Capítulo 29

19.9K 1.6K 523
                                    


- ¡A mí! - chillé, fuera de mí. - ¡Van y me puto votan a mí! Me cago en todo.
- JA JA JA - se rió Albert pero, ante mi mirada asesina, se achantó.- Perdón, perdón, pero es que es tan típico que te pase a ti. ¡Y eso que no te conozco casi!
- Y ahora yo qué hago...
- Pues leer el discurso. ¿Qué vas a hacer? - dijo, como señalando lo obvio.
- Ya, pero es una mierda de discurso.
- Pues no lo leas.
- ¡Gracias por la ayuda! - dije mientras salíamos al recreo.
- Vamos a ver. ¿No te gusta? Cámbialo, yo qué sé.
- ¿Eso se puede? - vamos, yo creo que ni de coña.
- Ni idea. Pero es esta tarde. Si piensas cambiarlo, hazlo ya.
- ¡Dios, es que es esta tarde! Odio hablar en público. No puedo. Me muero.
- Nadie se ha muerto por hablar en público.
- Que sepamos - dije, nervioso de los pies a la cabeza.
- Vamos a ver, si quieres, léemelo ahora y así te ayudo. ¿Va? - se ofreció.
- ¿Seguro?
- ¡Claro, tonto! - y me dio un par de palmadas en la espalda, y sonreí. Porque Albert me hacía sonreír SIEMPRE. Mira, menudo fichaje más bueno.
- ¿Y tú no tienes que ensayar tu baile? O lo que sea que fueras a hacer...
- Uy, ¿ahora? El recreo es sagrado - dijo, a la vez que hacía la señal de la cruz con los dedos y miraba al cielo.
Así que, como insistió tanto (bueno, no insistió pero digamos que sí), pues oye, que le leí todo el discurso y es que era una mierda bastante grande. Que si nuevas amistades en los pasillos, que si profesores enrollados, que si blablabla. ROLLO. Lo peor de todo es que yo no sentía nada de eso, y leer algo delante de todo el insti que no me gustaba nada... iba a ser bastante difícil.
Cuando empezaron a votarme, quise meterme debajo del pupitre y desaparecer. Estaba claro que solo lo estaban haciendo para joder, para poder dejarme en ridículo. Es que de 31 que somos en clase, me votaron 20. ¡20! Hijos de puta. Pablo también me votó. ¡El muy cabrón! Su mirada de "lo siento" aún la tenía clavada en la mente. ¿Por qué lo habría hecho? Desde que los dos nos hicimos oficialmente novios, su popularidad había caído mucho. No os hablaré de la mía porque siempre ha sido nula pero lo de Pablo era más fuerte. ¿Cómo lo estaría llevando? No le había preguntado. Yo siempre preocupado de mí. Maldito egocéntrico que soy, me cago en la leche.
- La verdad es que es la mierda más cursi que he oído en mi vida. Y mira que mi hermana es cursi... - explotó Albert.
- ¿Verdad? Espera, ¿tienes una hermana?
- Tengo tres. Dos mayores y una más pequeña - sonrió, enseñando los dientes.- ¿Tú?
- Hijo único - me encogí de hombros.
- Menudo rollo, ¿no?
- Bueno, lo llevo bien... - aunque, la verdad, ahora echaba de menos a alguien que me apoyase en casa...
- Tienes que cambiar este discurso. Definitivity.
- ¿Definit...?
- Tienes que sentir lo que vas a decir. O te pondrás más nervioso aún - reflexionó.
- ¿Más? - protesté.- Y luego encima esta Pablo, ¿sabes?
- Qué de Pablo.
- Que fue uno de los que me votó...
- Uuuuuh - dijo, no sé si tratando de picarme o qué.
- Es que, como que de vez en cuando hace estas cosas y me descoloca, ¿sabes?
- A ver, yo no le conozco tanto como tú, pero por lo que me cuentas, tendrá una buena razón, ¿no?
- ¿Buena razón? ¿Para dejarme en ridículo?
- ¿Se lo has preguntado?
- No he podido - mentira. Vino a hablarme y yo me hice el loco y salí corriendo de clase, como si tuviera cita en el médico o algo. Ridikkulus.
- Pues... pregúntaselo ahora, que viene hacia aquí - susurró y casi ni me dio tiempo a reaccionar, porque cuando quise darme cuenta, ya estaba con nosotros.
Vale, ¿y ahora qué? ¿Qué le iba a decir? Las únicas veces que le he preguntado que por qué hacía algo, siempre la misma respuesta: "porque me apetece". Pues menuda mierda.
- Has salido corriendo de clase - dijo nada más verme.
- Es que había quedado con Albert - dije, mirando a Albert para que lo pillara. Gracias a dios, fue rápido de reacción.
- Sí, eh, no soporto que llegue tarde. Es que menuda falta de respeto, ¿no?
Pero Pablo no dijo ni mú. Se quedó ahí, en silencio, mirándonos a los dos como si estuviéramos locos. Un poco creepy.
- Bueno, voy a ver dónde están Cris y Celia, que no las he visto salir. Nos vemos luego, Oski - y se despidió rápido, no sin antes hacer una reverencia a Pablo.- Señor Bernabé.
Pablo flipó un poco pero, como siempre, no hizo ni un gesto, y Albert se largó.
- Este Albert... - dije, sin saber muy bien qué hacer.
- Qué pasa.
- ¿A mí? Nada. ¿Por? ¿Qué me va a pasar a mí? - respondí, exagerado.
- Es por lo de clase, ¿no?
- Es que, ¿por qué coño me has votado? - exploté.- Sabes que lo han hecho para reírse de mí y tú ea, a apoyarles. Es que he flipado.
- ¿Te puedo explicar? - dijo, siempre con el mismo tono de voz.
- A ver - dije, exasperado.
- Como siempre, exagerando todo hasta el límite. Te he votado porque creo que eres el más indicado para leer el discurso.
- ¿Y eso por qué?
- Porque eres el único con los huevos suficientes para hacer otro discurso - sentenció.
- ¿Cómo?
- Vamos a ver, los dos sabemos que el que vas a leer es una mierda. Da asco - reí.- Pero tú puedes cambiarlo. Puedes hablar por mucha gente.
- Esto no es la ONU, ni yo Emma Watson - bromeé.
- No digas chorradas - me interrumpió.- Sabes a lo que me refiero.
- Pero, vamos a ver, ¿cómo voy a cambiar un discurso escrito por nuestro tutor y que lleva aprobado meses? Me echan como poco.
- ¿Tú crees?
- Además, estarán los padres, otros cursos... Ni de coña. Me muero.
- Ok - me dedicó media sonrisa.
- ¿Ok?
- Qué más quieres que te diga - se defendió.
- Nada, nada. Es que... no sé. Si tú fueras a leerlo, ¿lo cambiarías?
- No.
- ¿Ves? - incidí.
- Pero porque yo no soy tú - me acarició levemente la mano y se fue. - Nos vemos.
¡NOS HA JODIDO! Ahora la responsabilidad para mí, ¿no? Qué fácil se ve la vida desde fuera. Y el tío se pira, y me deja ahí casi con la palabra en la boca. Uf, me estoy empezando a poner muy nervioso. Pero es que yo no quería que se fuera, pero claro, cualquiera le para, ¿sabes? Jo, y el problema es que puede que sea mi último día con él... y voy a estar cabreado como una mona. ¡Qué tonto que eres, Óscar! ¡Qué rematadamente tonto!

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora