CAPÍTULO 14

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Aún quedaba media hora para que la clase de piano empezara, así que me recosté con tranquilidad en la silla y respiré profundo.

Me fijé en las fotos que tenía Thomas por todo el escritorio. La mayoría era de él con Diego, Álvaro y con algunos más del equipo. Había alguna conmigo y otra con Verónica. Eran amigos, pero no íntimos. La foto que más me llamó la atención fue una en la que Thomas estaba sentado en una toalla en la arena junto a Nora, rodeándola por los hombros con el brazo. Ambos sonreían sin complejo a la cámara.

– ¿Qué tal con Nora? – pregunté a mi primo.

Él, que estaba mirando el móvil bocabajo en la cama, elevó rápidamente la vista.

– ¿Por qué preguntas eso? – habló un tanto nervioso y yo elevé las cejas insinuándole que entre ellos había algo fuerte – Tan solo somos amigos.

– Mira, Thomas. Os conozco muy bien, a ambos... Y también conozco algunos detalles de lo ocurrido el verano pasado – sus mejillas habían adoptado un color rojo suave. En cambio, su gesto de ensombreció.

– ¿Cómo sabes tú eso? – preguntó enfadado.

– ¡Porque estaba delante! – exclamé a punto de echarme a reír – Estabas tan distraído con Nora que ni os percatabais de que estaba con vosotros.

Thomas frunció el ceño y su cara aseguraba que estaba intentando encontrarme en su cerebro medio vacío en aquel verano. Seguro que no encontró nada.

– Da igual – dije acercándome a él y cogiéndole de la barbilla para que dejara de pensar – Gracias a Dios no me atropelló un camión mientras vosotros estabais de mimos en mimos – le eché la culpa bromeando.

Él me cogió de la mano y la dejó caer a mi lado molesto.

– Es broma, Thom. Sabes que te quiero mucho – dije metiendo los libros y el estuche en mi mochila – Entonces... ¿no hay nada?

Me miró durante unos segundos largos y después negó.

– Está bien. Pero quiero que sepas que prefiero a Nora en la familia antes que ha otra – él cogió una zapatilla y me la lanzó.

Me dio en toda la espalda y puse una mueca entre dolor y enfado.

– No te atrevas a meterte conmigo – dije agachándome para coger la zapatilla que me había tirado rápidamente y se la lancé. En cambio, el proyectil de tela impactó en los pies su la cama – O lo lamentarás.

Solté una carcajada sin evitarlo ya que la jugada me había salido muy mal.

– Que graciosa – se burló.

– Ah. Y otra cosa – me giré antes de salir por la puerta de su cuarto – Mañana cuando venga quiero los deberes hechos.

– ¿O si no qué? – me desafió.

– Te lanzó el piano a la cabeza. Díselo a tú amiguito también.

– Sí, sargento – dijo con voz firme y llevando una mano a la frente cual soldado obediente.

Sonreí y salí de su casa. Me dirigí a la parada más cercana para coger el bus e ir a la academia.

💜

Sé que este capítulo es demasiado corto, pero no he podido escribir más. Como recompensa, habrá capítulo el sábado. Espero que lo podáis entender💞

Mi Mejor Enemigo #MME3Where stories live. Discover now