XXII

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—Te estabas tardando en decir alguna tontería— Joe se sentó junto a ella

—Lo digo en serio— alzó las cejas— eres bonita Brooke Brandt

—Oh...— la respuesta la tomó desprevenida y sus mejillas se colorearon más— bueno... no sé que decir

—Un simple "gracias" basta

—¡Oh! terco— lo golpeó con una mano

—Bueno... supongo que quieres dormir

—No aún... ¿puedo pasar a tu baño?

—Por supuesto, hay un medio baño aquí abajo y dos completos arriba, el que desees— se levantó del sillón

—Que rara distribución

—Es que cada cuarto tiene un baño, bueno, el de huéspedes es independiente, pero yo no lo toco— levantó de hombros

—Oh... ya

—Si quiere pasar al de mi habitación, está disponible para ti

—Yo... no, aquí está bien

—Bien...— la muchacha se levantó con cuidado y dejó el vaso sobre la mesita de café, se dirigió a la puerta que Joe indicó y cuando llegó cerró con seguro. Se miró al espejo, tenía el maquillaje ligeramente corrido, la cara fatigada y el cabello hecho un desastre, se mojó las mejillas y se pasó la mano mojada por el cuello. Se sentía mareada aún y las arcadas estaban a punto de aparecer; respiró profundamente y después de atender sus necesidades volvió a salir con expresión neutra.

—¿Te sientes bien?

—No realmente, pero lo estaré en cuanto duerma

Joe había prendido la televisión y miraba una película que Brooke no supo identificar por estar llena de balas y explosiones, se volvió a situar a su lado y él la miró de reojo, le gustaba el rubor que se extendía por sus mejillas y el brillo que tenían sus ojos, la joven se recargó contra el brazo del sillón y puso la cabeza sobre una mano, miró la televisión sin realmente ponerle atención.

Joe no sabía qué hacer, por lo general no se hacía cargo de alguien en ese estado y cuando lo había hecho simplemente los vigilaba mientras dormían; se levantó y entró a la cocina, desde el día que le indicó a Ava hiciera las compras su refrigerador había mejorado en aspecto, sacó un plato con macarrones con queso que había hecho hacía dos días a causa del efecto retardado de los somníferos que lo había dejado despierto casi tres horas y lo miró, tenía buen aspecto, los sirvió en un plato más pequeño y encendió el microondas.

—¿Quieres comer algo? — preguntó al aire porque no recibió respuesta— tengo macarrones y eh...— rebuscó en el mueble— tengo una ensalada y fruta, pero podemos hacer algo si gustas, tengo cosas para cocinar, o cereal, o...— se quedó callado cuando alzó la vista y observó a Brooke que se había quedado dormida

Su aspecto cansado le confería un aspecto increíblemente pacífico, sus pestañas largas chocaban con la piel y su pecho subía y bajaba con suavidad, tenía la boca ligeramente abierta y su respiración era suave.

Un pitido sacó a Joseph de sus pensamientos y se volteó hacía el pequeño horno, sacó la comida y tomó un tenedor, se recargó contra la barra y comenzó a comer con lentitud, miraba a Brooke como con curiosidad, preguntándose qué hacer. Podía moverla hasta la habitación de huéspedes, el problema era que las cosas de Nick estaban ahí y probablemente la cama estaría llena de cosas, también cabía la posibilidad de que despertara en el camino hacía las escaleras, o podía dejarla dormir en el sillón, la última posibilidad era llevarla a su cuarto, pero a como era de terca la mujer seguramente se rehusaría si siquiera se enteraba.

20 preguntas [J.Jonas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora