Capítulo 22 "La Guerra Abismo-Merodeador II"

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21 de Junio del 2016
Alemania. Cuartel de oficiales de la Fünfzehnte schwere Infanterie de primera línea, cercano a la ciudad de Dormenst.

La luz entraba por el agujero del techo de la iglesia, como si una fuerza divina tuviese sus ojos puestos especialmente en ese desdichado grupo de oficiales del ejército abismal. El Oberleutnant Dracks se encontraba parado con firmeza en aquel lugar donde el cura solía dar sus misas. Gristell trajo consigo al mismo hombre que redactó el informe a la retaguardia como al sergeant Brestin. El Leutnant dejó a ambos frente a Dracks, y a paso rápido se colocó a su lado.

—¡Firmes!.—Vociferó Dracks, creando un efecto de intimidación inmediata en ambos hombres que, de forma automática, se pararon con firmeza.

Algo destacable, de la academia de oficiales del ejercito del abismo, es el hecho de formar a unos oficiales intimidantes a la par de inteligentes y habilidosos. Varios historiadores y cronistas de la historia del abismo, opinan que de la academia sale lo mejor de la armadas abismales. Mientras que el resto del ejército era criticado por su mal adiestramiento. Ahora, en esos tiempos de guerra, los soldados abismales podían ser valientes y aguerridos, pero su preparación dejaba que desear.

—Ustedes dos, han sido llamados aquí por el motivo de que una carta enviada desde la linea de defensa ha sido alterada.—La mirada de Dracks pasaba por ambos hombres, donde notó como el ceño de Brestin se arrugaba y el hombre que redactó el informe se empezaba a notar nervioso.—¿A quienes tengo el placer de conocer?

—¡Erster Segeant Brestin, mi Oberleutnant!.—Respondió con la firmeza y dureza característica de un sargento aguerrido en combate.

Korporal Zwell, mi Oberleutnant.—Este, fue con un tono mas bajo y lastimero, como el de ese joven que le teme a su superior, en este caso, tenia razón para tal.

Dracks, con las manos tras la espalda e inquisidora mirada, analizaba con atención a los dos sujetos. Algo le decía que él error venia del más joven, llamese instinto o corazonada, en otra situación y otro ambiente, habría arrestado directamente al cabo, pero en lo militar todo es mas protocolario y estricto, el manual dictaba que debía de llamar a los sujetos involucrados en el error o crimen, luego dictar si era necesario llevarlos ante una corte militar.

—Seré directo porqué, el tiempo no es un lujo que nos podemos dar en un día máximo debemos de atacar, retomar y controlar la ciudad de Dormenst, apenas llego me entero de que las tropas están mal alimentadas y mantenidas ¿Como esperan ustedes ganar una batalla de tal magnitud de ese modo? Y sí, usted también está en ese saco Gristell.—Dijo Dracks dándole una mirada de reojo al teniente.—Eso puede ser..

Un fuerte estruendo le interrumpió, los dos hombres llamados se giraron hacia la gran entrada de la iglesia, donde entraba el Kapitän Dolchst junto con dos Soldat que le servían de escoltas, Dracks y Gristell compartieron una mirada al ver al capitán que caminaba cierta altanería frente a ellos, la mayor característica de Dolchst era su enorme ego, que no le dejaba ver sus errores.

—¡Caballeros!.—Dijo con voz alta y animada, se notaba aseado y descansado, casi el antónimo a Dracks y Gristell que con tanto jaleo no tienen tiempo para si mismos.—Buenas tardes, veo que los dos tenientes aquí presentes atendían un asunto, sin mi presencia.—Su voz denotaba que aquello no el había gustado, aunque lo disimulaba bajo un manto de amigabilidad que no le quedaba bien nunca, jamás, a un militar.

El Cazador (Saga Angel De La Muerte, Libro #I)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora