Capítulo 57: "Engaños y Trampas"

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—Vamos ¡MUEBETE!— ordena un guardia que empujaba a Cristian de forma impaciente. Es llevado a un lugar húmedo, cerrado, con aroma a encierro y de baja luz, perfecto para encarcelar a alguien. Por fin llega a su improvisada celda y lo arrojan con brusquedad, cierran la puerta y el pobre muchacho se hallaba tirado en un frío charco de contenido desconocido, no olía muy bien —¡QUE ASCO!— exclama alejándose de un salto lejos y se limpia las manos en las ásperas paredes —¿En dónde estoy?— piensa observando sus alrededores, como era obvio no podía ver los detalles que mostraba una visión corriente pero no lo necesitaba pues el lugar en donde estaba era lo suficientemente oscuro para no verte los dedos, solo un destello de luz se penetraba en un pequeño agujero de arriba pero no era suficiente.

La intensa oscuridad no lo detenía, descubre que estaba en un sótano de algún edificio, percibe que es muy alto pero no hay ningún alma. Cada cuarto se hallaba desordenado como otros vacíos, comienza a deducir que el edificio donde lo tienen apresado está abandonado pero ¿Por qué lo llevaron a un lugar como este? Curioso decide usar su otro privilegiado sentido, el oído, lo agudiza como si fuera una antena radial de frecuencias remotas. Algo le decía que el plan de Nima no es el único que cuenta, había otra cosa y quiere conseguir la respuesta.

Su binocular vista que traspasa las paredes advierte que no es el único edificio, al frente había otra con una enorme antena de radio en el techo, al parecer este lugar eran para alojar estaciones de radios como también de turismo. Enseguida distingue la llegada de varios vehículos lujosos parecidos a los que vio en la mansión pero estos conservaban el mismo diseño, Mecedes Benz o tal vez Audi. Venían para acá pero ¿Acaso vendrían personas con muchísimo dinero a presenciar el encuentro de Nima con su madre? Para Cristian aquella idea era incongruente pero posible.

Afuera, andaba Bersatán ansioso por la llegada de casi todos los miembros de la Orden y no estaba solo, a su lado le acompañaba Nima emocionada por él. Mientras los vehículos eran guiados a sus puestos, el elegante joven acude a ella con la mirada—Nima— sin vacilar le ve sus brillantes ojos — ¿Y tu madre?— inquiere con una voz más pasiva, al parecer andaba nervioso —Pronto maestro— dice con toda confianza como si tuviera fe de que si vendrá. Enseguida, de forma inesperada Bersatán le agarra la mano, toca su mejilla y dice —Estamos a punto de cumplir nuestro sueño, juntos— le besa la mejilla— ¿Me prometes que no me vas a fallar?—le acaricia con el calor de su índice la frente.

Nima se sonroja, jamás esperó un gesto como ese y con una mirada pérdida ante su encanto, afirma —le prometo que no le fallaré— Bersatán estira sus comisuras, su mirada seria y ceñuda desaparece por un instante, es más sensible y confiable, parecía otra persona. Enseguida, algo increíble pasó, algo que nunca se lo esperó, el joven se acerca hacia ella un poco más y besa de forma lenta sus labios como si de verdad la amara, el primer beso que sintió y era algo muy maravilloso, de verdad sentía algo por él, cuando Bersatán concluye, soba su mejilla con sumo cariño y dice —Confió en ti

La malévola chica estaba que se derretía por dentro, no parecía ella misma sino una adolescente embelesada y con una mirada afectuosa asiente —Si mi amor, digo mi señor— Bersatán con una sonrisa de príncipe se despide para atender a sus invitados. Cristian seguía la llegada de todos los miembros al otro edificio, agudiza más su sentido del oído, sus habilidades le daban una ventaja en el espionaje, era como una especie de satélite pero más efectivo, nada pasaba por alto.

Bersatán inicia una conversación con el delegado actual de la mesa de la Orden —Distinguido lugar para iniciar un sueño, no me imaginé venir a un edificio abandonado— suelta con un tono odioso aquel añoso hombre de bigote prominente

Prototypa II -Versus-Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora