. Por mi culpa, ahora ya no tenes tu identidad secreta...

- Descuida, Nina, me hiciste un favor, tarde o temprano, ese secreto iba a salir a la luz. Lo importante es que ahora estamos juntos.

- Y mejor que nunca.- asentí cuando él me abrazó de la cintura. - Por cierto, ¿cuándo va a ser la próxima vez que te vea sin remera?

- ¡Nina!- exclamó él sonrojado.

- Sos tan lindo.- admiré cuando él se dio vuelta. Claro, ya había acabado de desatarme el ambo. - ¿Sabes dónde está mi ropa?- consulté buscándola.

- Creo que por allá.- respondió señalándola con una mano mientras con la otra se cubría los ojos.

-Gracias.- dije acabando de vestirme. Me giró a él, y noto que seguía cubriéndose sus ojos tan musicales que posee. Lo besé de nuevo, recordando el beso que me dio cuando era yo la que tenía los ojos cubiertos.

- Nina... ¿ya terminaste de cambiarte?- consultó sin abrir los ojos, guié sus manos hacia mi blusa, y permití que él mismo se responda su pregunta.

- ¿Vamos a desayunar?- lo invité.

- Me encantaría.- sonrió abriendo sus ojos.

- Muy bien, conozco un lugar bastante cerca de acá donde hay cosas muy ricas.- dije tomando su mano mientras nos retirábamos hacía una cafetería con temática de los 80.

- Hace mucho que no vengo acá.- sonrió él. - ¿Viste que está inspirado en Volver Al Futuro?

- Sí, mis papás solían traerme acá de chica.- dije melancólica al recordar a mis papás ahora.

- ¿Me queres contar? Si no queres no pasa nada...

- No , digo no tengo problema en contarte, sé que en vos puedo confiar. - declaré. - Mis papás parecían estar muy enamorados cuando mi papá engañó a mamá con Mora. Desde ese día me prometí no enamorarme, pero llegaste vos y cambiaste por completo mi visión del amor.- dije cuando él tomaba mis manos sobre la mesa.

- ¿Qué van a pedir?

- Una porción de chocotorta y un milkshake de chocolate por favor.- dijimos los dos al unísono.

- De acuerdo.- asintió el mozo yéndose.

Narra Luna.

Matteo me llevó con su chofer hacia un área de paintball, estuvimos un buen rato huyendo del otro o esquivando disparos. De pronto, aparea otro chavo y me apunta para dispararme pero el chico fresa fue más rápido y lo "derribó" antes de dispararme, aproveché de su distracción por salvarme y le disparé.

- ¡Creí que me amabas!- dramatizó Matteo.

- Tienes razón.- asentí disparando de nuevo dibujando un corazón con la pintura sobre el chaleco que nos daba el lugar para no ensuciar nuestras prendas.

- Chica delivery...

- Descuida, chico fresa, nunca me olvidaré de ti.- dije siguiendo su drama con un beso.

Cambios de Roles | Gastina (Completada)Onde histórias criam vida. Descubra agora