Erase una vez una niña llamada Jade y un niño llamado Asher, ambos eran víctimas de los daños colaterales de los errores y ambiciones de sus padres; espíritus de niños deprimidos por el mundo cruel del cual nadie intentó salvarlos. Hasta que se cono...
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Asher Faith
Ahogué mi grito de desesperación enterrando mi rostro en la almohada, intentando recuperar la paciencia que poco a poco se esfumaba entre los poros de mi piel.
— Nena, necesitamos llegar temprano a la fiesta te lo dije hace dos horas. — dije, cerrando los ojos para no encontrarme con esos halos marrones que me miraban molestos.
— Y ya te dije que no pienso ir porque no me puedo maquillar con este brazo roto. — dijo mientras señalaba el yeso en su brazos, se lo había ganado después de que un coche la empujara en su bicicleta — La estúpida de la maquillista no me contesta, pero ya se enterara de mi cuando destruya su reputación.
— Jade, te ves hermosa. — gruñí mientras la veía con su lindo vestido dorado que hacía que su piel se viera más morena y sus ojos brillaran glorioso.
— Asher, es una fiesta todo mundo va a ir arreglado, ¿sabes lo que dirán de mí? — preguntó mientras limpiaba un par de lágrimas que caían por sus mejillas.
— Con ese vestido que llevas no creo que nadie se fije en que no vas maquillada. — dije con coquetería mientras caminaba hacia ella, admirando la curva de su cintura y sus pechos — Mejor no vamos, te ves demasiado bien y podríamos quedarnos a hacer un par de cosas.
— No, si no vamos a la fiesta no habrá sexo en tres meses. — negó cruzándose de brazos, probándome.
— ¿Y vas a soportarlo? — pregunté encarnando una ceja.
— Te recuerdo que ya tengo un nuevo amiguito que me hace venirme en menos de diez minutos. — respondió divertida mientras me abrazaba.
Sabía que se refería a su nuevo juguete, algo que la estúpida de Kora le regalo. No iba a negar que al inicio me molesto, pero después de que ella me mostrara los beneficios que era contar con una ayuda extra y me sobornara con favores sexuales, me gustó.
— Ya sé, voy a maquillarte yo. — dije enseguida, cuando mis neuronas dejaron de enfocarse en lo bien que se veía por el reflejo del espejo.
— ¡Asher estas loco, apenas sabe poner una crema hidratante! — exclamó Jade divertida mientras la sentaba sobre la cama y tomaba todo su maquillaje.
— Saqué sobresaliente en la clase de arte, nena. — dije orgulloso mientras sacaba todo a su lado — Esto no es tan difícil, solo dime que hago y yo lo haré.
— Si me dejas como un payaso juro que jamás volveré a tener sexo contigo. — advirtió mientras me pasaba un frasco con un aceite adentro.
— Pero si lo hago bien me vas a cumplir una fantasía. — negocié mientras esparcía el líquido por su rostro con cuidado de no lastimarla.
