Tocar fondo

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-¿Estas seguro?- preguntó Dulce tomando la bolsita que le había dado Rodrigo.

-Si, Jim dijo que es de las buenas-.

-¿Jim?-.

-Si el gringo que vino de Miami, es algo nuevo de allá-.

-¿Pero sabes lo que es?-.

-¿Te lo vas a fumar o no? -preguntó con fastidio- Me costó un dineral y creo que la podría comprar alguien de aquí al doble, es tu regalo bebé- le dio un beso en la mejilla.

Dulce lo recibió con cierta repugnancia y miró alrededor. Estaban en una de esas discotecas donde si no ingerías algo la pasabas mal pues todos estaban flipados.

Miró la bolsita y una voz sonó en su cabeza "No lo hagas, es malo". Cerró los ojos con fuerza y la oprimió en su cabeza.

-¿Tienes pipa?- preguntó Dulce resignada.

Rodrigo busco algo en su bolsillo y sacó una especial, nunca había visto una igual.

-¿Y esto?-.

-Con esto no pierdes nada, veras que esta mierda es increíble-.

Hacia demasiado tiempo que ya no le importaba que era correcto o no. Ya ni quedaba vestigio de la vieja Dulce. Tomó la pipa.

-Gracias-.

-¿Te traigo un trago?- preguntó.

Dulce asintió con la cabeza y se sentó en el sillón de cuerina rojo desgastado.

Odiaba esos lugares, odiaba a la gente que la rodeaba, odiaba a su novio, odiaba a sus padres, odiaba su vida y se odiaba a si misma. Sabía que hacia mal las cosas pero ya le daba lo mismo. Había perdido el rumbo y ahora nisiquiera tenía un camino.

-Aquí tienes- la sacó Rodrigo de sus pensamientos dándole una copa larga con un líquido azul adentro.

-¿Qué es?-.

El no respondió y se sentó al lado suyo.

Dulce se lo tomó de una y luego puso la droga en el quemador. El le puso el encendedor y ella inhalo hasta que le dolieron los pulmones. Exhalo y ¡Boom! Se fue para atrás para caer en la inconsciencia e imaginación.

Colores, flores, movimientos fluidos, viento y sol.

Baile, sudor, lenguas, sexo y excitación.

Su padre, su madre, Any, Claudia y Blanca.

Exceso de velocidad, risas, camión, choque, muerte. Perdición.

Claudia, Claudia, Claudia...

Blanca, Blanca, Blanca...

Sintió como quería gritar pero los sonidos no salían de su garganta. Los recuerdos se hacían más nítidos y no podía pararlos.

Y a continuación todo negro. Todo negro. Y pensó que ese era su fin. 

Sintió una luz que punzaba sus ojos. Un pitido en sus oídos que no dejaba de molestarla. De repente abrió los ojos y vio un techo blanco.

Estaba muy incómoda. Quiso moverse un poco y sintió como algo que le apretaba la muñeca se lo impedía.

-Pero que...-.

De repente sintió como la puerta se abrió y entraron su padre, su madre y Any que tenía lágrimas en los ojos.

Al ver a su amiga despierta fue a abrazarla.

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