Subió al ascensor con la frente en alto mientras las señoras se quedaron conversando con el conserje.
Se sintió inaceptada.
Abrió la puerta del departamento y dejó la comida en la mesa.
Christopher apareció de la cocina con dos copas de vino.
-¿Te pasa algo?- preguntó dejando las copas en la mesa.
Ella lo miró y se tocó las mejillas.
-No nada- y abrió las bolsas.
-¿Estás segura?- preguntó nuevamente tratando de mirar sus ojos.
-Si Christopher, es solo que... -suspiró- ha sido un largo día ¿No crees?-.
-¿Quieres dormir?-.
-No, todavía no, comamos y luego nos relajamos ¿Vale?-.
-Vale- sonrió.
-¿Mañana irás a trabajar?- preguntó Dulce metiendose un brócoli a la boca.
El asintió -Ya no me quiero ni imaginar las cosas que han pasado hoy en la empresa. Espero que no nos hayamos quedado en la quiebra- bromeó.
Dulce abrió los ojos -¿Es eso posible? Lo siento por traerte problemas-.
El rió -No, es una broma nena- le tomó la mano.
-Ah, que tonta- se sonrojó.
-No eres tonta -le besó la mano- Eres preciosa-.
-Siento que todo esto es muy extraño-.
-¿Lo de nosotros?- preguntó alarmado.
-No, me refiero a tu mundo. Me siento tan tonta en frente de todo-.
-No entiendo de que hablas-.
-Cuando bajé para buscar la comida me sentí... algo discriminada- admitió. Quizás era mejor comentarlo.
-¿Quién te hizo algo?- preguntó preocupado, dando un tono de enojo.
-No nadie me dijo nada así como textual. Es solo que fueron sensaciones-.
-No entiendo a lo que te refieres-.
-¡Es que ese viejo que tienes como conserje me miró con mala cara, casi como si le fuera a robar el cuadro de Peter Max que estaba viendo! ¡Además entraron unas viejas también muy pintaditas y aquí todas de marca y me miraron re feo!- le gritó.
-Tranquilizate- le dijo con las palmas abiertas.
-Perdón. Supongo que debía desquitarme-.
-No te preocupes, de esto ni de ellos Dulce-.
-Lo sé. Supongo que me iré acostumbrando con el tiempo ¿No?-.
-Supongo- le lanzó una sonrisa.
Se quedaron unos segundos en silencio, retomando su comida.
-¿Peter Max?- preguntó Christopher.
-Si, es una hermosa pintura-.
-¿Te fijaste que era la estatua de la libertad?-.
Dulce negó con la cabeza -Solo había escuchado por ahí que tenía millones de pinturas de ellas pero...-.
-Es un poco extraña- completo.
-Exacto -concordó guiñándole el ojo y levantando su copa- Creo que compraré una para la peluquería-.
-Interesante...-.
YOU ARE READING
Dejarte Atrás
Teen FictionDulce estaba feliz ¡Por fin el trabajo con Anahí estaba dando frutos! Luego de dos años y medio de vuelta a la capital y dos años y medio trabajando y llenándose de deudas finalmente tenían una clienta que podía hacer que su pequeña peluquería fuera...