Capítulo 48

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-¡Por favor!- suplicó Dulce por centésima vez.

Christopher al principio había quedado sorprendido, pero simplemente ya no abría los ojos cada vez que Dulce decía una palabrota por lo mucho que le dolía. Era la primera vez que la veía tan histérica y fuera de control.

Estaban en la sala de espera para que hubiera una dilatación suficiente para sacar al bebé. Según la enfermera Dulce tenía 6cm de separación. Por lo que las contracciones eran cada tres minutos y su desesperación aumentaba cada vez más.

-¡Quiero que salga ya!- gritó mientras apretaba la mano de Christopher que ya estaba morada por tantos apretones que le había hecho.

Pero el no se quejaba. Solo le acariciaba la cabeza para peinarle el pelo y cada cierto tiempo le pasaba una toalla para secarle el sudor que se le formaba alrededor de la cabeza.

-Te juro que ya no soportó más-.

-Creo que eso lo hemos entendido todos en este hospital Dulce María- bromeó Chris tratando de relajarla.

-¡Es que te juro que lo odio!-.

-¿Qué cosa?- preguntó sorprendido.

-Este proceso ¿Por qué no simplemente me sacan al bebé de una?-.

-Porque te dolería mucho- habló racionalmente.

-¡No más que ahora!-.

Christopher se acercó más a su cara -Dulce, todo este dolor es momentáneo, luego vendrá nuestro hijo y créeme que todo será recompensado-.

Ella negó con la cabeza -¡No! ¡No! Se supone que quedan tres semanas. Esto no debería estar pasando, no estamos listos para su llegada aún nos falta armar la...-.

-Tenemos todo lo necesario. Puedo hacer una llamada y traerán el mudador de inmediato a mi casa, también les pediremos que armen la cuna y...-.

-Espera-.

-¿Qué?-.

-¿En tu casa?-.

-Si ¿Pues dónde más?-.

-En la mía pues si yo soy su madre- dijo comentando lo obvio.

-Y yo soy su padre-.

-Ya pero ¡Ah!- la conversación se detuvo por otra contracción de Dulce. Pasado el minuto retomó el habla -No puedes dejarme sin el bebé Christopher-.

-¡Llegó por quién lloraban! -interrumpió Anahí- Oh Dios mío -se quedó estupefacta al ver a su amiga- o mejor por quien sudaban ¡Te ves horrible!- bromeó.

-Gracias Any- sonrió falsamente Dulce.

La rubia se puso al otro lado de la cama. Frente al lado donde se encontraba Christopher.

-Te traje una maleta con todo lo que creí necesario -dijo levantando un bolso azul- ¡No puedo creer que vaya a ser tía! ¿Qué se siente estar a horas de ser madre?-.

-Siento que me están partiendo en dos- comentó sin entender el buen humor de su amiga en esta situación.

-Pero que negatividad por todos los dioses. Espantemos a las malas vibras- comentó Any haciendo como si espantara moscas del aire.

-¡Te dije que no jugaras con eso que me molesta!- gritó Dulce histérica.

-¡Lo siento! ¡Lo siento! Pero sabes cómo me pongo en estas situaciones-.

-No en realidad no lo sé ¿Y te digo por qué? ¡Porque nunca he estado embarazada!- explicó enojada.

-Ya ya tranquila que ahora si me callo. La neta nunca te había visto así-.

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