Capítulo 48: "Recuperando la identidad"

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 —Ven Mac. Vamos a jugar al avión

Sentía que me estaban cargando, una mano fuerte y firme, veía el interior de una casa a través de las alturas pues me sostenía por los pelos de un alegro joven que extendía de extremo a extremo sus brazos como si fueran sus alas, corría alrededor de una sala que me era muy familiar pero ¿De dónde la habré visto?

Aquel se detiene agitado y colorado, sujeta de mi cintura bajándome al suelo—Ahaaass... ahaaa... y ¿Qué tal?— inquiere con la lengua afuera pero su mirada mantenía su emoción, asiento con seriedad pues no me acuerdo de como llegué acá y ¿Quién era él?... No lo sé, pero sea quien fuera, sin ninguna explicación me hacia sentir seguro.

— ¿Por qué me miras así? ¿No te gustó?— inquiere con una expresión desanimada. Asiento repetidas veces para no hacerle sentir mal ¡Que extraño! — ¿Quieres volar otra vez?— pregunta agachándose con una rodilla en el suelo acompañado de su sonrisa cálida, subo mis hombros como si no me importara del todo, no sabía cómo responderle, andaba confundido.

—Vaya— suspira en aliento— veo que ya estamos grande para los aviones ¿Verdad?

Asiento con lentitud sin quitarles los ojos de encima

— ¿Tienes hambre?— dice acariciando mi cabeza con ternura

Su cálido tacto me da una sensación de triste nostalgia, me quedé perdido en aquella extraña emoción que provenía de mi corazón, no quería llorar, no tiene sentido pero una parte de mi me lo suplicaba con anhelo, niego sin verlo a los ojos pero como no era de extrañar, mi estómago me llevaba la contraria, ruge lo suficiente como para cantar en su oído, el rubor se me levantó en alto ante aquella respuesta de mi cuerpo.

—Pues alguien me dice que si— se pone de pie —Hazme un favor mi pequeño adulto ¿Puedes acomodar la mesa?— inquiere con una voz suave. Extiendo mi vista hasta divisar la mesa y asiento sin ni siquiera ordenarlo como si mi cuerpo lo hiciera por cuenta propia sin consultarme —Ese es mi chico— dice acariciando mi cabeza y luego se aleja en dirección a la cocina.

Cuando camino a la mesa veo que es un tanto alta al igual que las sillas ¿Acaso me habré encogido? Giro a la derecho y logro ver un espejo que reflejaba a un niño, un pequeño muy parecido al que andaba persiguiendo, intento hablar con él esperando por fin saber la verdad pero me di cuenta que era... ¿Yo? ¡No lo entiendo! ¡No puede ser! ¿Acaso ese niño era yo?

— ¿Cómo pasó? ¿Cómo me convertí en un niño?— inquiría rosando cada parte de mi rostro, procurando que son las pertenecientes al reflejo delante mí. Detrás de mí reflejo veo a esa mujer de piel clara y cabello largo violeta, estaba hablando con el joven, doy la vuelta, me acerco con discreción posando mis dos manos por detrás del marco, escondiendo parte de mi rostro, notaba que aquella pareja joven se amaban mucho, era algo que estremeció mi corazón, de alguna extraña manera quería abrazarlos y llorar sobres los hombros de esa mujer como si regresara de un lugar perdido añorando llegar a casa.

Mis ojos descargaron unas cuantas lágrimas frías, no lo aguantaba más, de un impulso como si mis emociones me dominaran, fui tras ellos y los abrace con toda la fuerza de mi ser, llorando en la prenda de esa mujer — ¿Qué sucede hijo?— inquiría desconcertada.

Lo que dije fue algo que nunca pensé, era como si en lo más profundo de mi mente quería descargar aquellas retenidas palabras —Los extraño, LOS EXTRAÑO— lloré—Por favor no me abandonen. Los necesito, ¡los amo mucho!—aqueje en lágrimas intensas, por primera vez en la vida no me sentía solo, me sentía seguro y resguardado pero sobretodo completo como si recuperara una parte de mí que perdí hace muchos años —Nunca te dejaremos solo— dijo aquel joven besando mi cabeza —Siempre te acompañaremos en tu corazón, siempre— luego aquella mujer se agacha diciendo —No estás solo, siempre estaremos contigo, solo necesitas escuchar sus latidos, siempre— dice.

Prototypa II -Versus-Where stories live. Discover now