Capítulo 27

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Subió al ascensor con la frente en alto mientras las señoras se quedaron conversando con el conserje.

Se sintió inaceptada.

Abrió la puerta del departamento y dejó la comida en la mesa.

Christopher apareció de la cocina con dos copas de vino.

-¿Te pasa algo?- preguntó dejando las copas en la mesa.

Ella lo miró y se tocó las mejillas.

-No nada- y abrió las bolsas.

-¿Estás segura?- preguntó nuevamente tratando de mirar sus ojos.

-Si Christopher, es solo que... -suspiró- ha sido un largo día ¿No crees?-.

-¿Quieres dormir?-.

-No, todavía no, comamos y luego nos relajamos ¿Vale?-.

-Vale- sonrió.


-¿Mañana irás a trabajar?- preguntó Dulce metiendose un brócoli a la boca.

El asintió -Ya no me quiero ni imaginar las cosas que han pasado hoy en la empresa. Espero que no nos hayamos quedado en la quiebra- bromeó.

Dulce abrió los ojos -¿Es eso posible? Lo siento por traerte problemas-.

El rió -No, es una broma nena- le tomó la mano.

-Ah, que tonta- se sonrojó.

-No eres tonta -le besó la mano- Eres preciosa-.

-Siento que todo esto es muy extraño-.

-¿Lo de nosotros?- preguntó alarmado.

-No, me refiero a tu mundo. Me siento tan tonta en frente de todo-.

-No entiendo de que hablas-.

-Cuando bajé para buscar la comida me sentí... algo discriminada- admitió. Quizás era mejor comentarlo.

-¿Quién te hizo algo?- preguntó preocupado, dando un tono de enojo.

-No nadie me dijo nada así como textual. Es solo que fueron sensaciones-.

-No entiendo a lo que te refieres-.

-¡Es que ese viejo que tienes como conserje me miró con mala cara, casi como si le fuera a robar el cuadro de Peter Max que estaba viendo! ¡Además entraron unas viejas también muy pintaditas y aquí todas de marca y me miraron re feo!- le gritó.

-Tranquilizate- le dijo con las palmas abiertas.

-Perdón. Supongo que debía desquitarme-.

-No te preocupes, de esto ni de ellos Dulce-.

-Lo sé. Supongo que me iré acostumbrando con el tiempo ¿No?-.

-Supongo- le lanzó una sonrisa.

Se quedaron unos segundos en silencio, retomando su comida.

-¿Peter Max?- preguntó Christopher.

-Si, es una hermosa pintura-.

-¿Te fijaste que era la estatua de la libertad?-.

Dulce negó con la cabeza -Solo había escuchado por ahí que tenía millones de pinturas de ellas pero...-.

-Es un poco extraña- completo.

-Exacto -concordó guiñándole el ojo y levantando su copa- Creo que compraré una para la peluquería-.

-Interesante...-.


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