RAMÉ ✔️

CAPÍTULO 5

— ¡Jade! — gritó Asher hecho furia, escuchaba sus pasos tras de mí y sentía  la mirada de todos sobre nosotros — ¡Carajo, te estoy diciendo que pares! —

— ¡Jodeté! — chille mientras atravesaba el pasillo en dirección a las escaleras.

— ¡Mierda! — bramó antes de correr tras de mí, me tomó  las caderas y después me cargó sobre su hombro  — ¡Muévete imbécil necesito está habitación! —

— ¡Bajame, bajame, Asher no quiero hablar contigo estoy harta de ti! — sollocé mientras asestaba puñetazos en su espalda con todas mis fuerzas y pataleaba intentando caer al suelo.

— Una pena que no te pregunte — gruñó mientras Charles ,uno de nuestros ex compañeros, salía medio vestido de la habitación junto a tres chicas.

— ¡Alguien ayudeme! — grite aferrándome  al marco de la puerta en un intento desesperado de evitar que Asher me metiera a la habitación junto con él.

— ¡Si alguien se atreve a meterse juro que le partiré la madre! — amenazó antes de tirar de mí con fuerza haciendo que me soltara.

Asher me depositó en el suelo con brusquedad antes de cerrar la puerta de una patada. Pensé que iba a romperla por la fuerza que usó.

— ¡¿Sabes el puto drama que me acabas de armar?! — gritó mientras se acercaba hacia mí obligándome a retroceder hasta que mi espalda pegó contra la pared.

— ¡Me vale madres, estoy harta de ti! — chille mientras lo empujaba con todas mis fuerzas — ¡Estoy harta de que me veas  como una estúpida, que todos se burlen a mis espaldas por ser la imbécil que siempre te perdona todo! —

Mis intentos por apartar al chico de mi apenas habían surgido efecto, él era demasiado fuerte y yo muy débil para moverlo.

Odiaba llorar y más cuando discutía pero no podía parar, en mi interior se mezclaban la ira que los celos me provocaban y el dolor de un corazón roto.

— ¡Pues tu ya sabías cómo eran las cosas conmigo, siempre lo has sabido! — exclamó mientras acercaba su cara a la mía, estaba rojo de la ira y sus ojos que en algún momento se habían visto como el azul más hermoso del mundo  ahora era como dos halos parecidos a lo que imaginaba sería el color de las profundidades del mar donde bestias desconocidas vivían — ¡Entonces puedes irte ahorrando tus estúpidos dramas de niña tonta! —

Un grito ahogado brotó de mi garganta mientras el enojo en mi sistema era vencido por el dolor.

— No es cierto — negué — yo no sabía —

— ¿Ah no? — preguntó con una sonrisa que me causo escalofríos, era como ver a alguien completamente desconocido y malvado— ¿no sabías la mierda de persona que era? ¿Qué solo busco diversión fácil? ¿Cuántos años llevas conociendo Jade? —

— Exacto — la voz me temblaba y el aire me faltaba gracias al llanto desconsolado que había tenido minutos atrás — te conozco desde que tenemos siete años — respondí — yo no sabía en lo que me estaba metiendo porque para ese entonces no eras esto —

— ¿Y qué soy ahora Jade? — gruñó.

— Eres alguien que solo me lastima cada que puede.

— No, no es cierto yo no te lastimo — respondió con frialdad — tú sola te lastimas cuando te aferras a quedarte a mi lado, ¿por qué no simplemente te largas y me dejas en mi miseria? — bramó — no es tan difícil, lo juro; ya muchos lo han hecho —