Capítulo 34 "Gerfeullem"

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11 de Septiembre del 2018
Abismo. Castillo del Abismo.
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—Angelique...

Le llamó. Ella se giró, viendo la mano extendida del joven. Ella la tomó.

Sin saber que les depararía aquella noche.

Al sentir la suavidad de la mano de ella sobre la suya sonrió. La miró a los ojos, viendo aquellos orbes verdes que le dejaron cautivados desde la primera vez que la vio, en esa posada en Dormenst. Aun recordaba el susto que se había llevado. Pero ahora ya no era miedo lo que sentía por ella.

—¿Ocurre algo?.—Le preguntó ella con una dulce sonrisa.

—Creo... No se como explicarlo... —El la apegó más a su cuerpo.—Tengo.. Esta curiosidad mezclada con cierto instinto de llevar las cosas más allá.. Pero suelo contenerme, siempre he sido así, introvertido.. Casi nunca tomo la iniciativa y..

Ella colocó un dedo sobre sus labios. Victor había bajado la mirada, ella le hizo alzarla, chocando la inmensidad del verde contra la oscuridad infinita.

—Eres tan.. Tierno e inocente.. Para ser un asesino.. ¿Nunca te has preguntado que se siente hacer el amor?.—Preguntó ella con cierto tono de anhelo en su voz.

—No seria, en todo caso, ¿tener sexo?.—Preguntó él arqueando una ceja.

Angelique se separó de él, regresando al balcón dirigiendo su mirada a la infinita oscuridad del Abismo que en ella solo había algo de hermoso en aquellos que saben valorar el silencio y la soledad.

—No es lo mismo.. Tener sexo es solo, una necesidad carnal, incluso biológica hasta cierto punto, es como solo obtener placer y reproducirse.. Hacer el amor es distinto..—Ella hablaba con un tono romántico y amoroso.—Hacer el amor es ir la allá de solo lo físico, claro está que eso juega un papel importante pero, es conocerte a ti y a tu pareja, más a fondo, en un acto donde ademas de la unión de pieles, pareciera que las almas se unen en un acto romántico de satisfacción y placer donde ambos se demuestran el más puro amor...

Ella suspiró mirando al cielo. Lo decía con anhelo, casi nostalgia. ¿Acaso ella ya había echo el amor antes? Se preguntó Víctor. Pasaron pocos minutos antes de que él se acercase a ella, abrazándola por la espalda, ella se estremeció y una ola de escalofríos placentera recorrió su cuerpo al sentir los labios de Víctor chocar tímidamente con la piel de su cuello, primero fue un simple beso, luego otro y otro.

—Victor... ¿Que haces..? .—Le preguntó cerrando los ojos disfrutando de los tiernos e inexpertos besos.

—Trato.. Trato de hacerte el amor.

Esas palabras derritieron el corazón de la ángel. La sonrisa más pura y sincera se dibujó en su rostro. Ella se dejó llevar por los besos del joven mientras que él, siendo bastante inexperto, llevó sus manos al vientre de ella, acariciando su abdomen. Sin decir nada Angelique se giró atrapando los labios de Víctor en un beso lento y delicioso, donde poco a poco los fue guiando dentro de la habitación.

Una vez dentro, el se separó de sus suaves labios, regresando de nuevo a besar su cuello donde podía incluso sentir el aroma perfumado de la joven, ella suspiró, sus manos le quitaron la gorra de oficial. Las manos del oficial se encargaron de la blusa de la joven, con lentitud quitándola, dejándola con sus sostenes visibles. Al separarse, no pudo evitar sonreír apenado al visualizar los firmes senos de la Angel la cual rió. Ella le hizo sentarse sobre  el borde de la cama, con una mirada profunda. Atrapó las manos de Victor con delicadeza.

El Cazador (Saga Angel De La Muerte, Libro #I)  Where stories live. Discover now