CAPÍTULO 13

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Los rayos del sol caían sobre nuestras piernas entrelazadas extendiendo su calidez sobre nuestras pieles mientras que la ligera brisa acariciaba nuestros cuerpos.

Era mi paraíso personal y el inicio de mi infierno al mismo tiempo.

Los dedos de Asher se hundían sobre mi cabello masajeando con suavidad logrando que mis párpados dejarán de ser piel, venas y pestañas para convertirse en plomo haciendo más difícil mirar su pecho desnudo.

Intentaba memorizar cada cicatriz a lo largo de su cuerpo, cada lunar sobre piel bronceada — en especial todo aquellos que se encontraban en su pecho, espalda y cuello; porque por alguna razón eran mis favoritos — los mechones de su larga cabellera que brillaban en tonos diferentes, la forma en que sus pestañas se rizaban y sus labios rosados. Quería recordarlo, cada detalle en su rostro y su cuerpo antes de partir.

«Lo estás haciendo por tu bien y el suyo» me recordé mientras dibujaba el contorno de sus clavículas con las puntas de mis dedos.

— ¿Jade? — su voz ronca acarició mis tímpanos regresandome a la realidad.

Había estado postergando este momento hasta el último minuto.

— Hummm.

— ¿Sigues despierta? — susurró divertido mientras dejaba el libro que tenía en sus manos sobre su abdomen, cerca de mi cuerpo.

— Sí — dije mirándolo a los ojos.

Se veía tan feliz.

— Te ves hermosa hoy — dijo con una sonrisa coqueta — me gusta como se ven tus mejillas quemadas por el sol —

— Tu también te ves muy hermoso hoy — respondí antes de depositar un pequeño beso en la piel suave de su hombro.

Habíamos pasado toda la mañana nadando en la piscina, solo nosotros dos en medio de juegos, besos y bromas.

Sus ojos se clavaron sobre los míos diciéndome con la mirada todas las cosas lindas que sus labios no eran capaz de pronunciar.

Era demasiado para mi; las hormonas y las circunstancias que no ayudaron.

Pequeñas lágrimas se escaparon de entre mis ojos mientras escondía mi cara entre la división de sus cuellos y hombros.

— ¿Qu-qué pasa? — preguntó Asher preocupado mientras me estrechaba entre sus brazos asustado — Qué pasa nena? —

— No puedo — sollocé mientras sentía como el dolor rasgaba mi corazón y la tristeza cosquilleaba mis venas —,perdón... —

— ¿De qué hablas? — preguntó incorporándose con cuidado sobre la hamaca donde estábamos acostados — ¿Pasó algo malo? —

No podía hablar, sentía como el nudo en mi garganta crecía haciéndome sentir como si no pudiera respirar.

Asher acarició mi cabello con cuidado, como si creyera que sus caricias pudieran lastimarme o empeorar mi llanto mientras yo continuaba mi lucha interna con afrontarme a la realidad.

De manera instintiva posé una mano sobre mi vientre trazando pequeños círculos, intentando tomar valor.

— ¿Qué pasa? — insistió después de un rato cuando mis sollozos se calmaron un poco.

— Mi abuela... ella me mandará a otra universidad — sollocé — yo no... no puedo hacer nada —

— ¡¿Qué?! — exclamó obligándome a mirarlo a los ojos.

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