Capítulo 15

25.9K 1.9K 1.7K
                                    


Creo que esa frase es la frase más bonita que me han dicho en toda mi vida. No hay palabras para... es que os lo juro, tenía una capacidad el cabrón para desarmarte alucinante. Tampoco hace falta que os lo jure, si es que lo veis. Lo estáis viendo. ¿Qué podía contestar yo a semejante frase? Imposible. IMPOSIBLE.

- ¿Y tú por qué no me hablabas antes? – preguntó, sin darme tiempo a contestar a su anterior declaración de amor (a ver, claramente era una declaración de amor, no me digáis que no).

- ¿Yo?

- Sí. Tú tampoco te acercabas ni me decías nada. De hecho, he sido yo el que ha empezado a hablar contigo – joder, tenía razón. ¿Y qué le iba a decir? ¿Qué me gustaba desde la primera vez que le vi, pero que me daba tanta vergüenza acercarme a él porque yo era tan poquita cosa y él... bueno, tan perfecto?

- A ver, bueno, es que me daba palo, ¿sabes?

- ¿Y eso por qué?

- Tú qué crees – respondí, cortante.

- Dímelo tú – y se acercó. A ver, os voy a confesar un problema que tengo: no soporto a la gente que te habla muy cerca de la cara. ¿Por qué? Pues porque tengo el impulso de querer besar. Me da igual que sea Pablo o una profesora. Una boca tan cerca de la mía... Creo que hasta tiene un nombre esa manía, ¿sabes? Luego lo busco y os lo digo.

- Joder, Pablo...

- ¿Qué? – se acercó aún más, si es que eso era posible.

- Pues... - su frente casi rozaba la mía. Su aire entraba por mi boca, como queriendo darme oxígeno. Madre mía, no iba a aguantar mucho más.

- Dime.

- Pues que me gustabas mucho – confesé.

- ¿Y ahora ya no?

- ¿Ahora? Más... más... más que nunca.

Entonces, sin siquiera tocarme, chocó su cabeza con la mía y unió sus labios con los míos. Pero esta vez no fue un mero pico como las últimas veces. No. Esta vez quería que el beso fuera un BESO con mayúsculas, en negrita, en cursiva, subrayado. Todo a la vez. Su lengua se metió en mi boca y me acarició el paladar y casi me derrumbo. Nuestros dientes chocaron y su saliva resbalaba por mis labios. Creo que fue el momento más excitante de toda mi vida... bueno, lo estaba siendo hasta que las puntas de nuestras lenguas se unieron en el centro y zas. ¡MIND BLOWN! ¡Dios, era una puta maravilla! Si esto era besar a alguien, quería hacerlo todo el rato. ¡TODO EL RATO! ¿Cómo la gente no estaba besándose cada segundo? ¡Era una fantasía! Y recordad que ni siquiera nos estábamos tocando. Solo nuestras frentes, nuestros labios, nuestras lenguas. Su saliva era mía. Si esto no era ser novios... yo ya no sé lo que era.

- ¿Y ahora? – sonrió mientras se separaba. Su labio inferior aún brillaba, húmedo. Yo me lamí los míos. Dios, qué cerdo soy. En mi mente quedó súper sexy. Dudo que esa fuera la imagen final que di.

- Ahora...

- Bueno, ya lo estoy viendo – y señaló con su mirada a mi entrepierna que, como siempre, estaba emocionada. Vamos a ver. Ya os lo dije. Es que es tocarme Pablo y me pongo súper duro. Aunque ahora estaba justificado. Me concedéis eso, ¿no? Más os vale.- Voy a mear.

Pasó a mi lado y se acercó a una zona de arbustos más frondosos. Escuché cómo se bajaba la cremallera (vale, tengo un oído muy fino) pero no era capaz de darme la vuelta. A ver, si lo piensas fríamente, era un poco asqueroso fantasear con verle mientras meaba, pero tenía su punto, ¿sabes? Un punto bastante excitante y prohibido. ¡No os flipéis que no estoy diciendo que me mee encima! ¡Joder! ¡Cualquiera dice nada! Bueno, ¿o sí? No. Es decir. ¡No! Pero ¿y si me unía? La verdad, estoy un poco perturbado, me estoy dando cuenta, pero quería verle. Me giré y Pablo estaba terminando porque noté cómo se la sacudía. Tenía los pantalones un poco bajados y podía ver el principio de sus calzoncillos, grises como siempre. Sin darse la vuelta, miró por encima del hombro y me sonrió.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora