Capitulo 21 "Macarao: El Infierno"

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20 de Junio del 2016
Macarao. Lugar de formación del Grupo de Acciones de Comandos (GAC\GNB)

Frío, era, todo lo que sentía en aquel momento. Un frío gélido y desgarrador que le recorría todo el cuerpo, temblaba, ya que el agua casi congelada con la que le habían obligado a bañarse esa misma noche dejó su cuerpo aun mas débil ante el violento clima de aquel lugar. Víctor estaba en la oscuridad del bosque, temblando descontrolado del frío, sus dientes castañeaban, hacia lo imposible por obtener frío pero sus esfuerzos era en vano, su cuerpo no tenia fuente de calor alguna, sus manos rodearon su cuerpo, adolorido por los múltiples hematomas que cubrían su cuerpo debido a las múltiples palizas que recibió, cubierto por el uniforme verde oliva de la FANB. El cual era nulo para protegerlo del frío tan fuerte de las noches en Macarao que, como lugar desértico, era un calor horrible de día y un frío insoportable en las noches.

Habían sido tres meses ya, desde que había sido deshonrando y expulsado del abismo, siendo enviado allí como forma de castigo, a tomar parte en uno de los cursos de fuerzas especiales mas rudo de Venezuela. El curso del GAC, el cual era conocido como seis meses en el infierno. Y eso fue para él, desde el primer día en que pisó esa tierra, maldita para él, el infierno tuvo nombre y ese era: Macarao. Aun recordaba el recibimiento que tuvo. "Escoltado" por los soldados oscuros Frederick y Chris, fue recibido por el Teniente Roberto Mariño y el sargento primero Ernesto Flores. Fueron recibidos dentro del edificio administrativo, mientras se dirigían allí vio como varios hombres vistiendo uniformes camuflados trotaban al ritmo de una pegajosa canción militar. Entonces, Víctor pensó que no seria un lugar tan fuerte y eso fuera sido acertado si Frederick no hubiese intervenido. Una vez dentro de la oficina del Teniente, este procedió a relatarles que les esperaba desde hacia dos días, habían recibido la orden del presidente de admitir a un joven especial en el cursos de ese año.

Fue una larga hora de hablar. Luego Mariño dijo que llevaría a Victor hacia su barracón, junto con sus uniformes de la FANB y sus uniformes camuflados, entregados por el mismo gobierno. Una vez el teniente se retiró con Víctor, el joven cazador vio como Frederick hablaba algo ese sargento en voz baja. Supo que a raiz de ello, él había sido el joven con más malos tratos recibidos en el lugar. Y tenia razón, ya que Frederick le había entregado una carta del presidente, donde venia una orden de hacerle la vida el infierno a ese joven, torturarlo usando la excusa del entrenamiento. Junto a esa carta venia un cheque muy jugoso, y se le prometió que si lograba hacer que la muerte del joven pareciera un accidente, recibiría otra paga.

Desde allí, comenzó el infierno. Victor recordaba el momento donde veía a Frederick hablar con el Sargento Ernesto y recordaba todos los abusos que sufría allí. Desde el primer día, al principio, fue por sus fallas físicas.

Durante los primeros días fueron duras pruebas físicas, trotes largos y agotadores bajo un sol ardiente, bosques y selvas húmedas. Sudaba y mucho, sus poco entrenados pulmones no podían soportar semejante trote, a pesar de tener una voluntad alta, no tardó en quedarse atrás del grupo, siendo entonces víctima de los abusos verbales del sargento. Insultos y blasfemias eran dirigidas hacia él, gritándole por ser tan débil y lento, diciéndole que era patético. Aún así, esos primeros días, no llegó al abuso verbal. No tardaron en llegar las famosas "gaseadas". Reunían a todo el grupo, formándolos en hileras, donde Víctor solo podía ver a hombres y mujeres vestidos de camuflaje de bosque. Nerviosos como él. Entonces, entre la selva llegaron los instructores, entre ellos el sargento.

¡El infierno es de color blanco!

Gritó uno de ellos, no tardó en rodearlos un gruesa cortina de humo que se cernió sobre ellos, era gas lacrimógeno. Los aspirantes a comandos sintieron los efectos de ahogamientos y picor de ese gas antidisturbios, siendo presas del pánico, varios jóvenes salieron del círculo buscando aire fresco, cosa que, los instructores no permitían. Empujándolos de regreso a aquellos que intentaban escapar y a los otros que lograban escapar eran regresados a la fuerza. Victor, no tardó también bajo los efectos del ahogamiento, tratar de huir. Intentó salir entre el denso humo blanco, para solo ver como una mano emergía entre aquella cortina, agarrándolo por el cuello del uniforme, lo siguiente que recibió fue una bofetada en su rostro, tan fuerte, que le hizo caer de espaldas. Era el sargento Ernesto, el cual colocó una rodilla en su pecho mientras le soltaba otras dos bofetadas más. Víctor a pesar del leve aturdimiento, vio que a ese hombre no le afectaba el gas, ni a el ni a ninguno de los instructores.

El Cazador (Saga Angel De La Muerte, Libro #I)  Where stories live. Discover now