EPÍLOGO

4.8K 477 1.1K
                                    

— ¡Papi, papi! — chilló Tony desde la sala a donde había ido por un par de juguetes con la promesa de que volvería para seguir ayudándome a guardar todas las cosas que descansaban en la cocina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¡Papi, papi! — chilló Tony desde la sala a donde había ido por un par de juguetes con la promesa de que volvería para seguir ayudándome a guardar todas las cosas que descansaban en la cocina.

O al menos eso creía él, en realidad no era como que un niño de tres años hiciera mucho, cada que veía algo que le parecía comestible se entretenía en ello. Era como tener la mente en dos cosas: la nostalgia y mi hijo.

Pero al menos era buena compañía para evitar las lágrimas.

— ¡Miren quién está aquí! — exclamó Asher a lo lejos — ¡El bebé más hermoso del mundo!

— Oye, tu me dijiste que yo era el niño más hermoso del mundo hace tres minutos. — reclamó Nathy mientras entraba a la cocina, con sus rizos colgando a la altura de su barbilla — Mamá, papá es un mentiroso.

Ya no era un pequeño bebé que corría a mis brazos encantado, ahora era un bebé un poco más alto que comenzaba a pulir su carácter, pero con la misma esencia. Ahora él decidía las cosas que quería y aunque en veces corría por consejos a mi, intentaba ser independiente.

¿En qué momento había crecido tanto?

— Así son la mayoría de los hombres Nathy, deberías de tenerlo en cuenta para cuando seas grande. — respondí con una sonrisa burlona mientras continuaba con la siguiente caja, sin prestar demasiada atención en el hombre que irrumpía en mi casa.

Sabía exactamente cómo lucía, había pasado años apreciando su rostro como para no saber de memoria la forma en que sus ojos brillaban ante la confusión y su sonrisa nerviosa tiraba de las comisuras de sus labios sin saber bien qué hacer; perdiendo la cabeza.

Tal vez de ser otro momento me reiría de su expresión o me tomaría un segundo para apreciar lo adorable que se veía cargando entre sus brazos a nuestro pequeño, quien estaba de cabeza mostrándonos a todos su ropa interior; porque Tony Faith no usaba pantalones al menos que le compraras un kilo de fresas. Una extraña regla que él se había inventado y seguido desde hace un par de semanas.

Decir que mis dos pedacitos de corazón eran la réplica exacta del hombre frente a mi era poco, aunque Anthony y su — para nada — sútil carácter ya le estaba haciendo pagar todas las que él había causado cuando era pequeño. Él era como un remolino sin interruptor y el dueño del drama en cuanto hacía un berrinche, además de orgulloso e inteligente;  pero también era dulce y aún portaba toda la esencia de un bebé que corría hacia ti al menor inconveniente.

— Buenas tardes, señora Jade. — saludo Asher fingiendo seriedad mientras sentaba a Tony sobre el mesón de la cocina y depositaba un par de besos en su frente — No creo que todos los hombres sean iguales.

— Hola. — saludé — Tienes razón, no todos solo que parece que yo tengo mala suerte.

Nathaniel se sentó a un lado de su padre antes de abrazarlo con la misma expresión de confusión que puso Tony al notar el tono indiferente que escapaba de mi.

RAMÉ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora