LVIII

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Brooke abrió un ojo con cuidado, el frío se le pegaba a la espalda y sentía como si le hubieran pasado un camión encima. Volteó ligeramente y observó la nuca de su acompañante. Sonrió.

—Buenos días...— murmuró Nick cuando sintió el movimiento

—Hola...— susurró ella mientras el chico se daba vuelta y la miraba

—Sabes que me siento como la peor mierda del mundo ¿verdad? —alzó las cejas, ella sonrió con ligero arrepentimiento por él

—Sabes que tengo la peor resaca del mundo ¿verdad?

—Sabes que Joe me va a matar cuando se entere ¿verdad? — se rió ligero

—Oh, ya lo hizo, no te preocupes

—¿Disculpa? — alzó las cejas y la chica acomodó su mano debajo de la almohada, se acercó a él

—Eres distraído, Nick, un punto menor para ti— le besó la punta de la nariz y Nick negó con la cabeza, suspirando y se dio vuelta sobre su espalda para quedar boca arriba

—No me digas que nos vio— bufó

—No te lo digo si no quieres, pero no cambia los hechos

—Vaya... ¿es normal que me sienta tan bien? — la volteó a ver y una sonrisita cínica se asomó entre sus labios

—Perfectamente normal— rió ella suavemente— se le llama venganza, a que es dulce ¿eh?

—¿Y se sirve fría? — bromeó abrazando a la chica, Brooke se pegó a él y apoyó la frente en su hombro

—Te voy a pedir disculpas porque es lo único que se me ocurre— murmuró ella

—De acuerdo... no es algo de lo que me arrepienta— rió él

—Sabía que al final no iba a ser así, pero me gusta calmarte la consciencia— murmuró cantarina

—Gracias, supongo

...

Joseph abrió los ojos, se dio vuelta sobre la cama y suspiró mientras se estiraba en la superficie del colchón.

—Mierda...

Sentía la cabeza embotada y un ligero malestar en el cuerpo en general, el cuarto estaba increíblemente frío por no haber puesto la calefacción la noche anterior y sentía como si la nariz fuera a caérsele de lo helada que estaba.

Miró el techo un segundo y repasó los hechos de la noche anterior: no había podido sacarse de la cabeza los gemidos de la chica del cuarto de al lado y había recurrido automáticamente a tomar los fármacos rogando que hiciera su efecto rápidamente, había escondido la cabeza debajo de la almohada con el racimo de celos extendiéndose sobre su pecho y una evidente frustración.

Comenzó a sentirse molesto una vez más, los celos le crispaban y la impotencia por no poder reclamar nada le picaba la sien.

Finalmente, decidió levantarse de la cama, sus pies tocaron el frío piso y sus brazos se estiraron perezosos, rascó su nuca y se dirigió al baño.

Se quitó la improvisada pijama que constaba de una camiseta y un short deportivo y abrió la llave del agua caliente, se talló los ojos mirándose al espejo mientras esperaba y cerró los ojos momentáneamente hasta que el vapor del agua le tocó las piernas. Se desperezó y volvió a la ducha.

—Genial...— masculló con enojo mientras agitaba la botella vacía de shampoo en el aire— simplemente genial

Ya tenía el cuerpo empapado e ignoraba si Nicholas ya estaba despierto, estuvo a punto de considerar la idea de llamarlo cuando recordó lo bien que seguramente lo había pasado, apretó la boca, haciendo un berrinche infantil. Cerró la llave y suspiró.

20 preguntas [J.Jonas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora