CAPÍTULO 40

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Sinceramente, no es que Thom fuese un aburrido, pero la hora y media que estuve con él se me pasó muy lenta. Y sabía de sobra cuál era el motivo, pero me costaba mucho admitirlo.

No quise preguntar por qué Cristian no había dado señales de vida (algo que por alguna razón me preocupó) ya que sabía que Thomas no iba a ser capaz de responderme.

Más tarde, cuando llegué a la academia me di cuenta de que no podía quedar con Álvaro, cosa que me desanimó por completo. Decidí mandarle un mensaje.

Val 🌺 18:46 : Eyy. Al final no puedo quedar. Me surgió algo. Lo siento mucho🥺. Luego te cuento.

Álvaro 🥰 18:47 : No te preocupes🧡 Te llamo por la noche.

Me sentía muy mal. Pensaba que estaba perdiendo una gran oportunidad de estar a solas con él, pero a la vez creía que si de verdad era lo mejor habría más ocasiones.

Por otro lado, el ensayo con Verónica estuvo bastante bien.

– Ya vi que te has reconciliado con tus amigas – me dijo al terminar a lo que yo asentí con una sonrisa – ¿Al final van a venir a la fiesta?

– Eso espero.

– ¿Que fiesta? – intervino Melissa – ¿Es de disfraces? Tengo uno muy bueno.

– Siento decirlo – le dijo la chica – Pero el límite de edad son 18 años.

– ¿Y cuántos te crees que tengo, niña? – le preguntó con un tono de voz chulo, poniendo una mano en su cintura y mirándola por encima de las gafas.

– Mmh... ¿50? – contestó y Melissa le lanzó una pelota de goma que tenía de adorno en el escritorio y que Verónica esquivó con mucha clase.

Ambas rieron y yo seguí recogiendo mis cosas.

– ¿Quieres que te lleve a casa? A mi hermana no le importará – me ofreció y yo accedí.

Nos despedimos de Melissa y salimos afuera a esperar.

– Ya me dijo Álvaro que hoy ibais a quedar – al principio me sorprendió que lo supiera pero enseguida recordé que son mejores amigos y seguramente se cuenten todo – Acuérdate de usar condón.

La miré con los ojos abiertos y menos mal que ya había oscurecido porque de repente me había puesto muy roja.

– Gracias por el consejo – fue lo primero que se me ocurrió decir – Pero al final no vamos a quedar.

– ¿Ah no?

– Tengo que cuidar de mi hermano.

– Vaya. Bueno, no pasa nada. Ya habrá otro día – ojalá – ¿Así que tienes un hermano? No lo sabía. Siempre quise tener un hermano.

– Me gusta ser la mayor aunque no de muy buen ejemplo.

Ella rió y por alguna razón, me sentí bien.

Su hermana llegó y me llevó hasta mi casa. Durante todo el camino se fue quejando de que no sabía si llevar un vestido u otro o si celebrarlo en la playa o en una pradera.

Yo lo tenía bastante claro. Mi boda con Álvaro sería al atardecer en la playa, en julio. Luego cenaríamos en nuestra mansión a unos 100 metros de la costa, habría una fuente de chocolate blanco y otra de chocolate negro, los cubiertos serían de plata y la tarta tendría 4 pisos, que es el número de hijos que íbamos a tener. Y nuestra luna de miel sería en las Bahamas.

A la mitad del camino desconecté y me puse a pensar en mi vida con Álvaro en el futuro. No me podía imaginar nada malo. Todo era perfecto.

Cuando llegamos a mi edificio les agradecí que me trajeran y al subir a casa me encontré con un par de maletas pequeñas en la entrada.

Mi Mejor Enemigo #MME3Where stories live. Discover now