-¿Te gusto?- preguntó Christopher al estacionar el auto.
-¿Qué cosa? ¿El viaje en auto?-.
-El almuerzo- le aclaro.
-Ah -le entró la risa floja. Es que se sentía como en un sueño y de repente se perdía en su felicidad- Si estuvo muy rico, gracias- le dio un beso en la mejilla y salió del auto.
-¿Qué te pasa?- preguntó Christopher cerrando la puerta.
-Es que estoy tan feliz que no me puedo concentrar- admitió advergonzada.
Christopher sonrió y le dio un beso.
-Yo tampoco-.
Subieron al ascensor tomados de la mano y cuando cerraron las puertas Christopher la aprisionó entre su cuerpo y la pared.
-Me haces sentir como si todavía fuéramos jóvenes- susurró contra sus labios.
Dulce rió -Somos jóvenes aún Christopher. Que ya ni te han salido canas y te estás aumentando en años-.
-Me refiero a las responsabilidades, yo con la empresa, tu con la peluquería... todo es más cerrado, con limitaciones-.
-Este es el mundo real Christopher-.
-Lo sé, pero no puedo evitar pensar que se me hace mucho más ameno contigo-.
Dulce lanzó una carcajada -Tus halagos me dejan pegajosa de tanta miel. Eres un cursi- dijo mordiéndose el labio y tocando los de el.
-Solo tú me pones así- y a continuación presionó sus labios sobre los de ella.
Ella inmediatamente lo tomó por su cuello y lo atrajó hacia si.
-Mmmm -murmuró en sus labios.
Ese sonido despertó lo más feroz de Christopher y la tomó por sus piernas para presionarla aún más en la pared.
-Si fuera por mi te follaria aquí mismo-.
Dulce trató de evitarlo, pero no pudo evitar la carcajada rompiendo todo el ambiente sexual que se había creado entre los dos.
El se separo un poco.
-¿Qué pasó?- preguntó confuso.
-Se que cuando dices eso deberías ponerme a mil, pero en realidad solo me da risa toda la situación, me siento como en una película porno- admitió poniendo su cara en su cuello.
Christopher la soltó y abrió la puerta para poder entrar al departamento.
Tiró las llaves en la mesa y se sentó en el sillón, prendió su televisión y cambió canales sin un propósito alguno.
Ella lo miró graciosa desde la entrada al departamento.
-¿Te enojaste?-.
El no le respondió.
-Christopher-.
Nada.
Ella avanzó hacia el y se sentó a su lado.
-Bebé-.
Ley del hielo.
Puso su mano en su estómago y comenzó a bajar lentamente, hasta posicionarse en su paquete.
-Christopher-.
Seguía sin responder.
Lo apretó por fuera.
Ella lo miró fijamente, las alas de su nariz se dilataron ¡Ja!
-¿Quieres?- preguntó coqueta.
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Dejarte Atrás
Teen FictionDulce estaba feliz ¡Por fin el trabajo con Anahí estaba dando frutos! Luego de dos años y medio de vuelta a la capital y dos años y medio trabajando y llenándose de deudas finalmente tenían una clienta que podía hacer que su pequeña peluquería fuera...