CAPÍTULO 70

2.2K 198 105
                                    

Álex me tuvo que tranquilizar antes de entrar a clase y, aunque al entrar todo el mundo me miró como si fuera un fantasma, me calmé. Nadie hizo preguntas lo cual agradecí. Al fin y al cabo, el rumor de lo que había pasado se había extendió por todo el instituto más rápido que una mala gripe.

El resto del día estuve en todos lados menos en clase. No pude concentrarme ni un segundo. Solo pensaba en Álvaro, en por qué había sido tan capullo conmigo y en si de verdad en ningún momento se había ido de la fiesta. Además, tuve un examen del que no sabía nada y me salió como la mierda. No había sido un buen día y lo único que quería era llegar a casa y dormir para poder olvidarlo todo, al menos por unas pocas horas.

Cuando tocó el timbre de clases, salí afuera y esperé a Álex. No paraba de mirar a mi alrededor por si veía algo extraño o más bien, a alguien observándome. No estaba tranquila y cualquier compañía era poca.

Me dio por mirar a la puerta de entrada de la que no paraba de salir gente suspirando por una gota de aire fresco. Entonces, vi a quién no quería ver. Álvaro salió y tras buscar algo entre la multitud que se había formado a los pies del colegio, coincidió con mi mirada. No dudó ni un segundo y caminó hasta a mí. Mi primer instinto fue huir, pero dudé. No estaba de humor y menos si se trataba de él, pero tampoco quería estar enfadada. Aquel chico era mi novio y en parte, por muy idiota que fuera, lo necesitaba a mi lado en los momentos más difíciles como un gran soporte en el que poder apoyarme si caía.

Unos segundos más tarde, llegó a mi altura.

– ¿Podemos hablar? – me preguntó.

Ahora, su tono de voz era suave y su gesto estaba relajado. Sus labios formaban una perfecta línea recta y sus ojos mostraban un profundo arrepentimiento que me quemaba por dentro.

Me crucé de brazos y fruncí el ceño. No iba a ser tan blanda. Por mucho que me gustara, no se merecía que le perdonara tan rápido. Puede que cada vez que lo tuviera cerca me comportara como una niña encaprichada con su juguete nuevo, pero no tenía ni un pelo de tonta y se lo iba a hacer saber.

– Tú dirás... – le respondí desafiante.

No quería tener otra bronca delante de todo el instituto, pero si volvía a acusarme de algo, no iba a titubear ni un segundo.

– Quizás antes me he pasado un poco...

– ¿Un poco? – dije interrumpiéndole.

– Vale, un poco mucho... – bromeó sonriendo un poco intentando que yo hiciera lo mismo. Si embargo, mi expresión no cambió – Y de verdad que lo siento mucho. No he hecho otra cosa que no fuera pensar en ti estos días – esa frase me causó un cosquilleó en el estómago – Y al ver que no dabas señales de vida, pues me preocupé de que te hubiera pasado algo malo. Te llamé un montón de veces pero no llegué a pensar que se te había roto el móvil. Por alguna razón, solo pensé que estabas pasando de mí por algo que hice mal – hizo una breve pausa – Lo siento mucho, Val. Soy muy inseguro y es algo que me gustaría cambiar, por ti. He desconfiado de una persona maravillosa que me está haciendo mejorar como persona y me odio por ello. No debería de haberme puesto así antes. No sé que me pasó.

Todo su ser mostraba un terrible arrepentimiento que me fue imposible no comprender. Llegué a pensar que le había pasado algo que le hizo descargar la ira que sentía contra mí, y que no era excusa, pero en parte le entendía. Y además, no podía resistirme ni esa cara ni a esa voz que me hacían sentir tan tranquila.

– Te he decepcionado, Valeria. Lo sé. Pero también sé que me gustas demasiado como para dejar que mi orgullo supere a las ganas que tengo de estar contigo – me lo quedé mirando sin saber cómo reaccionar. Él bajó su mirada hacia sus zapatos un segundo y después volvió a subirla para que coincidiera con la mía – ¿Podrás perdonarme?

Mi Mejor Enemigo #MME3Where stories live. Discover now