🦄 Capítulo: 37 (Sofi) 🦄

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—Nena, cuando estés lista me avisas —me dijo Ty mientras yo empiezo a vestirme. Lo sigo con la mirada cuando desaparece por la puerta de entrada a la habitación y me concentro en terminar de arreglarme.

Me pongo un vestido corto y suelto con un estampado floral que me parece bien teniendo en cuenta que estamos en una zona playera. Desenredo mi pelo y como está lacio me lo dejo suelto, aunque me pongo una goma en la muñeca derecha para en caso de que quiera recogerlo. Luego me calzo las sandalias Zara y tomo nota mental de llamar a mi mejor amiga, ya que hace bastante tiempo que no hablamos.

Una vez termino de arreglarme le envío un mensaje a Tyler para avisarle y me pongo a colgar en perchas la ropa que se puede estrujar. Unos minutos después siento la puerta abrirse y Tyler me observa con una sonrisa, para luego preguntarme si ya he terminado y salir juntos de la suite.

Como siempre, el sitio al que nos dirigimos es una sorpresa y realmente estoy muy, pero que muy sorprendida cuando él me conduce por un sendero de velas y pétalos de rosas en la arena, para detenernos a solo unos metros del agua del mar, en una especie de picnic nocturno, iluminado por una cadeneta de luces navideñas, algunos farolillos de papel y velas, muchísimas velas, tantas que compadezco a quien quiera que sea que las haya tenido que encender. En el centro hay un mantel blanco con corazones rojos que me parece súper tierno y si miro hacia delante puedo ver el vaivén de las olas, cosa que me deja petrificada, no había estado tan cerca del mar desde hace siglos.

—Es precioso, gracias —le digo al hermoso chico que tengo por novio y él me regala un beso tibio, lleno de cariño.

Nos separamos para poder cenar un delicioso manjar que no recuerdo el nombre ya que es un plato francés, y aunque mi novio sea un experto en ese idioma yo no entiendo ni papas fritas. Cenamos y bebemos vino, y creo que es causa de este último que cada vez tenga más calor, o también puede ser por culpa de Tyler, que tiene que ser tan jodidamente perfecto, y de sus preciosos ojos verdes que me trasladan a otra dimensión, pero lo cierto es que en estos momentos no me conformo solo con besos, y se nota que él tampoco, porque desde que los del servicio se marcharon me besa más apasionadamente.

Poco a poco nos dejamos arrastrar por la pasión y para cuando me doy cuenta, ya estamos en ropa interior, pero esta vez no lo voy a detener y espero que él tampoco lo haga, porque en este momento deseo estar con él más de lo que he deseado otra cosa en mi vida. Tyler parece captar mis intenciones y me mira a los ojos inseguro, como si temiese lo que va a decir.

—¿Estás segura? —me pregunta con el semblante preocupado.

—Nunca antes he estado tan segura de algo —le respondo sinceramente y él asiente con la cabeza.

Se aparta de mí y al instante saca su cartera del bolsillo del pantalón que estaba en la arena, y de esta un paquetito plateado, que luego oigo rasgar y sé exactamente lo que está haciendo, pero me muero de la vergüenza y no miro. Unos segundos después está nuevamente a mi lado y me besa apasionadamente, sus manos están por todas partes, sus caricias provocan que tenga la piel de gallina y pequeños gemidos escapan de mis labios, cuando posa una de sus manos encima de la fina tela de mi braga y un temblor me recorre entera. Me vuelve a mirar a los ojos y yo sonrío en señal de aprobación.

Me quita la ropa interior despacio y ya no soy consciente de mis actos. Una ola de sensaciones se apodera de mí justo cuando lo siento dentro, con un movimiento lento. Un pequeño grito escapa por mi garganta y veo en sus ojos la preocupación.

—¿Estás bien? —pregunta casi en un susurro y yo solo asiento con la cabeza, no creo tener la fuerza suficiente como para que la voz fluya a través de mi garganta.

