CAPÍTULO 19

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El ruido del agua corriendo inundaba mis oídos casi de forma tranquilizadora mientras me aferraba con todas mis fuerzas al inodoro y mi cuerpo se sacudía con brusquedad ante las arcadas.

— Mierda — gemí.

Tire de la cadena antes de ponerme de pie e ir en dirección al lavamanos, cerré el paso del agua de un solo movimiento mientras prestaba atención a la chica que había frente al espejo.

Estaba comenzando a ser bonita con los pómulos marcados, sin mejillas regordetas y ya podía ver los huesos de mi clavícula sobresalir de manera generosa. Seguramente que aquel collar con un dije de diamante que me había regalado Asher días atrás se me vería espectacular ahora.

Lave mis dientes para quitar el sabor agrio que invadía mi boca y camine en dirección a la báscula al otro extremo del baño.

— Genial — gruñí mientras miraba el par de números brillar. Era como si se burlaran de mi.

Si tan solo hubiera sido un poco más lista habría seguido al pie de la letra la dieta de jugos que había leído en aquella página de Internet y no tendría que desgastarme hincándome frente al inodoro mientras vaciaba mi estómago.

Las baldosas frías impactaron contra la piel desnuda de mis rodillas antes de que llevara mis dedos hasta el fondo de mi garganta esperando a que el sabor agrio apareciera de nuevo.

— Jade, ¿dónde has estado metida todo el día? — la voz de Asher llegó a mis oídos antes de que lograra vomitar de nuevo.

Apenas tuve tiempo de retirar los dedos de mi boca cuando la puerta del baño se abrió a la par dejándome ver un par de ojos azules que brillaban como el cielo.

— ¿Qué haces? — preguntó con el ceño fruncido mientras cruzaba la habitación de un par de zancadas — ¿Te sientes mal nena? —

— No — negué con una sonrisa antes de ponerme de pie y caminar en dirección al lavamanos —. Bueno, tenía un poco de náuseas y pensé que lo mejor era vomitar antes de que empeorara —

Sumergí mis manos bajo el chorro frío de agua mientras esperaba que Asher ignorara por completo las cajas de píldoras para bajar de peso, las revistas de dietas, la báscula y solo se fijará en mí; en lo linda que me veía ahora que estaba cada vez más cerca de ser como las modelos de las revistas.

— Deberías de tomar medicamento — dijo con suavidad mientras se acercaba a mi para estrecharme contra su pecho —, o al menos hablarme para que te acompañará mientras vomitabas, sé que te da miedo.— susurró contra mi cabello antes de depositar un beso.

— Lo siento — respondí con una pequeña sonrisa mientras clavaba mi vista sobre la espuma que del jabón que rodeaba mi piel.

Estaba a punto de preguntarle cómo había estado su entrenamiento de fútbol aquella tarde cuando tomó mis manos entre las suyas de manera repentina, ignorando por completo el jabón y agua.

— ¿Q-qué? — balbuceé mientras intentaba mantenerme tranquila.

Su pulgar acarició con lentitud la piel enrojecida de mis nudillos mientras su ceño se fruncía y la mano que se mantenía en mi cintura se tensaba un poco manteniéndome en mi lugar.

Asher no respondió, se limitó a quedarse callado mientras sus ojos recorrían la habitación sin emoción alguna brillando en aquellos halos celestiales.

Cuando éstos se detuvieron en una de las esquinas del mueble frente a nosotros supe que todas mis esperanzas caían al suelo lentamente; un frasco de pastillas relucía ahí, esperando a medianoche para que yo tomara un par de ellas para calmar el hambre que provocaba que mis tripas rugieran.

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