Capítulo 54: "Una Propuesta"

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 Anastasia Howard de Trohn, una mujer de belleza deslumbrante, su rostro curvo y bien detallado era lo más celeste que puede brindarle Dios a una mujer, era tan divina que a veces las sirvientas pensaba que era una especie de ángel pues su rostro daba la impresión de irradiar luz. Siempre estaba perfumada, su aroma favorito era el jazmín, tanto lo disfrutaba que los jardineros arrebataron el jardín entero en honor a ella, siempre gustaba vestir de blanco, amarillo y rojo, su cabello dorado y curvo estaba tan bien arreglado que daba la impresión de que florecía un ramo de flores sobre ella, en pocas palabras era una mujer que no pasaba desapercibida y mucho menos de olvidar aunque la vieras una vez en toda tu vida.

Aquella mujer era muy gentil, de cortesía sin igual, las sirvientas se sentía resguardada cuando la tenían cerca pues era muy compresiva. Todos los domingos visitaba a su hijo, le traía dulces a escondida de la orden, el chocolate con trozos de mentas en su interior era su favorito, el pequeño Bersatán disfrutaba de su compañía, siempre le complacía con una melodía de piano "Moonlit Night" era el tema que más disfrutaba, le encantaba ver la mirada llena de brillo cariñoso cuando escuchaba aquella melancólica melodía.

Bersatán amaba a su madre, la única que le hacía sentir querido y especial por un día pues su padre nunca le visitaba, solo dos veces en su vida vio su rostro, el día en que nació y el día de su bautizo como miembro de la secta. Pero el inocente chico no se lo reprochaba pues su madre procuraba resolver sus inquietudes y generarle admiración —Tú padre es un hombre muy importante y no puede venir a visitarte pero siempre piensa en ti y te ama mucho— le recitaba una y otra vez aquellas oraciones como si de un rezo se tratara, cada vez que le preguntaba que era casi siempre, sabiendo ella que le estaba mintiendo pues "El Gran Varón" veía con indiferencia de padre a su hijo pues solo esperaba a que se convirtiera en lo que nació para ser y no quería perder su tiempo en afectos y juegos.

Bersatán estaba cumpliendo los once, era casi un preadolescente, lo suficientemente grande para conocer el mundo exterior, por permiso de la orden su madre logra salir a pasear con su hijo. Quería llevarlo a un parque conocido mundialmente y por fin vivir la infancia que le habían arrebatado, era el objetivo de su madre, entregarle la alegría a su retoño amor. El pequeño Bersatán veía con asombro los juegos que lograba alcanzar desde lo más lejos como a los niños que jugueteaban alrededor de él, aquellas emociones eran indescriptibles pues nunca lo había sentido pero inesperadamente se dio inicio a lo que marcó la vida de ese pobre chico.

La limosina que los transportaba cambio de dirección, Anastasia se estaba inquietando y trata de comunicarse con el chofer pero este no da respuesta, Bersatán veía como las atracciones se hacían más pequeña conforme se alejaban, le preguntaba a su madre — ¿A dónde vamos?— y ella fingiendo una mirada tranquila le decía —Tranquilo cariño, vamos a tomar otro camino y pronto llegaremos— pero Bersatán era lo suficientemente inteligente para reconocer que su madre no se sentía bien, el tan solo se conforma en abrazarla como un apoyo de hijo hacia su madre.

El sitio a donde iba era completamente feo como miserable, una urbanización dañada y descuidada, hundida de basura, con borrachos y drogadictos más las miradas de algunas personas con actitudes deplorables por cada rincón. Por fin llegan a su destino, era una bodega abandonada, Anastasia se aferra a su hijo con intención de protegerlo, el chofer les abre las puertas, al parecer era otra persona. Anastasia se mantenía tranquila, siendo llevada por dos hombres de aspecto inquietante. Les dice —No cargo mucho dinero pero les puedo dar el anillo de diamante y mi collar de oro puro que me regalo mí esposo. Aparte él estará dispuesto a pagar lo que ustedes pidan.

De la oscuridad sale un sujeto de aspecto horroroso peor que los dos sujetos anteriores, era muy desagradable típico de un secuestrador, agarra su hermoso cabello dorado bañado en jazmín y comienza olerlo con excitación como si deseara asfixiase en su aroma, extiende sus ásperas y cochinas manos tocando su delicada mejilla colorada hasta acariciar sus curvos labios y finaliza tocando la raya de sus dos pechos, se queda embelesado observándola como si la desnudara con la mirada, deseando desenvolver lo que desataría su deseo.

Prototypa II -Versus-Where stories live. Discover now