XLVII

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—Buenas noches, Sophie— se despidió su cuñado dándole un pequeño abrazo— felicidades... — susurró en su oído, la rubia sonrió y acarició su mejilla

—Cuídala— le respondió separándose de él

—Seguro...

—Y Joe...

—¿Sí?

—¿Has pensado lo que te dije? — le preguntó en un murmullo

—Sí... pero te llamaré mañana ¿ok?

—Me parece

Brooke se despidió de los hermanos y de la modelo y Joe cerró la puerta cuando salieron; Nick había decidido dormir ese día en su casa solo para poder darle tiempo a Joe para hablar con la chica, la madrugada estaba a punto de entrar por la ventana y Joseph se sentía cansado, la estancia estaba relativamente limpia y ella fruncía la boca.

—¿Quieres que te lleve a casa?

—No realmente...— suspiró

—Bien— la miró— ¿quieres dormir?

—Sería de ayuda, supongo— se alzó de hombros

—¿Tu mamá sabe que estás aquí?

—Sí, le he mandado un mensaje, no está en la ciudad, salió con una amiga de viaje

—Oh... ok, entonces...

—Puedo utilizar el cuarto de Nick o el sofá, no tengo problema— murmuró

—No cabemos en el sofá— sonrió Joe entrando a la sala— es decir, difícilmente

—¿Vas a dormir conmigo?

—Solo me estoy asegurando de que no vas a suicidarte— le alzó las cejas un par de veces y comenzó a quitarse los tenis— ¿no prefieres una cama?

—Pues...

Venga, deja de hacerte del rogar— se río ligero, la tomó de la mano y comenzó a subir las escaleras con ella detrás, dejando las luces prendidas

Entró al cuarto y se sacó la camiseta, quedando semidesnudo, se bajó los pantalones y la chica no pudo más que voltear, mirando a su alrededor, todo seguía justo como lo recordaba, a excepción del escritorio que tenía algunas cosas fuera de lugar.

Joe se pasó un pantalón de pijama y una musculosa por el cuerpo y sacó las sábanas de la cama, llamó a la chica en un susurro y ella volteó.

—Anda... vamos, mañana veremos que hacer — ella asintió y caminó hasta la cama, se introdujo en la parte que daba contra la pared y volteó a ver a Joe

—Gracias... realmente no sabía que hacer... y terminé viniendo aquí... contigo

—Está bien— se alzó de hombros— hoy me he dado cuenta de algo...

—¿Qué? — Joe volteó el cuerpo y miró el techo oscuro y los pequeños rayos de luz que se colaban por la cortina, sabía que afuera hacía un viento horrible

—No te conozco, Brooke...— la chica sintió una partida en el corazón y se tensó, claro que no la conocía, y no quería

Joseph le había dado vueltas en la cabeza a dicho pensamiento, ver a la chica convivir con sus hermanos le había hecho darse cuenta de que por muy carnalmente que estuviera cerca de ella, difícilmente podía saber gran cosa de lo que ocurría detrás de esas pestañas de ensueño y esos ojos de chocolate calculadores, sabía que era lista y ágil, que había nacido en Atlanta (suponiendo que eso fuera verdad), que el alcohol no era precisamente buena compañía para ella y que gustaba de las chaquetas de cuero y las bebidas de temporada, pero... ¿Qué más? Joe no podía evitar sentir esa intriga y comenzaba a molestarse con él por alguna razón, quizá era el hecho de que odiaba haber hablado tanto de él con ella y eso lo hacía sentirse jodidamente vulnerable, quizá era el hecho de que sentía la necesidad de protegerla de cualquier pequeñez que él consideraba amenaza para ella, para él o para ambos o quizá era lo jodido que se sentía cada que los celos irracionales se hacían presentes queriendo reclamarla sobre los demás sin tener el más mínimo derecho.

20 preguntas [J.Jonas]Where stories live. Discover now