Capítulo 72

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A ver, a ver, no os asustéis, que no he dicho nada de que fuera algo malo, ¿eh? Simplemente que fue un cumpleaños más intenso de lo que esperábamos. De camino al pantano, fuimos liando al hermano de Cris para que pusiera las canciones que queríamos. Bueno, básicamente era Albert insistiendo en que pusiera k-pop a cada oportunidad que tenía; Celia babeando todo el trayecto; Pablo en su mundo como siempre; Cris discutiendo con Celia; Almu sin dejar el móvil y Andrés con una cara de pena que le llegaba a los pies. Y yo, pues alegre a más no poder, porque quién me iba a decir esto hace un año, ¿no?

18.30 HORAS – PABLO

La verdad es que si no fuera por Óscar, no habría venido a este plan. No por nada. Al final todos se han convertido en mis amigos. Sé que hablo poco y esas cosas, pero porque cuando estoy en grupos enormes de gente, me anulo, me cuesta socializar, y entonces parece que soy un borde de mierda. Pero no lo soy. O al menos, no todo el tiempo.

Verle tan feliz, tan contento, me hace a mí feliz, me alegra verle así, porque lo ha pasado muy mal este último año. Yo intento estar siempre ahí para él pero sé que quizá no sea suficiente. Y cada vez siento más que estamos en dos puntos diferentes de nuestra vida. Óscar ha madurado un huevo, y ya no es el niño asustado que conocí la primera vez (eh, que eso me encanta de él, ¿eh?) Pero no sé, con todo lo de mi madre, hay veces que me pongo a pensar en lo que pasará si... si... bueno, eso, no quiero ni pensarlo. Y veo a Óscar a mi lado. ¿Pero le veo como novio? ¿O como amigo? Le quiero más que nada en este mundo así que son dudas estúpidas, lo sé. LO SÉ.

-¿Qué piensas? –me pregunta y me da la mano. Su sonrisa. Dios, es que necesito su sonrisa en vena.

-Nada, estaba un poco empanado –le miento. Se encoge de hombros y me da un beso en los labios. Sin lengua, sin abrir la boca. De amor. Me encantan esos besos. No todo es meterse la lengua hasta el esófago.

-¿Tienes ganas?

-Sí, tengo muchas ganas –admito, y a ver, en parte es verdad. Pero no puedo dejar de pensar todo tanto...

-Es por tu madre, ¿no? ¿Estás rayado por ella?

-Bueno, eso me pasa siempre. No es nuevo –respondo.

-Tranqui, Aurora es la hostia. Estarán bien las dos, seguro. Y seguro que le sube tanto el ánimo que se pone mucho mejor.

-Seguro –y le devuelvo el beso. El coche pasa por encima de un bache y todos damos un bote en los asientos. Óscar y yo, al estar besándonos, nos damos un cabezazo.

-¡Joder! –protesta y se lleva la mano a la cabeza.

-¡Perdonad ahí atrás –se disculpa el hermano de Cris.

-¿Estás bien? –le digo y le acaricio la frente. Se echa a reír de nuevo.- ¿De qué te ríes?

-Me haces cosquillas.

-¿En la frente, Óscar? Mira que eres raro.

-Ay, yo qué sé –y vuelve a sonreir.

-¿Sabes qué, Óscar? –le digo, mirándole fijamente. Me pregunta con la mirada, sin borrar la sonrisa de su cara.- Me flipa tu sonrisa.

19.15 HORAS – CELIA

Joder con Cris. ¡Y parecía tonta cuando la compramos! Menudo casoplón que se gasta. Es que nos bajamos de la furgoneta y oye, que vamos, que podría quedarme a vivir allí. Era algo así como un chalet de 3 pisos, con el pantano de fondo, todo de madera pero así como rollo moderno, y un jardín de la hostia con piscina... Sí, soy negada para describir los sitios pero bueno, entendéis el concepto: Cristina era la que nos iba a sacar de pobres a todos.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora