CAPÍTULO 3

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A las seis en punto de la tarde el timbre sonó. Avisé a Alex de que ya bajaba y al llegar a la puerta me encontré con mi hermano preparado jugando otra vez a la consola.

Elevé las cejas y apreté los labios.

– ¿Qué pasa? – preguntó mirando mi reacción.

– Nada – respondí sonriendo.

Era raro que mi hermano estuviera con el traje puesto y la mochila a la espalda a la hora. A este le pasaba algo.

– ¡Mamá! ¡Nos vamos! – grité al mismo tiempo que abría la puerta.

– ¡Vale! ¡Pasadlo bien! – respondió desde la cocina.

– ¡Vale! ¡Te queremos! – iba a cerrar la puerta cuando me fije que Liam seguía con la consola – Y deja eso que te vas a quedar tonto a este paso – se la quité y la dejé en la mesa de la entrada. El gruñó pero no la reclamó.

Salimos y bajamos en el ascensor en silencio. Cuando se abrieron las puertas, vi que Alex estaba apoyado en la pared al otro lado del vestíbulo.

– Anda. Si vienes con un invitado y todo – dijo mi mejor amigo al mismo tiempo que salíamos a la calle.

– Yo que tu no hablaba mucho – comenzamos a andar en dirección al campo. Por suerte no estaba muy lejos – Está algo irritable.

– Y lo estaré más como no dejes de tocarme las narices – respondió Liam rozando la ira.

Abrí mucho los ojos y reprimí la risa.

– Tiene razón. Ya paro – seguimos caminando un buen rato – ¿Y Male y Nora?

– Male sale más tarde y Nora está con su padre – los padres de Nora se separaron cuando ella era pequeña. Su madre vivía en el barrio y su padre en una casa más allá de las afueras de Madrid por lo que le resultaba más difícil salir – Quedé con ella donde siempre.

Asentí y en 10 minutos ya habíamos llegado al campo. Liam enseguida se despidió con un "adiós" demasiado seco y entró. Y como había dicho, en el campo pude ver, entre otros, a Álvaro y a mi primo, Thomas, el capitán del equipo.

Teníamos la misma edad y por esa misma razón y por otras muchas más nos llevamos genial desde pequeños. Por él he podido llegar a hablar con algunos del equipo e incluso salir algún que otro sábado de fiesta con ellos. Puede que muchos digan que son unos creídos, y lo son, pero también son graciosos y algunos hasta amables.

Estaban jugando un partido en media cancha lo que significaba que estaban a punto de acabar el entrenamiento.

– Recuérdame por qué dejaste el equipo – dije mientras los observaba.

Alex tardó un tiempo en contestar durante el cual parecía que estaba pensando lo que iba a decir.

– Me lesioné – dijo al fin. En ese momento, una ráfaga de viento frío se levantó. Me cerré la cazadora y le miré para que siguiera – Tuve una mala caída y rompí la pierna.

Abrí los ojos completamente.

– No te recuerdo con muletas.

– Eso es porque no vine al instituto – apoyó la espalda en la pared que teníamos al lado. Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás – Fue cerca del verano por lo que no tuve que venir a clase.

– ¿Y por qué no volviste a jugar después? – mi nivel de curiosidad superaba el 100%.

– No quise – se encogió de hombros despreocupadamente – Supongo que cuando te pasa algo grave no quieres volver a intentarlo por miedo de cometer de nuevo el mismo error – bajé la mirada pensando que decir.

– Entiendo. Ha sido lo correcto – dije al fin sonriéndole. El me devolvió el gesto.

Volví la mirada hacia los chicos. Ya iban camino del vestuario. Thomas miró en mi dirección como si hubiera gritado su nombre. Iba hablando con Álvaro por lo que él también miró. Las piernas me temblaron por un segundo pero mantuve la postura. Thomas me saludó con una mano y yo hice lo mismo. Álvaro sonrió y no me quitó los ojos de encima hasta que entraron al vestuario. Al mismo tiempo, siguió hablando con mi primo.

Cuando desapareció de mi campo de visión, posé la espalda en la pared al lado de Alex.

– Álvaro me ha mirado y me ha sonreído – no vi su reacción pero imaginé que rodaría los ojos – Creo que voy a desmayarme.

Quería oprimir la sonrisa pero no podía. Mi crush me había estado mirando por más de 15 segundos. Y para el colmo me había sonreído. ¿Qué estaba pasando? ¿Aquello era real?

– No me digas más. Te has subido en tu nube y ya no vas a bajar – dijo Alex mirándome. Yo asentí mordiéndome el labio inferior.

Me agarró de la mano y me arrastró con él lejos del campo de futbol mientras sonreía.

– Venga. Vamos a buscar a Male.

🧡

*Álex en portada*😍

Mi Mejor Enemigo #MME3Where stories live. Discover now