II. Capítulo 3

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— No entiendo cómo es que no enloqueces con esas clases virtuales, son un asco—comentó en voz alta echando un vistazo a la pantalla de mi laptop mientras yo escribía el resumen de la clase de hoy

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— No entiendo cómo es que no enloqueces con esas clases virtuales, son un asco—comentó en voz alta echando un vistazo a la pantalla de mi laptop mientras yo escribía el resumen de la clase de hoy. Lo miré y se percató de ello—Lo siento, no debí decirlo.

— Cinco meses para que se acabe, ¿No? —repetí sus palabras. Sonrió de lado bebiendo algo de té que mi madre nos había traído junto a unas galletas de vainilla exquisitas.

— Pudiste seguir asistiendo a la universidad, Ella.

— Estoy asistiendo a ella, pero de una manera...diferente—me excusé. Negó con la cabeza sonriendo vagamente— ¿Qué sabes de tu hermano?

— Todo está bien con él, no deja de repetirme que es feliz—suspiró. Detuve lo que hacía mirándolo con mi cabeza inclinada, algunos mechones rojos caían ante su frente y él no dejaba de pasar sus dedos por esa melena roja que parecía fuego o llamas—Cuando me diga lo contrario comenzaré a preocuparme—sus ojos se posaron en mí— ¿Por qué me ves así? Estás usando esa mirada que tienen los psicólogos para estudiar a sus pacientes.

— Sólo estoy pensando, es todo.

— ¿En qué? —preguntó antes de beber otro poco de su taza.

— ¿Alguna vez te has enamorado, Jimin?

— Todos nos hemos enamorado alguna vez—asintió como si fuera lo más normal en el mundo—Sería imposible no hacerlo, ¿No crees?

— ¿Qué hacías cuando las cosas estaban difíciles con esa persona?

— ¿Cuando teníamos diferencias? —asentí. Apoyó su barbilla en su mano pensando mientras veía a la nada, sus ojos de repente tomaron un brillo distinto—Intentaba escucharla, no te miento, también me molestaba y había momentos en los que quería explotar, pero...luego pensaba que lo que dijera estando molesto sería imposible borrarlo después, intentaba ser cuidadoso con mis palabras.

— Oh—asentí.

— En toda relación hay problemas, Ella, la idea es saber superarlos.

— Eso no aplica en JungKook y en mí, si él grita, yo grito, si él se enoja yo me enojo, he estado tan sensible desde hace un tiempo que cualquier cosa me provoca las ganas de llorar—admití con algo de vergüenza. Jimin sonrió dulcemente negando con la cabeza—Me parece injusto que mientras yo me esfuerzo por entenderlo y darle ánimos él no se esfuerza siquiera para hacer lo mismo conmigo—bufé mirando la mesa—Él ni siquiera fue a buscarme cuando me fui molesta anoche a la habitación, tenías que como golpeó el mesón con sus manos...

— No te sientas culpable—acarició mi espalda—Hablaré con él, ¿Sí?

— Debes tener cosas más importantes que hacer Jimin...

— No creo que sea más importante que tu bienestar y la de ese bebé—comentó. Me sentí peor ante eso, él estaba diciendo lo que yo necesitaba escuchar de JungKook—Oye, no llores—susurró acercándose para abrazarme, me rodeó con sus brazos consolándome. Cubrí mi boca con mis manos intentando calmarme—No estás sola, Ella.

— Él me hace sentir mal, dijo que era su problema, me echó la culpa de su mal día, soy una tonta al creer que todo sería perfecto, Jimin-ah —intenté limpiar mis lágrimas, pero él se encargó de ellas acariciando mis mejillas—Lo siento.

— ¿Lo sientes? Ella, no debes sentirlo, escúchame, tú eres una chica que vale mucho, JungKook es un ser impulsivo y es él quien tiene que cambiar, no tú—besó mi frente—Incluso si ese bebé no existiera las cosas no serían mejor, nunca lo serían, la perfección no existe en la realidad.

— Me siento tan sola, no entiendo que me pasa y él debería estar conmigo en esas situaciones—contuve las lágrimas—Él debería estar aquí, Jimin, lo quiero tanto que no puedo odiarlo, digo que puedo mandarlo al carajo, pero es mentira, amo a JungKook y yo ni siquiera sé si él me ama.

— Lo hace—volvió a abrazarme—Créeme que lo hace.



Desperté por la madrugada con ganas de tomar agua, cuando regresé a la habitación dejé el vaso en la mesa de noche, tomé mi celular encendiéndolo, lo había dejado apagado desde que Jimin llegó. Suspiré en cuanto la pantalla se iluminó con varias llamadas, mensajes de voz y mensajes de textos, lo peor fue cuando recibí un mensaje, JungKook estaba conectado.

JungKook:
¿Enserio tenías que irte?

Recordé las palabras de Jimin, no tenía que sentirme culpable pero era difícil no hacerlo.

Ella:
¿Sólo eso te importa? ¿No preguntas si estamos bien?

La respuesta me llegó en segundos.

JungKook:
Jimin vino a verme pero supongo que eso lo sabías, no quiero hablar por aquí porque prefiero decírtelo en persona.

Fruncí el ceño.

Ella:
¿Decirme que lo lamentas y que no querías decirlo? Tranquilo, ya lo sé pero de todos modos no cambiarás mi opinión, me quedaré un tiempo con mi madre.

Tomé el vaso con agua dándole un sorbo, lo dejé en la mesa de noche acostándome de nuevo, me cubrí con las sábanas revisando el mensaje nuevo.

JungKook:
Necesito hablar contigo, tal vez cuando me escuches entenderás porque exploté así, tienes razón, lo que hice estuvo mal y no me excuso...¿Puedo verte mañana?

Podía imaginar a Jimin advirtiéndole que no apareciera en la puerta de mi madre preguntando por mí. Respiré profundo negando con la cabeza.

Ella:
Necesito tiempo.

JungKook:
¿Tiempo? No creo que el tiempo sea algo a nuestro favor

Ella:
Descansa, JungKook.

El celular siguió vibrando con mensajes que él seguía enviando pero no los vi. Apagué el movil quedando dormida una hora después.



Había salido a respirar algo de aire, mi madre trabajaba en una floristería, últimamente estaba pensando en unirme a ella y ayudarla ya que su jefa me había hecho la propuesta. Creo que sería bueno aceptarlo, cuando el embarazo no me lo permita más entonces podría parar. Mientras caminaba por el centro comercial escribí a mamá comentándole aquello, estaba más que feliz. Sonreí de lado guardando el celular escondiendo mis manos en los bolsillos de mi chaleco, ese día estaba nublado y estaba haciendo mucho frío. Mirando la tienda de ropa y accesorios para bebés me animé a entrar, sonreí dulcemente echando un vistazo a las prendas, los coches, las cunas...

— Esta sería muy bonita para ti—susurré al bebé mirando una de madera. Estaba pintada de blanco con detalles color pastel, podía ser tanto de niño como de niña. Se suponía que en la próxima cita del siguiente mes podríamos conocer el sexo del bebé, ansiaba saberlo porque no sabía cómo imaginarlo, acaricié el biberón de colores suaves en el respaldar de la cuna, de sólo imaginar un pequeño cuerpo allí dentro me hacía sonreír sin evitarlo, pero de nuevo pensaba en JungKook—Tu padre no es malo, pequeño—acaricié mi abdomen—Él es...—intenté buscar una palabra mirando por la ventana de la tienda. Entrecerré mis ojos creyendo ver una figura conocida, estaba de espaldas, sus hombros eran anchos, su cabello era de un rubio pálido, ¿Acaso...?

— ¿Jin? —susurré.

BabyGirl +18 (JEON JUNGKOOK) COMPLETAWhere stories live. Discover now