Capítulo 50: "Nos vemos de nuevo"

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Eran las 11:45 de la noche a quince minutos de la media noche, el cielo estaba uniforme y solo algunas estrellas lograban percibirse entre las espesas nubes negras que se cerraban en forma de garras, la luz de la luna era incandescente como los faros de un semáforo rodeado de pura oscuridad, la única luz que se escapaba del abrasador manto sombrío. El viento frío, estremecía en tono escalofriantes las ramas finas con un silbido fantasmal en la brisa, algunas hojas se desprendían y descendían al fondo bañado en profunda oscuridad como si fuera el agujero de un insondable abismo boscoso.

No se escuchaba ningún animal, ni siquiera el sonido de algún movimiento errático, ni el canto de un simple grillo, es como si en las noches se escondieran de algo desconocido. Aquel lugar es un misterio en leyendas y anécdotas aterradoras, se dicen que en lo más profundo y desconocidos rincones como valles son el paso del fantasma de una errante bruja que hace siglos atrás secuestraba niños para crear una pócima de juventud, vivía en el bosque lejos del pueblo más cercano para no tener que lidiar con vecinos curiosos y pasajeros imprudentes, los animales son los únicos que saben guardar un secreto, lástima que su secreto no pudo ser guardado ni por la más diminuta hormiga que se le cruzara.

Al final la descubrieron y fue incinerada en una hoguera, típica ejecución del martirio de las brujas de aquella época pero terriblemente eso no bastó, se dice que se transformó en un espantoso cuervo y voló lejos, desapareciendo todo rastro de ella como el humo de una vela. Algunos lugareños dicen a verla visto en los lados más lejanos del bosque entre el pasar de los árboles como una sombra fugitiva en plena luz de luna. Es por eso que muchos se abstienen de andar por allí a pesar de que sea el atajo más tentador, si te adentras en lo más profundo encontraras una casa abandona, no es difícil encontrarla, solo tienes que perderte para hallarla. Pertenecía a un hombre que según confiesa, mató a una cierta cantidad de menores porque había una extraña mujer que le visitaba en las noches, dominando su mente como si fuera una marioneta y si quería ser liberado debía cumplir esa petición.

En fin, estos bosques esconden secretos abismantes que hasta el día actual son desconocidos, sus pobladores cercanos ni se atreven a descifrar esos secretos. Ahora, Cristian y Ernesto serán victimas del infortunio que el bosque les ofrece. El inmutable verdugo camina a pasos relajados como si fuera una simple labor de oficina, al parecer no es la primera vez que hace algo como esto, Ernesto estaba que se meaba los pantalones, lloriqueaba a moco suelto bajando la cabeza, rezando en titubeo alguna plegaria o tal vez pedía clemencia, no se le entendía lo que susurraba. Cristian ni reaccionaba, solo el pulso le temblaba al igual que sus labios pero ninguna gota de lágrima descendía de sus ojos.

El pálido sujeto de traje negro y rostro tieso pero sombrío por fin declara una pequeña sonrisa pasajera, al parecer lo estaba disfrutando, extiende la pistola y Ernesto cae rostro al suelo diciendo —Por favor, por favor, te lo suplico, por favor... piedad... PIEDAD— vuelve a llorar.

—Ernesto por favor levántate y muere como hombre— queja Cristian con una voz un tanto quebrada pero manteniendo firmeza.

Ernesto sigue llorando sin dar respuesta

—Al parecer quiere morir mordiendo la tierra antes de ser enterrado— expone el verdugo un tanto amistoso

Cristian no da respuesta, manteniendo un gesto odioso 

—Lo matare primero para que no siga sufriendo el miserable— le señala con el cañón y Ernesto grita en lágrimas —NOO, PORFAVOR NOOO... Mjs... mjs...

Cuando dispara un extraño grupo de cuervos negros despegan en vuelo hacia el cielo, asustados, siguiendo la luz de la luna pero inesperadamente suenan dos detonaciones al mismo tiempo y un fuerte chasquido metálico, Ernesto estaba tirado en el suelo pero ileso, se ve las dos manos y revisa su rostro sin poder creerlo — ¿Estoy muerto?— musita entre dientes y cuando sube el rostro ve que Cristian carga consigo una oculta pistola y las dos balas que arrojaron estaban en el suelo aporreadas unas con la otra como si se fusionaran y a la vez rebotaran, increíblemente Cristian atinó con precisión exacta la dirección de la bala y la detuvo con otra como si fuera un escudo.

Prototypa II -Versus-Where stories live. Discover now