CAPÍTULO 5

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Male tenía las cejas casi juntas y los labios formando una perfecta linea recta.

– ¿Enserio tía? ¿Qué te pasa ahora?

– Me pasa que seguro que allí va a estar Diego – dijo sin moverse un pelo. Pues claro que iba a estar. ¿Cuándo se perdería él una fiesta?

– ¿Y qué? ¿Tan mal acabasteis? – se quedó unos segundo callada mirándome sin expresión en el rostro.

– No es eso. Es que cuando le miro, siento como se me encoge el pecho. Es una sensación que me cuesta mucho explicar.

Fruncí el ceño. Si a Male le seguía gustando ese chico como el primer día... ¿Qué problema había?

– Creía que te gustaba.

– Y así es, Val. Ese chico me encanta. Pero es diferente...

– ¿En qué sentido? – pregunté pero ella me miró directamente a los ojos sin decir nada. Su rostro era una mezcla extraña entre duda, tristeza y miedo – Mira, Male. No soy la mejor persona para dar consejos y menos sobre relaciones. Pero soy tu amiga y quiero ayudarte. Puedes confiar en mí para lo que sea. Puedes contar conmigo – le puse una mano en el hombro y ella suavizó el gesto.

Male y yo no éramos uña y carne, pero yo confiaba en ella, y ella podía confiar en mí.

– Es complicado, ¿sabes? – asentí lentamente poniéndome seria – Una relación no es solo estar con el otro y ya. Es mucho más. Se trata de conocer a la otra persona, de saber qué le gusta y qué no le gusta, de entender lo qué piensa y lo que siente. Es la capacidad de decir con los ojos lo que no puede decir el corazón. Son los pequeños detalles los que definen si la relación va viento en popa o en retroceso. Y no me refiero a los regalos de aniversario ni nada por el estilo sino a un simple abrazo o un beso en el momento adecuado – hizo una pausa para coger aire – Son tantas cosas las que tienes que tener en cuenta que es imposible hacerlo bien a la primera – miró hacia el claro ya casi despejado – Yo no buscaba nada serio y él me hizo querer cada vez más, y más, y no supe controlarlo. No sé que me pasó. Puede que me entrara miedo de no poder pararlo si lo necesitaba o miedo a que me hiciera daño y lo poco que tuvimos desapareció... Por mi culpa.

Bajé la cabeza mirando al suelo. Tenía razón, o al menos, creía que la tenía. Una relación no es nada fácil e imaginaba todo lo que había detrás. Es como la cara oculta de la luna. Al fin y al cabo, yo nunca tuve una relación seria para entender del todo lo que decía, pero sabía que era verdad y lo que contaba lo hacía con el corazón abierto.

– ¿Sabes cuando corres una cuesta abajo tan rápido que no eres capaz de parar hasta llegar al final? Pues eso me pasó a mí – se le cayó una lágrima que limpió rápido con el dorso de la mano – Pero yo decidí parar en seco para no seguir cayendo. Y hoy en día todavía pienso si la decisión que tomé ha sido la correcta.

Volvió a mirarme. Me acerqué a ella y la abracé. Se la veía dolida.

– Si era lo que sentías, hiciste lo correcto. No puedes culparte – dije antes de separarnos.

– No sé si quería eso, Val. Y por esa misma razón hoy me cuesta mirarle directamente a los ojos – soltó un gran suspiro – Pero más me duele cuando él me mira. Yo no sé si sigue sintiendo lo mismo, pero le hice mucho daño y todavía no he podido perdonarme.

– ¿Quieres que te dé mi más sincera opinión? – asintió con los labios fruncidos – Tenemos que disfrutar de lo que tenemos. Estamos en la edad de vivir nuestra propia historia. Ya ha pasado el tiempo suficiente como para que si queréis lo volváis a intentar y mejor que antes. Quizás en el pasado no haya funcionado, pero el pasado es pasado y creo que si los dos seguís sintiendo lo mismo que antes o algo incluso más profundo deberíais daros una segunda oportunidad. Seguro que esta vez será diferente.

– No sé, Val. Quizás si intentamos recuperar lo perdido se convierta en una catástrofe.

– O quizás resulte ser la mejor decisión de tu puñetera vida – hice una pausa – Puede que no funcione y que se termine... Pero tienes que mantener la esperanza y la ilusión y así disfrutaréis el uno del otro al máximo de nuevo.

– Parece fácil... – respondió tras unos segundos de silencio.

– Lo es – dije enseguida – Solo tenéis que dejaros llevar el uno por el otro. Por el miedo se pierde muchas cosas, pero si le ponéis empeño y ganas todo saldrá bien. Confía en mí. Merecerá la pena.

Ella recuperó al sonrisa y en sus ojos apareció un brillo especial. Un brillo positivo.

– Confío en ti – nos levantamos y me abrazó fuertemente – Y creo que tienes razón. Lo intentaré, pero no garantizo que funcione.

Sonreí y nos separamos.

– ¿Sabes? – preguntó con un tono de voz más alegre y expresivo. Me gustaba ver a mi amiga de nuevo feliz – Lo que me has dicho es todo verdad y creo que deberías ponerlo tu también en práctica.

Fruncí el ceño.

– ¿Yo? – intenté hacerme la sorprendida pero no funcionó. Tanto ella como yo sabíamos de lo que estaba hablando.

– Tú – asintió riendo – Es hora de cerrar una etapa y empezar otra... Las dos – me cogió de la mano – ¿Estás lista para dar el siguiente paso?

Me quedé callada unos segundos pensando. Quizás Male tenía razón y ya era hora de ponerse en acción. Igual era hora de encontrar lo que con muchas ganas andaba buscando.

– Estoy lista.

🧡

*Malena Fernández en portada*🤩❤️

Mi Mejor Enemigo #MME3Where stories live. Discover now