Capítulo 13

27.3K 2K 2.8K
                                    




Cualquiera en esta situación habría continuado la conversación, pero Pablo no. No era su estilo. Él no era así. Como siempre, acompañado de un "¿nos vamos?", salimos del parque y llegamos al metro. Durante el trayecto, estuvo enseñándome series de anime en el móvil. Pero claro, yo no podía dejar de pensar en los dos besos que me había dado, porque los dos me los había dado él, que quede claro. Tampoco podía parar de recordar el 'momento tobogán' y cómo le noté contra mí. Pero es que además estaba lo de haberme confesado que yo le gustaba. A su manera, sí. Pero había quedado claro. ¿Eso qué significaba? ¿Éramos novios ya? A ver, yo qué sé, nunca he tenido un novio. Soy totalmente virgen en estas cosas. ¿Cuándo se empieza a salir, a ser oficialmente algo? Supongo que habrá que esperar unos días como de cortesía desde el primer beso, ¿no? Rollo cuando se muere alguien, pues esos días de luto. ¡Madre, ya estaba comparando mi relación con Pablo con una muerte! ¡Espera! ¿Qué relación? ¡Si solo nos habíamos dado un pico! Para el carro, Óscar, que si no el choque es más fuerte. Hay que reducir velocidad. Las cosas importantes necesitan ir más despacio.

- ¿Has visto Tokyo Ghoul?

- No – contesté.

- ¿No? Pues tienes que venir un día a casa y te la enseño, que es brutal – venga, buscadle el doble sentido...

- Cuando quieras.

- Pero, ¿tú qué series ves?

- ¿Se-se-series? – me daba TERROR reconocer que seguía viendo series de niños.

- Sí. ¿No ves nada?

- A ver, sí, bueno... pero no sé si...

- Dime, venga – insistió.

- Bueno, está eh... Hora... de... Hora de Aventuras – él se limitó a asentir.- También-también veo Gumball... y bueno, Riverdale y estas cosas.

- ¿Por qué lo dices como cortado?

- ¿Yo?

- Sí. ¿Te da vergüenza? – preguntó, suspicaz.

- No-no. Bueno, sí, un poco.

- No entiendo por qué. No intentes engañarme con alguien que no eres. Quiero saber lo que te gusta. Que no te dé vergüenza, joder – me regañó.

- Ya, yo qué sé.

- Además, a mí me flipa Gumball – sonrió, acariciándome un poco la pierna, pero de tal forma que, para cualquiera que estuviera mirando, fue la caricia más disimulada de la vida.

Una vez en nuestra parada, se me hizo hasta raro que bajáramos los dos juntos. ¿La verdad? Era genial que viviéramos tan cerca. Me habría dado TAL BAJÓN si me hubiera tenido que volver yo solo en el metro... Llorando todo el camino. Seguro. Pasamos junto al parque, dejando su casa atrás. ¿Me estaba acompañando a la mía? No. Realmente no. Porque lo que quería era coger comida en el Burger King que había frente al parque.

- ¿Tú quieres algo?

Yo no llevaba casi dinero. Creo que tenía encima algo así como dos euros. Ya veo lo que estáis pensando, que cómo he salido de casa solo con dos euros. Pues bueno, porque estaba más pendiente de quedar con Pablo que otra cosa y dad gracias que me no me puse la ropa al revés, ¿VALE? Pues eso.

- No sé si llevo...

- No te pregunté eso. ¿Tú quieres algo? – repitió.

- No.

- Vale. Dos hamburguesas de esas con queso y bacon. El menú. Y me pones mostaza, por favor. ¡Ah, y dos helados!

- ¿Te vas a comer dos hamburguesas?

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora