Capítulo 26

21.1K 1.5K 588
                                    


Si hubierais visto las caras de todos al ver cómo Pablo me cogió la mano, habríais flipado. Habríais flipado muy fuerte. Que es lo que hice yo. Es decir, yo ya estaba por entregarme, ¿sabes? Por rendirme. Y de repente aparece él, rollo héroe en un videoclip de esos cutres, me tiende la mano, me levanta, y le suelta al Arenas que somos novios. ¡NOVIOS! Os lo dije. Os dije que éramos mazo novios. Y no solo eso sino que me da la mano. Mi mano asquerosa y sudada. Joder, estaba de los putos nervios. Lo raro es que Pablo no. Más tranquilo que en su vida. Es que, ¿quién le entiende?

- Qué tiene este marica contra ti – masculló Ramón, mirándome así con un odio de estos que no tiene sentido, pero que existe. No sé si me entendéis, pero era como que yo era lo que más odiaba en su vida. ¡Si ni siquiera me conocía, joder!

- ¿Qué le has llamado? – dijo Pablo de repente, y nuestras manos se soltaron. O sea, le iba a zurrar de nuevo. Pero... pero esto era demasiado para mí. Es demasiado para mí. Sí, vale, quería que Pablo diera la cara y no tuviéramos que escondernos, pero no era consciente de la vergüenza y los nervios que iba a pasar en el momento.

No estoy orgulloso, ¿vale? Pero huí. Sin que se diera cuenta, me fui y le dejé ahí solo, dispuesto a enfrentarse a la amenaza. Joder. Soy un cobarde. No dejo de pedirle que se enfrente (bueno, a ver, solo se lo he pedido dos veces, vamos a ver, tampoco nos flipemos), y justo cuando lo hace, ea, a echar a correr. ¡Óscar, no huyas, maldito cobarde! Pero mira, mis piernas ya estaban en dirección a... a... pues no sé muy bien a dónde. Escuché a Ramón decir algo, pero mira, me dio igual. Ya estaba lejos de allí. Pensé en entrar en el baño pero mira, no. ¿Y clase? Joder, ahora teníamos con el tutor. Mierda. Pero no podía... acababa de salir huyendo de allí, ¿y ahora iba a entrar en clase como si nada hubiera pasado? ¡NI DE PUTA COÑA, VAMOS!

- Vale, Óscar, vale, pues a ver dónde vas – me dije a mí mismo, porque ya sabéis que últimamente me ha dado por hablar solo (aunque todos lo hacemos, no os hagáis los locos).

Pues lo único que se me ocurrió es salir de allí. Pero no podía volver a casa. Así que fui a la caravana, me compré un polo de Star Wars y fui hacia el árbol. El único sitio en el que me sentía seguro. Un poco de coña, pero es así. El único sitio en el que me sentía seguro era ese árbol de hace mil millones de años, y zampándome un polo que era 99% azúcar. Bravo. Había tocado el techo de mi vida. Pero no era capaz de comer nada... tenía el estómago cerrado. Joder, había dejado a Pablo mazo vendido. Lo más normal es que no me volviera a hablar en su vida. Yo no me hablaría tampoco, por cobarde. Joder, ¿cuántas veces me he llamado cobarde? Joder, ¿cuántas veces digo joder? Vale, ya está, ya paro. Uf, sin darme cuenta, estaba respirando a toda velocidad. Lo que tanto había deseado, se había hecho realidad.

- Somos novios.

Eso mismo había dicho Pablo. Novios. Y delante de todo el mundo. Bueno, a ver, todo el mundo no, que en el pasillo había diez personas... pero es el insti, y a estas horas, ya lo sabría todo dios. No sé si estaba preparado. Bueno, sí. ¡SÍ! Además, ya me había sacado del armario la estúpida de María. Así que total, ¿qué más daba? No había elegido yo el momento, me habían arrebatado esa decisión, pero A TOMAR POR CULO. Uf, esto era too much. Sin darme cuenta, estaba llorando. Como si fuera idiota. Ni siquiera sabía cuánto tiempo llevaba ahí. Solo sabía que el tutor iba a llamar a mis padres por saltarme su clase. Fuck (por no decir 'joder', que además así quedo más guay, o más gilipollas, no lo tengo muy claro).

Sonó un trueno casi encima del colegio y mira, me acojoné un poco, porque me dan pánico las tormentas estas con rayos, traumas infantiles. Pero oye, fue sonar el trueno, y aparecer Pablo. Como si el cielo lo hubiera acompañado. Fantasía.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora