Prototypa II -Versus-

Capítulo paralelo 3-2: "Un trágico pasado"

—Pfs... Mac...

—Oye Mac...

— ¡Vamos despierta!

— ¿Qué sucede?

— ¿Cómo te sientes?

—Bien— << bostezo>>

—Que bien. Hoy nos toca conseguir algo para comer— ¡Vamos no te duermas! Debemos aprovechar la hora

—Ok

Me estaba levantando, estiro mis brazos, ufs... sentía el hedor de mi aliento por la mañana, debía cepillarme pero en esta situación es tan solo un lujo y no una norma. Era de madrugada, apenas el cielo se estaba tornando de un azul profundo, algunos estaban durmiendo menos Teo y el frágil Josías, salimos al exterior alejándonos de la parte inferior del puente. Estaba intrigado de lo que íbamos hacer para conseguir dinero o comida, Robert no decía nada tan solo observada en diferentes direcciones — ¿A dónde vamos?— pregunté —Ya lo sabrás— responde.

Nos acercamos a una panadería — ¿Acaso tenían pensado entrar?— pero desgraciadamente no era eso lo que estaba pensando, doblaron su dirección y se acercaron a las enormes bolsas negras de basura— ¡¿Están bromeando?!— suspiré asqueado. Comenzaron a romper las bolsas y a meter sus manos sobre las olorosas y apestosas cosas que tenían adentro, lo hacían de una manera tan fácil y natural que ya no les causaba repulsión ingerir lo que había en su interior, pero para a mí con solo de verlo me daba gana de vomitar.

Aquella escena era muy lamentable, parecían ratas comiendo de la basura, comencé a ver las cucarachas escapándose de las bolsas y me puse verde de la impresión, para nada iba a meter mis manos sobre esos desperdicios. Enseguida Teo saca una caja y de una la abrió, mastica hasta el cartón, estaba lamiendo el resto de una torta impregnada sobre esa caja. Josías se tapaba la boca cada vez que tocia y volvía a comer de lo que sea que estaba engullendo mientras que Robert tan solo se limitaba a guardar las mejores piezas para su esposa.

—Oye Mac ¿No vas a comer?— dice Teo mientras mordía un hueso de pollo — ¡No! No tengo hambre, gracias —Tú te lo pierdes— parlotea perdiéndome interés como si estuviera comiendo el mejor banquete.

Tenía frio, ya el verano se estaba disipando y comenzaba a venir la brisa del invierno—Bien, sigamos. Por favor ordenen todo lo que dejaron antes de irnos— ordena Robert mientras se ponía su mochila, lo dos chicos entre fruncieron el cejo de una manera fastidiada.

Seguimos adelante, haciendo lo mismo una y otra vez pero en modo de recolección, ya me estaba acostumbrando a la idea de tocarla y sentir el chillante aroma, empecé a perderle repulsión. Ya es de mañana y naturalmente todos los camiones del aseo salían a la intemperie a recoger las bolsas, para nosotros fue más que suficiente la jornada de hoy, teníamos los bolsos llenos de basura. Sonará gracioso pero para estas personas la basura era sus ítems de vida.

Llegamos al refugio, el pequeño Victor nos alcanza emocionado como si estuviera esperando un regalo de cumpleaños — ¡Que trajeron, que trajeron, que trajeron!— exclamaba brincando —Cálmate hijo ya llegara tu ración — advierte Robert — ¿A dónde fueron?— inquiere Darwin con cierto interés —Ya sabes. La rutina de todas las mañanas — expresa el líder del grupo —Espero que no hayas ido al abasto del viejo Crisoto, ese avaro es tan tacaño que hasta la basura viene seca como si lamiera las envolturas antes de desecharla. No te extrañes si un día de esto le eche veneno de ratas— No te preocupes. Hoy fuimos a un lugar diferente— Eso espero Robert. Eso espero— señala el viejo insatisfecho.

Mientras comían me quedaba sentado sin hacer nada — ¿En dónde estarán Cristian y Rebeca? ¿Me estarán buscando?— Bien, en donde estén es mejor que anden sin mí— pensaba. Se acerca Robert y se sienta a mi lado— Toma— me entrega una caja manchada entreabierta—No quiero, gracias— respondí sin mucho ánimo de hablar ni de comer—Sé que no estas comiendo caviar o un platillo de cinco estrellas pero es mejor esto que estar con el estómago vacío ¡Eso tenlo por seguro!— no quise discutir y asentí cogiendo de la caja.