Capítulo 36 "Un Último Beso"

273 24 90
                                    

10 de Octubre del 2018
Abismo. Castillo del Abismo.

Tras los días de celebración. Hubo que volver al trabajo. Ahora las tensiones eran más políticas que para mala suerte de todos estaban enlazadas en lo militar. El realzamiento del Abismo como imperio y su aplastante victoria creó una poderosa sensación de alivio al no tener a los merodeadores y de pánico al recordar los tiempos pasados dónde la nación tiranica gobernaba con puño de acero.

Las ciudades de Beltruchs y Dormenst querían su independencia como antes. Habían enviado un mensaje al Abismo solicitando la pronta asistencia de su líder para llegar a un acuerdo con él.

Los altos mandos del Abismo se habían reunido con Volkner. Entre ellos La General en Jefe Rosamund. El Mayor General Aldrich y el Teniente Cazador Victor Pérez. Ya no era un consejo de Guerra pero la seriedad era casi igual.

—Yo opino que se les debería dar su independencia. Después de todo apenas nos estamos recuperando.

Uno de los generales del Ejército había hablado. Volkner prestó atención a su punto de vista. Tenía cierto peso. El abismo apenas resurgía de un encarnizado combate que les había costado muchos recursos y hombres.

—Lo mejor sería mantenerlos en nuestro poder. Podríamos dejar un regimiento de la guardia del abismo en cada ciudad, así podemos garantizar el comercio con el abismo bajo nuestra influencia.—Objeto un general de la Guardia.

—Esa idea me gusta. Justo ahora es cuando necesitamos recursos y dinero.—Volkner asentía a la idea. Le parecía perfecta.

—Creo que deberíamos de primero negociar con los líderes de las ciudades. Convencerlos de que sus ciudades estarán mejor bajo nuestro dominio.—Aldrich había intervenido.—Un pueblo descontento puede traer inconvenientes.

—Yo apoyo la idea del General Aldrich. Si cobramos con el apoyo de sus líderes, la gente nos seguirá sin chistar.

El Señor del Abismo asentía ante las sabias palabras de sus allegados. Tenían razón. Para controlar a la gente debían de controlar a sus líderes. Por lo que debería de desempolvar sus habilidades para la diplomacia.

—Tenemos que ser cautelosos. Tenemos tres opciones: o tomar las ciudades por la diplomacia, la violencia o retirarnos. Al igual tendremos problemas con las manadas de lobos, clanes vampiros y terrenos controlados por magos y brujos.—Victor suspiró pasando una mano por su rostro visiblemente estresado.—Si optamos por la violencia, que sea hasta el final.

Esas duras y tétricas palabras finales del joven cazador en esa reunión calaron hondo en todos. Al darse por finalizada, con eso de que Volkner avisaría el día de su partida. Los generales se retiraron. Victor estuvo a punto de retirarse con un andar lento y desganado pero Volkner le detuvo queriendo hablar con y sus allegados en privado. Cuando estuvieron todos solos. En la oscura sala del trono. Lugar frío e imponente. Volkner decídio hablar. Había notado el rostro agotado de Victor. Estresado y algo molesto. Además, los tres notaron algo. ¿Dónde estaba Angelique? Si no estaba con su protegido. En dónde estaría la joven angel.

—Victor, te veo cansado y estresado. Dime ¿Que ocurre?

Le preguntó con voz calmada Aldrich, como un padre que se preocupa por su hijo adolescente. El joven sintió la mano del vanguardia acariciar su cabello.

—Es Angelique, eso es lo que ocurre.—Dijo con desgano.

—Hablando de eso ¿Dónde está ella?—Preguntó Volkner.

Victor, casi del tamaño del vanguardia se separó un poco de él mirando a la nada. Tenía ambas manos en la cintura.

—He ahí el problema. Ha estado desapareciendo sin dejar rastro y vuelve en intervalos irregulares.—Suspiró frustrado.

El Cazador (Saga Angel De La Muerte, Libro #I)  Where stories live. Discover now