Erase una vez una niña llamada Jade y un niño llamado Asher, ambos eran víctimas de los daños colaterales de los errores y ambiciones de sus padres; espíritus de niños deprimidos por el mundo cruel del cual nadie intentó salvarlos. Hasta que se cono...
N/A: Amigos/as, lamentablemente he estado muy mal en cuanto a temas de mi ansiedad y no me siento con muchas ganas de seguir con esto, además de que siento que muchos de ustedes han perdido el interés por lo que he decidido adelantar el fin de la historia a este capítulo.
Espero que puedan disfrutarlo tanto como yo, y quiero desearles un feliz día de los inocentes, no me odien por favor.
Ahora si, a lo que nos truje Chencha, su tragicomedia favorita.
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Asher Faith
Volví a tomar la mano de Jade con más fuerza mientras que prácticamente la arrastraba al interior del club de golf donde nuestros ex-compañeros habían tenido la maravillosa idea de encontrarnos.
Carajo, habíamos visto nuestras caras durante toda una vida — la mayoría habíamos ingresado al colegio desde que éramos unos mocosos — ¿y aún tenían ganas para encontrarse a solo unas semanas de la graduación?
En realidad no quería venir, solo podía fantasear en recorrer la ciudad con Jade o quedarnos en nuestras habitaciones mientras me obligaba a bailar o ver películas. Aunque en secreto amaba hacer todo aquello porque ver sus caras al bailar o sus reacciones a las películas.
Pero quería que ella supiera que esta vez era diferente, que en realidad estábamos en una relación que no temía hacer pública y que el niño asustadizo del amor había quedado en el pasado.
¿Y qué mejor que pasearme delante de todas las chicas de nuestra generación a lado de mi novia?
— Buenos días señor Faith, señorita Johnson. — saludó una de las empleadas pero apenas preste atención, sabía que a Jade le molestaba que pasara mucho tiempo mirando a otras chicas aunque solo fuera para intentar pensar cómo alguien podía tener tan mal gusto.
— Buenos días. — saludó sonriente mientras pasábamos a su lado.
Estaba nerviosa.
— Tranquila. — susurre antes de depositar un beso en el dorso de su mano que entrelazaba sus dedos con los míos.
— Bueno es que si yo te metiera en un cuarto con todos los hombres con los que me lié te aseguro que estarías igual. — respondió poniendo los ojos en blanco, de no saber que Jade jamás había estado con alguien que no fuera yo podría tener por seguro que entraría a aquel cuarto a asesinar a todos. — Sé lo perras que pueden ser y no sé si pueda soportar todos los comentarios que digan de como te las cogías. —
— Bueno, si ellas deciden rebajarse de esa manera patética recuerdales que todo lo que hice con ellas lo aprendí estando contigo y que tu eres la única con la que me quedo a dormir. — respondí dejando de caminar solo para poder tomar su rostro entre mis manos, sabía que no podía cambiar mi pasado pero al menos podía amenizar el golpe.— La única a la que beso, a la que llamo nena y la que puede acelerar mi corazón con una sonrisa. —
