Ⓣ 𝐏𝐨𝐬𝐭-𝐢𝐭 Ⓚ

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Taehyung no creía que una persona pudiera tener tanta felicidad dentro, al menos no hasta que vio a Jungkook al día siguiente, con el frasco de tapa roja y todas sus notas dentro, caminando tranquilo y con un gesto algo animado. Pero, por algún motivo, su pecho estaba hinchado de orgullo, y mentalmente se daba palmaditas en la cabeza por haber hecho un buen trabajo.

— Son las siete de la mañana, ¿por qué demonios te ves tan feliz? — inquirió Yoongi al notar que su mejor amigo tenía una expresión demasiado brillante.

— Supongo que su "Operación Jeon Jongmu..."

— ¡Jungkook! — corrigió rápido a Hoseok, pero el mayor no era muy bueno para recordar nombres.

—... marcha bien. — finalizó, haciendo caso omiso.

— Sí. Aun no conseguí entablar una conversación con él. Es decir, le di el frasco y hui luego de decir una frase. — confesó con una sonrisa. — Pero actué muy genial. No creo que haya notado que en realidad estaba nervioso.

— Admiro tu perseverancia, aunque sea irritante.

— No seríamos mejores amigos si no fuera por eso, hyung. — tomó lo necesario para su siguiente clase y cerró el casillero. — Además, Jungkookie parece ser muy amable. No vi alguna respuesta negativa de su parte.

— ¿Jungkookie? ¿Qué diablos?

— ¿Cuál es el siguiente paso? — quiso saber Hoseok, una vez que caminaban juntos por el pasillo.

Taehyung abrió la boca para responder, pero de repente frunció el entrecejo y detuvo su andar, muy pensativo. Yoongi frunció el entrecejo ligeramente.

— No lo pensaste, ¿verdad?

— Nunca creí llegar tan lejos. — admitió, algo confundido. — ¿Ahora qué hago?

— Bueno, si es lo suficientemente cortés, tendrá que agradecerte el gesto, ¿o no? — dedujo el castaño. — Sólo espera y aprovecha esa oportunidad para entablar una conversación.

— Buen plan, muy bueno. — alzó el pulgar en gesto de aprobación, y con eso (más un suspiro cansado de Yoongi, porque era muy temprano) fueron a sus clases correspondientes.

Quizás, sólo quizás, Taehyung pasó media clase de matemáticas imaginando lo genial que sería cuando Jungkook finalmente aceptara ser su amigo. Supuso que se llevaría bien con Yoongi hyung, ya que ambos eran callados y bastante tranquilos (bueno, algo así, Yoongi sólo sacaba su lado raro cuando estaba con sus amigos y de buen humor) y Hoseok hyung era tan bueno y amigable que de seguro le agradaría.

Recordó levemente cuando conoció a Hoseok hyung. Taehyung lo odiaba, porque, al estar en un año superior y en la misma clase que Yoongi, ese chico había comenzado a ser muy cercano a su hyung y el menor temía que su puesto de mejor amigo le fuera robado, pero al conocerlo mejor, con su amabilidad y buen ánimo todo el tiempo, comenzó a sentir algo de culpa por ser tan frío y cortante con él.

Aprendió que tratar mal a Hobi hyung era como patear a un cachorro.

— Señor Kim. — Taehyung no prestó atención al llamado, porque en esa clase había al menos unos cinco "señores Kim", y recién cuando el profesor (que no era profesor, era un practicante y, paradójicamente, también se apellidaba Kim) se paró justo en su banco, notó que le hablaba a él.

— ¿Qué? Disculpe.

— ¿Se siente bien? Parece algo distraído. — ese sujeto de seguro no superaba los veinticinco, y sabía que al menos la mitad de las chicas de la clase babeaban por él. Bueno, era atractivo, pero esas gafas de marco grueso que llevaba no dejaban apreciar bien su rostro.

— Lo siento. Tengo un poco de sueño, y estaba pensando en algo. — lo cual no era todo mentira.

— Lo entiendo, matemáticas no debería ser la primera clase del día. — sonrió, y Taehyung vio un pequeño hoyuelo en su mejilla. Era muy amistoso. — Aun así, intenta prestar atención para comprender lo suficiente y pasar el examen la próxima semana, ¿de acuerdo?

— Sí, señor. — ¿todos los practicantes eran tan amables o al transformarse en profesores sufrían algún hechizo que los obligaba a torturar a los estudiantes? Taehyung no lo sabía, debía averiguar eso.

Las siguientes clases no tenían a un Kim Namjoon que lo tratara con amabilidad y paciencia, de modo que sufrió la espera hasta que el timbre que anunciaba el almuerzo sonó, y salió presuroso del salón. No rumbo a la cafetería, sino a la mesa roja del patio exterior.

Jungkook no había llegado aún.

Sintiéndose como un usurpador, Taehyung tomó asiento en la banca que, pese a no tener dueño, se sentía algo ajena, y abriendo el paquete de dulces que había comprado de la máquina expendedora en el camino, intentando atrapar uno con la boca. Lo logró.

Demonios, él era increíble.

Se sorprendió ligeramente cuando el asiento frente a él fue ocupado por Jungkook ya que esperaba que este le dijera algo por irrumpir en su espacio, pero claramente, el menor no iba a prestarle atención si estaba con la cabeza metida en un libro, dejando el frasco sobre la mesa sin mirarlo. Ni siquiera notó que Taehyung estaba ahí, pero eso no desanimó al castaño.

Girando un poco la cabeza, pudo ver el título de lo que el menor leía.

Demian, de Hermann Hesse.

Taehyung tosió falsamente para llamar su atención, y cuando la obtuvo, Jungkook pareció quedarse congelado al notar que no estaba solo, y apretó los labios, bajando la cabeza para volver a su lectura. El mayor notó que en realidad intentaba ocultar un leve sonrojo, probablemente producto de la vergüenza por no haberlo notado.

El mayor se percató en ese entonces, un poco mejor, de lo que estaba haciendo: instintivamente invadió el espacio de Jungkook, y descaradamente intentaba llamar su atención. Quiso golpear su cabeza con la mesa, ¿por qué se le había ocurrido hacer algo así? ¿En qué momento su cerebro proceso eso como una buena idea? Sea como fuere, ya estaba hecho. Tenía que arreglarlo de algún modo.

— Vi como dejaste la nariz de Minseok. — Taehyung apuntó su propia nariz, y Jungkook pareció aún más avergonzado. — Alguien tenía que ponerlo en su lugar. Hiciste un buen trabajo.

Jungkook lo miró brevemente, pero no respondió, y Taehyung volvió su atención al frasco de pequeños papeles, parecía que un cuarto del frasco ya estaba lleno. Su curiosidad creció nuevamente, pero prefirió centrar su atención en el dueño de ese bonito objeto.

— ¿Cómo están tus manos? — preguntó entonces, recordando las pequeñas heridas del día anterior.

El menor alzó una de ellas tímidamente para enseñarla, no se veía mal, de hecho. Parecía que todo estaba en orden.

— ¿Te da vergüenza hablar conmigo? — quiso saber, y Jungkook asintió. Taehyung no pudo evitar reírse en voz baja. — Creí que serías más serio, pero en realidad eres bastante lindo.

Jungkook volvió a apretar los labios para contener una mueca, quien sabe si de vergüenza o disgusto, pero luego sacó de su bolsillo un pequeño block de post-it y un lápiz negro algo usado, para . escribir algo de manera rápida y quitar la pequeña hoja.

Miró a Taehyung, algo indeciso. El mayor tenía los brazos cruzados sobre la mesa y el mentón apoyado en los mismos, de modo que cerró sus ojos fuertemente cuando Jungkook se acercó, y pegó el pequeño post-it en su frente. Pudo ver una pequeñísima sonrisa en él, y como luego tomaba sus cosas para irse.

Quitando el post-it de su frente y leyendo, Taehyung no pudo evitar sonreír.

«Gracias por el obsequio, hyung.»

Jungkook tenía bonita letra.

𝙏𝘩𝘦 𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨𝘴 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘐 𝘭𝘰𝘷𝘦 «ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ» • 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐈𝐆𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎 •Where stories live. Discover now