Capítulo 4

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-¿Qué haces aquí?- preguntó estudiándola de pies a cabeza. Ella también estaba muy cambiada. Con el cuerpo mejor formado que antes y otro color de pelo. Además maquillada y con un vestido formal. Estaba distinta pero hermosa.

-Yo...-.

¿Pero por qué tenía que darle respuestas? ¡Tenía que salir de ahí corriendo! Tiempo había pasado desde que había pensado en encontrarlo y ahora que lo tenía frente a ella no podía quedarse. En su interior solo se había creado un profundo rencor hacia el. O eso era lo que ella quería pensar.

Rápidamente tomó su bolso del suelo y cerró la puerta con fuerza. En ese preciso instante la puerta del baño se había abierto y un hombre estaba saliendo, Dulce lo asoció con el prometido de Ana. Tenía que entrar. Estaba demasiado alterada para estar con otra gente. Fue corriendo hacia el baño, hasta empujó al hombre y cerró con pestillo.

Se miró al espejo mientras lágrimas de desesperación empezaban a salir por su cara ¿Por qué estaba ahí? Era como si se estuvieran burlando de ella. Justo cuando su carrera profesional estaba marchando para arriba, venían a recordarle del pasado.

Escuchó unos golges en la puerta y se tensó.

-Hola disculpa ¿Estás bien?- preguntó una voz desde afuera. Era de hombre pero no era Lucas por lo que estaba más relajada.

Dulce tragó el nudo que se le había formado en su garganta.

-Si, estoy bien. Es solo que... eh tengo vejiga hiperactiva- argumentó rápidamente.

Se escuchó una risa del otro lado -Bueno, es que te vi entrar muy rápido al baño y me dio un poco de susto. Pensé que te había pasado algo-.

-Si, tranquilo. Lo siento por empujarte- dijo mientras retenía sus lágrimas.

-No te preocupes. Estaré en la fiesta por si necesitas algo-.

-Gracias-.

Escuchó como unos pasos se alejaban y empezó a llorar nuevamente.

Ana y Christopher eran la pareja perfecta. El se había portado muy amable en preguntarle cómo estaba nisiquiera sabiendo quién era.

Dulce se miró al espejo y se preguntó ¿Qué estaría haciendo Lucas acá? Algo que le había encantado acerca de La Comunidad era que nunca te preguntaban de donde venias porque se suponía que uno nacía de nuevo cuando llegabas.

Pero cuando Lucas desapareció odio todo eso pues no tenía ni idea de cuál era su paradero. Quizás se había casado con una de alta sociedad o era familiar de una de estas personas. Trató con todas sus fuerzas en pensar en algo que le había dicho mientras estaban juntos relacionado con su pasado. No, nada. Ella no hablaba del suyo y el no hablaba tampoco.

Pero no importaba. Tenía que irse de la fiesta lo antes posible. No podía encontrarse con el nuevamente, era demasiado. Pues su corazón latió de la misma manera que lo hacía hace años.

Hizo sus cosas en el baño, se arregló el maquillaje y luego abrió un poco la puerta al ver si Lucas se encontraba por ahí. Como el pasillo estaba desierto salió disparada a buscar a Anahí.

Su amiga seguía al lado de los canapes conversando con unas mujeres mayores. Dulce se acercó a ellas.

-¡Amiga! Acá estabas -dijo con una sonrisa- Ana nos acaba de presentar a Christopher pero no sé adónde se fueron -miró a los lados buscándolo.

-No te preocupes, ya lo conocí- dijo jurando que era el hombre del baño.

-Bueno como sea. Esta es la madre de Ana, María y esta es la tía de Christopher, Ursula. Ella es Dulce con la cual maquillaremos y peinaremos a Ana-.

Dulce trató de sonreír aunque le salió algo más parecido a una mueca. Ursula la miró con una cara de asombro, casi como si hubiera visto un muerto y María como su hija, con una mirada llena de amor. Pero Dulce no vio ninguna de las dos caras, pues en su interior estaba concentrada en aguantarse las lágrimas.

-Hola mucho gusto-.

-Hola- respondió Maria. Mientras Alexandra seguía sorprendida.

-Lo siento por la presentación tan corta. Pero me tengo que ir. Me siento un poco mal y prefiero no estar de malas en la fiesta-.

Any abrió los ojos por la sorpresa. Hace unos minutos su amiga estaba de lo más bien.

-¿Estas segura?- preguntó Anahí.

-Si -tosió- Algo me cayó mal-.

-Pero el brindis por los novios va a ser en unos minutos en el salón. Quédate para eso por lo menos- la animó Maria.

¿Estar en el salón con todos los invitados en donde de seguro vería nuevamente a Lucas?

-¡No! Digo, no gracias. Es que tengo que ir a tomarme una pastilla en este preciso momento y la dejé en la casa-.

-¿Cuál pastilla?- preguntó Anahí confusa.

-La pastilla Any- dijo desesperada- Bueno si me disculpan me tengo que retirar-.

Y salió antes de que le hicieran más preguntas. Ni siquiera quería despedirse de Ana porque podía encontrarse con Lucas en el camino. Sintió como las lágrimas que se había aguantado empezaban a caer.

-¡Dulce!- sintió como la llamaban por atrás.

Rápidamente se limpió las lágrimas y miró a su amiga que la había llamado desde atrás.

Anahí al ver la cara demacrada de su amiga disminuyó su trote y cambio su cara a una de preocupación ¿Qué le había pasado?

-Amiga- la abrazó mientras la otra se deshacía en su hombro.

Estuvieron unos minutos así hasta que Dulce se separó de ella limpiándose la cara.

-¿Pero qué te pasó?- preguntó Any preocupada.

-Vi... vi a Lucas- susurró.

La rubia se tensó por la revelación -¿Qué te hizo? Lo voy a matar a ese imbécil. Dime cómo está vestido y te juro que se acordara de mi puño por siempre-.

-¡No Any! Por favor vayámonos a casa -le suplicó- No me hizo nada. Es solo que me lo encontré y salí corriendo. No me hizo nada es solo que...-.

-Todavía te afecta- la miró comprensivamente y ya más tranquila del ataque que le había dado.

-Si...- suspiró.

-Vayámonos a casa- la tomó del brazo.

Dulce asintió.

-Y compramos palomitas veganas, vemos una película y arreglamos el pequeño huerto orgánico que tenemos- dijo la rubia tratando de animarla.

Dulce rió un poco -Me parece-.

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