Decisión

636 69 20
                                    

Narrado por Christopher

No sabía que pensar. No sabía cómo actuar. No sabía que hacer.

Había tenido un presagio hace meses pero no le hice caso. Soñaba con mi madre y me despertaba en medio de la noche. Pero ayer, había soñado con mi padre. Y decidí que era tiempo de comunicarme con Alexandra.

Dos, tres, cuatro, cinco pitidos. Y lo que esperaba como la calculadora voz de mi madre fue reemplazado por la de mi tía Ursula.

-¿Aló?-.

-¿Tía Ursula?-.

Lanzó un grito ahogado -¿Christopher?-.

Sentí un escalofrío subir por mi columna. Yo no era Christopher, era Lucas. Hace años que no escuchaba mi verdadero nombre.

-Si...-.

-¡Mi niño! ¡Oh por Dios! ¡Estas vivo! Y todos pensábamos que te había atrapado hasta una zarza de narcotraficantes-.

Quise reír pero no me alegraba volver a hablar con ella así que fui al grano -¿Mi madre?-.

-¡Oh mi niño!- lloriqueó.

Me pellizqué el puente de la nariz. Era obvio que tenía más paciencia que antes.

-Tía..-.

-Tu madre... -hizo como se sorbo la nariz- Alexandra murió hace dos meses-.

Sentí como me quedaba quieto y mi corazón comenzaba a latir más rápido.

-¿Muerta?- pregunte atónito.

-Si fue horrible, la criada la encontró en la cama. Ella me llamó aterrada y yo hice lo que pude. No se que...-.

-¿Murió por sobredosis?- dije asombradamente frío.

-Si... si hubiera sabido-.

-Lo sabías tía. Todos lo sabían. Todos lo sabíamos. Pero ninguno de nosotros hizo nada-.

Sentí como la rabia subía por mi nuevamente al recordar todo. Mi tía me había pedido, no más bien me había rogado que volviera a tomar las riendas de la empresa. Pues los del puesto ejecutivo estaban haciéndola caer de todo el prestigio que había logrado Alexandra.

Le había dicho a mi tía que no iba a volver, pero luego de cortar la culpa me había embargado ¿Todo lo que mi madre había construido con esfuerzo y dedicación se iría por la borda? Alexandra no era buena madre, Dios, estaba seguro de que ni siquiera era humana, pero lo que siempre le admiré era su fuerza y concentración. Había hecho un éxito con sus propias manos, algo no menor. Ya había comenzado con una vale sólida pero la amplió tanto que llegó a ser una de las mejores del país, hasta de Latinoamérica.

Mi madre, Alexandra... había muerto. Pero solo sentía una pequeña melancolía en mi interior.

Sabía que mi tía me quería dentro de la directiva por el hecho de que quería volver a tener porcentajes de las ganancias, pero de todas formas sentí que lo correcto era regresar.

Dejarte AtrásWhere stories live. Discover now