Él espera unos segundos hasta que mi cuerpo se adapte y ya después no puedo describir lo que siento. El placer se apodera de mí y mi corazón parece querer escapar de mi pecho.

—Te amo —le digo al oído y de mis labios escapa un gemido, pero no de dolor, sino de gusto.

—Te amo —me contesta y me acaricia delicadamente, como si temiera romperme.

Unos minutos después siento una presión en mi interior y deduzco estoy a punto de llegar al éxtasis, cuando sus labios succionan la piel de mi cuello.

—Córrete para mí, Sofi —esas palabras son suficientes para que pierda el poco control que me quedaba sobre mi cuerpo, unas convulsiones me invaden y el placer me ciega, tengo la respiración agitada y no soy consciente de cuando Tyler sale de mi interior y se tumba a mi lado, en el fino mantel que ha presenciado la escena.

Es entonces cuando caigo en la cuenta de que todo ha pasado al aire libre, en la playa y en una noche, pero también estoy feliz, enamorada con cada átomo de mi ser de Tyler, ese chico que consiguió que dejase de ver al amor como un mito presente solo en las novelas románticas que tanto me gusta leer.

(...)

—¿Te encuentras bien? —me pregunta por enésima vez desde lo ocurrido, y no puedo evitar sonrojarme al recordarlo.

—Perfectamente, Tyler. Si lo hemos hecho es porque yo he querido. Deja de armar películas en tu cabeza, ha sido maravilloso —le digo y por una milésima de segundo aparta la vista de la carretera para mirarme directamente a los ojos—. Te amo.

—Te amo —me responde y yo no puedo ser más feliz que en este instante.

(...)

Cuando llegamos al hotel hay un señor muy elegante esperándonos, la recepcionista nos ha avisado nada más llegar y nosotros nos dirigimos a su encuentro, yo intrigada y Tyler parece contento, porque tiene un ademán de sonrisa el el rostro.

—Tío, no tenías por qué esperarnos —le dice una vez llegamos al encuentro del hombre y entonces ato cabos, pues este último tiene una tarjeta de identificación en el bolsillo de su costoso traje de Armani que lo acredita como Sebastian Andersen, director del hotel; y por lo que Tyler le ha dicho sé que es su tío. Con razón con solo una llamada telefónica consiguió arreglar todo esto.

—¿Y querías que no conociera a la pobre chica que tiene que soportarte? —le responde Sebastian en tono burlón, y para mi sorpresa Tyler le responde con una carcajada.

—Sofi, te presento al hermano de mi mamá, Sebastian Andersen —me dice antes de rodar los ojos y continuar con las presentaciones—. Tío, ella es Sofía Lawrence.

—Mucho gusto —le digo al hombre tendiéndole la mano para estrechársela y este me sorprende al tomarla con su mano para luego dar un pequeño beso en ella, como todo un caballero.

—Un placer conocerla señorita Lawrence —me responde este de manera formal.

—Por favor, dígame Sofi —le contesto encogiéndome de hombros.

—Bueno, ahora que ya se conocen espero que me digas por qué has venido tan tarde —le dice mi novio con el semblante serio.

—Tu hermano y Cristina no podrán venir mañana al homenaje, así que pensé que quizás puedas decir tú las palabras de clausura —le dice y yo me quedo sin entender nada.

—Está bien —contesta Tyler sin vacilar ni un segundo y yo me preocupo, pues no sé nada de ningún homenaje.

—Perfecto entonces, mañana nos vemos —le responde su tío antes de mirarme con una sonrisa torpe y salir a paso firme de la estancia.

Hola mis amores!!!! Perdónenme por llevar unos dí IA s ausente, es que tuve unos problemitas, pero ya estoy aquí y les regalo este capítulo lleno de sustancia!!!!!! Un beso enorme. Los amooooo ❤❤❤❤❤

360°Where stories live. Discover now