Capítulo 56

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Pero claro, entonces volví a pensar en lo de la feria... y la noria... y mi beso con Albert. Quieto parao. ¿Ese beso significaba que le había puesto los cuernos a Pablo? ¿Qué le había engañado? No, ¿no? Pero claro, ¿por qué no se lo contaba? ¿Por qué no le decía nada a Pablo? Debería, ¿no? ¿O no? Ays, soy lo peor. Soy lo puto peor.

Después de estar juntos toda la mañana, Aurora me escribió diciendo que volvían a casa y tuvimos que despedirnos. Pablo se quedó jugando solo en la cancha de fútbol. Joder, me habría quedado horas ahí con él, pero mejor no tentar a la suerte, ¿no? Así que volví a casa, triste... y empalmado, como siempre. Eso sí, a lo tonto entré en casa como 5 minutos antes de que lo hicieran mis padres. Vamos, por los pelos no me pillaron, madre mía. Así da gusto, Óscar, siempre tentando a la suerte. Eres la polla.

- Hola – dijo mi madre antes de entrar, como si quisieran asegurarse que realmente estaba en casa. Pues sí, ¿vale? Estoy en casa. Uf.

- Hola – dije saliendo de la cocina con un sándwich de Nutella en la mano.- ¿Qué tal el piso?

- Muy bien – contestó mi madre.

- Ahora ayuda a tu tía a hacer su maleta.

- ¿Cómo? – dije, sorprendido, mirando a Aurora.

- Claro, mañana se va a su piso – respondió mi padre mientras enfilaba hacia su dormitorio.

- ¿Qué? ¿Te vas ya?

- Sí, solo iban a ser un par de días – sonrió mi tía y se fue hacia mi cuarto. Joder, genial, para un adulto que encuentro que me ayuda y que me apoya... y se pira. No es justo. No es justo para nada.

- Ah, ok – dije, desanimado. Pero no había nadie para escucharme en el salón. Como siempre, solo. Joder, soy super depresivo, estoy empezando a darme cuenta. Devoré el sándwich de Nutella de un mordisco y me dejé caer en el sillón, agotado mentalmente. Pero no duré ni cinco segundos. Al rato ya tenía otros dos sándwiches de Nutella más en las manos. Mira, a comer azúcar se ha dicho, que es lo único que me hace feliz. ¡Mis venas van a ser de Nutella!

El lunes por la tarde volvimos a tener clase de teatro. La verdad es que os cuento poco de la obra, pero es que vamos, tampoco os voy a aburrir, ¿no? Y todos habéis visto ya 'El gran showman'. Y si no... ¿Qué coño hacéis con vuestra vida, vamos a ver? A mí al final me había tocado ser uno de los que están en el circo. Vamos, uno de los raros, de los marginados. Un nuevo personaje. Eso sí, tenía una línea de canción para mí solo. Sí, solo 4 palabras... pero las tenía que cantar yo solo. ¿Me muero de la vergüenza? Confirmamos que me muero de la vergüenza. Cada vez que teníamos que ensayarlo, es que me ponía rojo como un tomate, porque era jodido pillar el tono que quería la profesora. ¿Qué más le daba, vamos a ver? Bastante es que cantaba, joder. Pero claro, si vas a hacer algo, pues hay que hacerlo bien.

- Venga, Óscar, un poco más de confianza.

- Sí, sí – dije, pero claro, de sí sí nada. Anda que no pide. 'Un poco más de confianza'. Nos ha jodido, me cago en la puta.

            Teo interpretaba al protagonista, es decir, a Hugh Jackman. Celia y Cris eran también del grupo de marginados. Ramón hacía del crítico gilipollas (mira, le iba que ni pintado). Y Albert, que cantaba de la hostia después de todo (y ya sabemos que bailaba bien), interpretaba a Zac Efron. Albert. Uf, es que no podía parar de pensar en el beso en la noria. Joder, Óscar, siempre cagándola. Ganaría todos los trofeos del mundo, la verdad. Si hicieran torneos para EL MEJOR JODIENDO LAS COSAS o EL QUE MÁS VECES LA CAGA A LO LARGO DEL DÍA, oye, que los ganaba todos. Cero competencia. Gano antes de participar si quiera.

- ¡Descanso de 5 minutos! – chilló la profesora. Os traduzco: 'Descanso para que me fume un piti y revise mi facebook'. Porque claro, los profes solo tienen Facebook.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora