Epílogo

7.4K 778 695
                                    

La casa nueva le gustaba.

Le gustaban las habitaciones espaciosas y la cocina, donde se percibía el aroma del ramen preparándose. Realmente amaba el ramen, y también estaba impaciente por almorzar al fin, aunque aún debiera esperar porque la comida no estaba lista.

Le gustaban los muebles también. Algunos eran de color café claro, mientras que otros eran de negro, y en la sala había un sofá color blanco: el mejor sofá y el más cómodo del mundo.

Estaba seguro de que podían formarse buenos fuertes de sábanas junto a ese sofá.

Ya que aún no habían terminado de abrir todas las cajas, y había una habitación repleta de ellas, se apresuró hacia allí mismo, decidido a ver qué cosas viejas podría haber y esperando encontrar algo emocionante entre tanto aburrimiento, porque no había muchas cosas interesantes en limpiar y desempolvar por tanto tiempo, y quedarse sentado observando no era nada divertido.

Para su decepción, sólo encontraba libros, aburridos y sin dibujos, y decoraciones que de seguro serían puestas en la sala más tarde. Se aseguró de no tocar nada porque no quería romper algo y meterse en problemas. Había algunas cajas con ropa, ropa demasiado grande como que él pudiera usarla, y otra caja con juguetes y tazones pequeños.

Esos debían ser de Tan.

No pudo contenerse de estornudar por el polvo en la habitación y se cubrió con el antebrazo, antes de sorber por la nariz y fijarse en otra caja no tan grande, con la intención de arrastrarla, y sorprendiéndose al descubrir que no era tan pesada como esperaba. Se sentó en el suelo, junto a la misma, y quitó la cinta vieja, cosa que fue bastante fácil pese a que hizo que sus dedos dolieran un poco, abriendo las solapas y asomándose para ver mejor.

Dentro de esa caja, había un frasco.

No parecía tener nada de especial, era transparente y de tapa roja, de modo que lo tomó para descubrir que parecía tener un montón de papelitos dentro. Era la única cosa en esa caja, así que eso lo volvía más extraño aún. Agitó el frasco, notando que los papelitos tenían cosas escritas dentro y algunos eran de un color morado claro, aunque no alcanzaba a leer que decían.

Bueno, tampoco sabía cómo hacerlo. Aun no, pero estaba practicando todos los días.

Se puso de pie y lo rodeó con sus brazos, sintiéndolo algo así como un tesoro escondido y caminando fuera de la habitación hacia el pasillo, seguido de Tan, donde se detuvo abruptamente al ver una silueta alta frente a él, observándolo con diversión.

— ¿Qué hacías allí escondido?

Uh...

— Encontré esto. — exclamó él, alzando el frasco para enseñarlo. — ¿Puedo quedármelo?

El mayor se sorprendió al ver lo que llevaba, pero no parecía molesto.

— Eso no es tuyo. — se agazapó frente a él, con una media sonrisa, y Tan se acercó de inmediato para buscar mimos. — ¿Estuviste hurgando entre las cajas de mudanza?

— Es que me aburro. ¡Tengo que explorar! — se defendió con una mueca, causándole una risa. — ¿A qué hora llega mi papá?

— Pronto, lo prometo. Dijiste que estaba bien quedarte conmigo, ¿no confías en mí?

— Sí lo hago, pero ¿esto qué es? — insistió entonces con el frasco en sus manos.

— Es algo que no deberías tocar, ¿quieres que me regañen? — preguntó, y el menor negó con la cabeza. — Entonces hay que guardarlo, ¿de acuerdo?

— Pero tiene muchos papelitos. — exclamó mientras regresaban a la habitación. — ¿Es un bote de basura?

Taehyung entonces se rio, notando las cajas abiertas de par en par por todos lados: — No, no es un bote de basura.

𝙏𝘩𝘦 𝘵𝘩𝘪𝘯𝘨𝘴 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘐 𝘭𝘰𝘷𝘦 «ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ» • 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐈𝐆𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎 •Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang