CAPÍTULO 3

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«Por favor, por favor que no sea positivo, que no sea positivo» rogué en el silencio de mi habitación mientras caminaba en círculos esperando que las pruebas de embarazo que había comprado en la farmacia aquella tarde dieran el resultado.

Había comenzado a temblar y sudar frío después de los dos minutos mientras me decía a mi misma que aquellos síntomas que llevaban invadiendo mi cuerpo hace tres semanas eran solo a causa de una infección estomacal.

Durante toda una semana intente buscar el momento perfecto para hacerlo pero Asher había tomado un descanso de sus entrenamientos para alistarse para la universidad donde jugaría en el equipo de fútbol así que había pasado todos los días a su lado.

Todo parecía ser sacado de mi sueño más anhelado: él tomando mi mano en público, besándome en el parque mientras me decía lo hermosa que me veía y les advertía a los demás chicos que formaban parte de nuestro grupo de amigos que si alguien se atrevía a coqueteame sufriría un doloroso final. Habíamos dormido juntos cada uno de los días entre besos y caricias.

Aunque todo se tornaba una pesadilla cuando las náuseas me hacían correr al baño mientras intentaba actuar con normalidad para no levantar sospechas.

Un día después de que decidiera ocultar mis preocupaciones de mi ahora novio investigue los síntomas de un embarazo: náuseas, vomito, sensibilidad en los pechos, fatiga, olfato desarrollado, gran falta de apetito por ratos y luego ganas de devorar todo lo que se pusiera en tu camino.

Había llorado en silencio toda la semana mientras reparaba en que sufría cada uno de ellos. El primero lo había notado aquella misma tarde cuando fui a casa de Asher mientras hacíamos el amor y me decía que mi senos habían crecido.

El temporizador en mi celular finalizó inundando mi habitación con el sonido del radar.

Lo tomé entre mis manos temblorosas y lo apague mientras miraba las diecisiete diferentes tipos de pruebas que me había hecho. Todas de diferentes marcas, colores y tamaños.

— Mierda — masculle mientras me acercaba a ellas.

Las tenía extendidas sobre mi tocador listas para revelar el resultado.

— ¡Hola, nena! — exclamó Asher mientras entraba a mi habitación provocándome un susto de muerte.

Solté un pequeño grito mientras tiraba todas las pruebas dentro del primer cajón del mueble, no podía dejar que él las viera.

Justo cuando estaba a punto de guardar la última sentí su cuerpo a escasos centímetros de mi así que cerré el cajón antes de tirar ésta al suelo con la esperanza de poder patearla bajo el tocador escondiéndola de aquellos ojos azules que tanto amaba.

— Hola — sonreí nerviosa mientras miraba su reflejo sobre el espejo.

Tenía miedo que hubiera visto el pequeño tubo blanco caer al suelo pero mis nervios se relajaron cuando note que estaba demasiado entretenido mirándome el trasero como para reparar en mi hazaña.

— ¿Qué haces? — preguntó con una sonrisa mientras tomaba mis caderas para estrecharme contra su cuerpo — te ves tan bien con este vestido — susurró mientras apartaba el mar de cabellos rizados sobre mi cuello antes de depositar un húmedo beso sobre él.

— Nada — mentí con una sonrisa mientras me ponía de puntillas para restregarme con su erección.

Sabía que era la única de ponerlo tan duro sin siquiera haberlo tocado y aquello de alguna estúpida forma me hacía sentir especial.

RAMÉ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora