Capítulo 20

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La verdad, hasta ese momento, había dudado (y mucho) de Pablo. Pero no era para menos, ¿no? Si es que es un tío que te hace dudar, y juega contigo, porque juega con que gusta. Y le gusta gustar. Dios, odio a ese tipo de tíos. Porque además parece que tiene 20 años, y que ha estado ya en doscientas relaciones, pero no. Solo tiene 15 años. Pero igual que yo. Y me está besando. Y un día, este beso desaparecerá, habrá sido solo un momento más de mi vida. Pero da igual, porque yo también le estoy besando. Y de repente de fondo suena Make Me Your Queen de Declan McKenna, y el momento es perfecto. Porque él me mira. Yo le miro y, os juro que no he sido más feliz en mi vida.

- Qué te pasa – me dijo, separando sus labios de los míos. Eso sí, yo seguía con los pantalones por los tobillos.

- Nada, nada.

- ¿No te gusta?

- Sí, claro. ¿Cómo no me va a gustar?

            Sus manos seguían dentro de mis calzoncillos, agarrándome el culo con fuerza. Y nuestros cuerpos estaban pegados. Podía notar lo empalmado que estaba. Es que lo notaba contra mí, joder. Volvió a besarme. Sabía a alcohol y a... a... no sé. No sé muy bien a qué sabía. Realmente, yo creo que a nada. A Pablo. Si es que tenía hasta su propio sabor. El mejor sabor de todos. Bajé las manos poco a poco, porque no quería que se asustara (¡ya ves tú!) y le intenté desabrochar el pantalón pero ¡Dios! Era súper torpe. Así que, sin dejar de besarme, y paseando su lengua por mis encías, me quitó las manos y se desabrochó el pantalón él mismo, dejando que cayera al suelo. Mira, estuve a punto de correrme. Pero, ¿cómo iba a terminar si acabábamos de empezar? ¡Sería vergonzoso! Pero es que estaba a punto. ¡A puntísimo! Madre mía, me voy a correr. Me voy a correr. Pero no puedo. Se va a reír de mí. Joder. Óscar. Piensa en otra cosa. O sepárate. Haz algo.

- Me... corro – gemí, y sin darme tiempo a separarme, todo salió disparado, manchando mis calzoncillos y los suyos. Vamos, creo que nunca me había salido tanto. Y todo encima de Pablo, que me miraba con cara de confusión. Obvio, yo había terminado casi antes de empezar.- Joder, lo siento. Es que... no he podido parar.

- Tranqui, tío – me calmó y se dio la vuelta para coger una toalla. Se limpió como pudo y, después, comenzó a limpiarme a mí.

- No hace falta, dame.

- Calla y déjame – susurró y, después de un rato limpiándome por fuera, me bajó un poco los calzoncillos e hizo lo mismo por dentro. O sea, no acabo de entender muy bien el momento. Estaba entre enamorado y avergonzado a partes iguales. 

- Venga, vamos fuera, que estarán flipando.

            Se lavó las manos en el lavabo, se miró al espejo, abrió la puerta y salió.

- Súbete los pantalones, tío – me guiñó un ojo y desapareció en el pasillo. Yo cerré la puerta todo lo rápido que pude y me vestí, pero no podía dejar de pensar en lo que acababa de pasar. Superada ya la vergüenza de haber terminado encima de él, no paraba de ver sus dedos manchados con mi semen y... Bueno, no sé si muchos de aquí habéis visto 'Call Me By Your Name'. Yo obvio que la vi. Pirata, lo siento, pero tengo 15 años. Pues mira, sin melocotón, no me ha hecho falta. Básicamente porque soy alérgico, y se me pondría la garganta como un balón  de fútbol.

            Me lavé las manos y abrí la puerta, agobiado por la toalla que habíamos dejado atrás. Almudena nos iba a pillar.

- Mira, mejor la echo a la ropa sucia... - y busqué la cesta donde la tonta de... no, Almudena, que me estaba dejando estar en su casa. Busqué su cesta de la ropa sucia, pero no estaba por ningún lado. ¿Y ahora qué hacía yo con esa toalla? La coloqué bajo el grifo y la mojé todo lo posible. Pero iba a ser algo sospechoso que entrara en su baño y se encontrara una toalla empapada. Menuda mierda. ¿Por qué tengo que preocuparme de estas cosas? Podría haber salido del baño igual que Pablo, en plan chulo y punto. Pero no. El niño Óscar tiene que preocuparse de todas las mierdas. ¿Y si me la llevo? No se dará cuenta. Si no, ya se la devolveré. ¡Pero qué digo! ¡Sí, envuelta en papel de regalo y la dejo en su taquilla! Mira, la voy a dejar colgada tras la puerta y a tomar por culo.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora