XCI

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—Adam...— me llamó a lo lejos su voz, alcé la cara inmediatamente hacia él, quien me miraba con los ojos apacibles, amables

—¿Qué? —respondí algo hosco, sonrió

—Ya terminamos— se acomodó los lentes sobre el puente de la nariz

—¿Qué? —la boca me tembló

—Es todo por hoy— asintió de manera suave, cerrando la carpeta que tenía sobre los muslos y presionando el extremo del lapicero retráctil para poder guardar la punta en su interior, miré su actuar con los ojos ansiosos

—¿Me puedo ir? —pestañeé con confusión, el asintió de nuevo

—Tu hermano espera afuera— un cosquilleo me recorrió las manos— Nos veremos en... dos semanas ¿te parece? Quizá un poco más —tragué saliva

Respiré hondo, pero no discutí, saberme libre de ese lugar durante catorce días me bastaba, me levanté del sillón, arreglando mi hoodie y limpiando el sudor de mis palmas en ella en el proceso. Quien se hacia llamar mi terapeuta imitó mi acción y se acercó para darme la mano, que estreché con especial recelo. Me palmeó el hombro y yo pasé de largo sin decir una palabra más. Una vez fuera encontré a Nicholas sentado, movía una de sus piernas recargada en la otra y tenía el celular aferrado entre los dedos y parecía nervioso, como esperando algo; cuando lo miré, mirada cabizbaja, él se levantó y escondió el aparato en el fondo de su bolsillo.

—¿Estás listo? —preguntó, asentí silenciosamente, el profesional salió justo detrás y sonrió en dirección a Nick, el vello de la nuca se me erizó

—Buenas noches, Nicholas

—¡Doctor Simon! —suspiró él, acercándose y abrazándolo con afabilidad, aproveché el momento de distracción para tomar gel antibacterial de la recepción y embadurnarme las manos con él

Ambos comenzaron una charla muy pequeña con asentimientos y pequeñas risas de por medio, intenté entender lo que decían, pero mi cabeza no hacía más que registrar ruido estático. Escondí las manos en los bolsillos y me limité a morder mi labio inferior, esperando a que terminaran su platiquita de mierda. Comencé a caminar hacia la puerta, exasperado y noté el ceño fruncido en la cara de Nicholas antes las palabras que susurraba el otro.

Sólo reaccioné cuando el doctor se despidió de mí con un florete de la mano y Nick se aproximó para empujarme por los hombros, obedecí con los pies pesados.

—¿Qué tal ha estado? —me animó a hablar mientras llamaba al ascensor

—¿No te lo ha dicho él? —pregunté áspero, noté como Nick me miraba por el filo del ojo, presionando dos veces más el botón

—No tiene porqué...

No respondí nada, simplemente me limité a esperar a su lado, y no fue hasta que las puertas de metal se abrieron que comencé a hacer cálculos de nuevo: veintidós segundos para llegar al lobby, tres pasos para poder salir de la caja de metal llena de espejos, ocho pasos para poder pasar de largo el mostrador (seis segundos para que Nicholas se despidiera en un amable tono) y cuarenta pasos a partir del punto en que comenzaba la recepción y terminaba el estacionamiento, nuestra llegada en retroceso. Estábamos a dos unos metros de automóvil cuando escuché claramente el timbre del teléfono de Nicholas, él me miró y sacó el aparato con cuidado.

—Tengo que atender esto, adelántate— me pidió mirando el remitente en la pantalla con los ojos cargados de incertidumbre, afiné la mirada y torcí la boca

Escuché claramente como los seguros del deportivo saltaban de su lugar, corriéndome, dándome a entender que debía mantener las narices fuera de sus asuntos. Caminé con cierta rabia cuando Nick me dio la espalda y susurró un tímido "¿Hola?" antes de comenzar a caminar en dirección contraria a la mía.

20 preguntas [J.Jonas]Where stories live. Discover now