Capítulo 32: "Capturados"

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—Vaya, pero miren a quien tenemos por aquí— sonríe Bartolomé saliendo del rincón oscuro— Dile a tus gorilas que me suelten— pide Cristian de forma severa mientras forcejeaba con uno —Claro Don Juan, será una orden— chasquea los dedos, enseguida viene otro y le golpea en toda la boca del estómago, él se retuerce echándose al suelo — ¿Cómodo?— inquiere con una expresión burlona, palmeándole la espalda — ¡Mal nacido!— ruge Cristian soportando el dolor con el ahogo— Temo que por andar escuchando cosas que no debes, hayas complicado la situación. A veces la curiosidad suele generar muchos problemas— Dice mientras caminaba a su alrededor, Cristian se queda callado.

—Bien, espero que no vayas a volver a meter la pata ¿Si?— Cristian niega mientras recuperaba el aire. Bartolomé vuelve a chasquear sus yemas y le atacan con una patada en su costado derecho, empujándolo a la pared —Cooperarás ¿Sí o no?— Cristian se cubra el pecho y la barriga soportando y le escupe el zapato— Levántenlo— lo suben agarrándolo por el pecho y el cuello, ahogándolo — ¡Enserio eres terco! Muy terco, ya entiendo porque Rebeca no te soporta. Te voy a preguntar por tercera y última vez ¿Vas a cooperar? ¿SI O NO?— Cristian pálido sin respirar, niega por tercera vez inhalando sin poder absorber nada—Vaya es una lástima— gira la cabeza con un gesto sarcástico —Pero...— se acerca— sabes una cosa, igual vas a cooperar aunque no lo quieras— le susurra en el oído— Suéltenlo— cae al suelo inhalando todo el oxígeno que puede absorber.

Bartolomé ve a unos cuantos centímetros una rosa roja en el suelo —Vaya galán, se nota que no pierdes el tiempo— sonríe mientras recoge la flor —No te preocupes Don Juan, le entregaré esta rosa por ti— le señala con la planta —Miserable, ella no caerá en tu trampa, no lo voy a permitir— amenaza Cristian jadeando — ¡Tal vez! Pero por tu propio bien y el de ella no lo vas hacer— dice mientras olía la rosa —Ya llévenselo— ordena con una mirada fastidiada — ¿A dónde lo vamos a llevar?— inquiere uno de sus subordinados— Mmm... al sótano, amárrenlo, mañana nos encargaremos de él— los dos sujetos afirman y lo arrastran a otra dirección.

Han pasado varias horas y Rebeca espera impaciente la llegada de Cristian— ¿Por qué tarda tanto?— inquiere nerviosa mientras caminaba sin ningún rumbo — ¿Qué estás haciendo?— pregunta Bartolomé un tanto adormilado saliendo de una habitación— ¿Sabes qué hora es?— alega la chica un tanto tensa —Si, es hora de que te vayas a dormir, si quieres te aparto un lado de mi cama— Señala el joven con una sonrisa adormilada — ¡YA DEJATE DE JUEGOS! No es eso a lo que me refería, sabes que él no ha regresado— dice volteando a ver la puerta —Pequeña, ya olvídalo, es un patán, a lo mejor se fue y nos quiso abandonar — Eso no es cierto, él no es así. Algo malo le debió a ver pasado— profesa a unos cuantos pasos para decidirse a salir — ¿Y eso qué? No es tu problema, si salió y le paso algo fue por su culpa, a él nadie le mandó a salir— ¡Basta! No quiero discutir más. Iré a buscarlo— decidida marcha a la puerta.

— ¡Está cerrada!— gira la perilla tres veces —Si, lo sé— afirma el chico con una voz fastidiada —Dame la llave— extiende su palma — ¿Para qué? Para buscarlo. ¿Te volviste loca? A esta hora las calles están solas y hay delincuentes— Por eso mismo. Tengo que buscarlo, ahora por favor dame la llave— insiste con fiereza —Pues yo no voy a permitirte salir sin...— ¡Mira!, yo no soy nada tuyo para que me estés diciendo lo que debo...— Calma, calma, pequeña que tus venas se te saldrán de la frente. Estoy tratando de decirte que no voy a permitir a que salgas sola. Iré contigo— sonríe.

Afuera en la fría, sola y penumbrosa calle, estaban los dos buscando en cada callejón, esquina, local y plazas pero nada —Ya pequeña si no está en la estación del metro durmiendo con algún vagabundo, significa que se fue de esta localidad— declara abrumado pues sabe en donde está —Es tan extraño. No lo entiendo ¿Por qué se fue?— inquiere Rebeca muy angustiada — ¿Por qué te preocupa tanto? Si no lo soportas. Más bien deberías sentirte aliviada por no verlo más— dice el chico un tanto alterado — ¡Eso no es cierto! Tiende a ser insoportable a veces pero el, es...— lo último lo dijo en voz baja un tanto sonrojada —Es ¿Qué?— Nada. No es tu problema— se aparta la chica sin verle la cara.

Prototypa II -Versus-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora