🦇 Capítulo: 18 (Tyler) 🦇

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Paso la tarde junto al resto de los chicos de la fraternidad recogiendo los restos de la fiesta de ayer y no puedo parar de pensar en Sofi y sus ojos rojos encharcados en lágrimas cuando se fue. Steph también ha ayudado en la limpieza y ha estado muy provocativa, con un vestido que deja al descubierto sus muslos y el inicio de sus nalgas y también posee semejante escote que se ven la mitad de sus senos. Se ha dado cuenta de que algo me ocurre y ha estado buscándome todo el tiempo. Finalmente se las ingenió para que nos dejasen solos en la cocina y me ha besado con ganas un par de veces, entrelazando nuestras lenguas.
Después todos nos bañamos en la piscina y jugamos al vóley. Pedimos unas pizzas y comimos todos en el jardín.

De vez en cuando Sofi entraba en mi cabeza y no podía parar de imaginar que hubiese pasado entre nosotros si ella no me hubiera detenido. Esa chica me atrae como ninguna otra lo ha hecho, y eso me asusta,  no puedo permitirme sentir algo más por ella, otra de las razones por las que tomé la decisión de alejarnos.

A eso de las 9 de la noche decido pasar por la clínica donde está ingresado mi padre para quedar bien con mamá, no porque me interese lo que le ocurra a esa rata. Al llegar le pregunto a la chica del mostrador donde se encuentra el señor Eduard Andersen, a lo que ella me indica que en el segundo piso a la izquierda. Subo al ascensor y al llegar al sitio donde me dijeron me encontré con la secretaria de mi padre, Sasha Smirnoff, embutida en un vestido rojo y unas botas de tacón altas que la hacen ver más vulgar de lo que es. Apenas me ve se dirige a mí seductora.

—Querido —me dice y me saluda con dos besos.

—Sasha —le digo con cara de pocos amigos—. ¿Y mi madre dónde está? —le pregunto y ella me mira y hace una mueca de asco.

—Se encuentra dentro, con tu padre —se interrumpe para toser y sigue— a mí no se me ha permitido verlo. Debes ayudarme —me dice y al instante su rostro se ensombrece, sabe que ha metido la pata.

—Sasha, no pienso ayudarte a que sigan engañando a mi madre —le digo y trato de controlar mi ira— ¿Estaba contigo? —le pregunto al percatarme de los moretones que tiene en las piernas y los brazos.

—Si —susurra—. Esa es la habitación de tu padre —señala una que queda justo al final del pasillo.

Me dirijo a la habitación y al abrir la puerta mi madre me mira boquiabierta.

—Tyler, cariño que sorpresa verte —me dice mamá mientras me abraza.

—Gracias por venir —dice mi padre mirándome fijamente.

—¿Cómo estás? —le pregunto deseando terminar este paripé para poder largarme de allí.

—Mejorando, tengo una fractura la pelvis producto del choque —me dice y se queja un poco debido al dolor que le produce el moverse en la cama.

—Tendrá que hacer reposo un mes —dice mamá— y yo tengo que ocuparme de la empresa en su ausencia —suelta una risita.

A mamá siempre le ha hecho ilusión trabajar. La empresa la heredó de sus padres, que murieron muy jóvenes, ella tenía solo 21 años cuando tuvo que hacerse cargo de uno de los bufetes de abogados más prestigiosos del país. Luego se casó con mi padre y al quedar embarazada él la obligó a quedarse en casa para cuidarnos y desde entonces es el director principal, pero mi madre sigue siendo una abogada excelente.

—Estarás contenta —le digo y me sonríe.

—Más lo estaré cuando comiences a trabajar para nosotros —me dice y noto la esperanza en sus ojos.

—Tengo que irme —le digo y al ver como cambia de expresión decido quedarme un rato más.

Hablamos de todo un poco, mi padre permanece callado, teme meter la pata, sabe que en estos instantes soy como una puta bomba de relojería.  Mamá me pide que la ayude con un caso la semana que viene y yo acepto. También trata de convencerme para que comience con las prácticas remuneradas que ambos tantas veces me han ofrecido, pero a eso me niego rotundamente. No quiero trabajar para ellos, no quiero ser la sombra de mi padre.

Una hora después me subo a mi moto y vuelvo a la fraternidad. Cuando llego a mi cuarto me asombra no encontrar a Steph en la cama, así que me ducho y bajo a la cocina a por algo de comer.

—Hasta que por fin llegas —dice una voz desde la oscuridad y reconozco al instante de quien proviene.

—¿Me estabas esperando Steph? —le pregunto y decido seguir su juego de seducción.

—Siempre te espero, Tyler —me dice y se coloca delante de mí, se para en la punta de sus pies y me da un breve beso.

—¿Me preparas algo de cenar? —le pregunto a lo que ella asiente.

Un rato después estoy devorando en delicioso sándwich de jamón y queso que me ha preparado Steph junto a una cerveza Corona con una rodaja de limón incluida. Ella ha ido a ducharse a mi baño, por lo que cuando termino voy directamente hasta allí y sin importarme que ya me halla duchado me baño con ella y hacemos lo de siempre.

(...)

Cuando la alarma suena ya estoy despierto, así que tomo una ducha, me lavo los dientes y me visto con lo primero que encuentro. Bajo a la cocina a desayunar y sin esperar a Andy salgo a toda velocidad en la moto dirección al salón de clases. Entro y para mi sorpresa Sofi ya está ahí, sentada en la primera fila junto a un chico que no conozco. No sé digna a mirarme, cosa que agradezco si quiero mantener mi decisión. Andy llega al cabo de unos minutos muy enojada conmigo por no traerla, pero conseguí que me perdonara a cambio de una de las pastillas que le compro a Smith.

(...)

Las clases terminaron y Andy y yo estamos sobre mi moto rumbo a la fraternidad.

—Sofi está enfadada —dice Andrea y yo me hago el despistado.

—¿Y por qué lo sabes? —le pregunto a pesar de saber la respuesta.

—Simplemente porque hoy no te ha mirado como suele hacer cada día durante las clases y en la cafetería —me dice y se burla de mí.

—Son imaginaciones tuyas —le contesto y pasamos el resto del camino en silencio.

El resto de la tarde y mitad de la noche lo paso con mi madre estudiando el caso que llevaremos juntos para el lunes que viene. Somos los abogados de una joven camarera que fue violada por el dueño del bar en que trabajaba una noche en que él le pidió se quedara a cerrar el local. Lo que el hombre no sabía es que la chica es hija de unos de los magnates del petróleo más importantes del país y que ella estaba trabajando solo para llevarle la contraria a su padre, no por necesidad como ella le hizo creer para poder ser contratada. El acusado será defendido por Jacob French,  un joven abogado, —con el que me llevo fatal— de otro prestigioso bufete del país; por lo que no podemos permitirnos derribar por la defensa y perder el caso.

Hola a todos!!!!! Como ya casi llegamos a las mil visitas hoy publicaré dos capítulos. Gracias a todos por leer, votar y comentar. Los amooooo❤💜💚💙💛🖤

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