🦄 Capítulo: 35 (Sofi) 🦄

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Estoy abrumada por todo lo que me ha contado Tyler, pero quiero saber más, aunque sé que no es el momento. Se nota que para él es muy difícil ese asunto de su padre con Allison, y si no fuese por el dolor que transparentaban sus verdes ojos, no creería que el señor Nicholas fuese capaz de acostarse con la novia de su hijo. Tampoco entiendo el por qué Alice sigue casada con él después de eso, la única posibilidad que se me ocurre es que puede ser que no lo sepa, pero no me atrevo a preguntar.

Todas estas ideas pasan por mi mente mientras lo veo dormir, parece tan tranquilo y despreocupado, que no quiero despertarlo. Me recuesto suavemente en la cama, a su lado y le paso una mano por su pecho, para que sepa que no me he ido, como me pidió antes de dormirse; cosa que no entiendo porque esta es mi habitación y no tengo a donde ir desde que peleé con mi madre, aunque tampoco tengo intención alguna de irme.

(...)

—Despierta por favor, no me hagas esto —dice angustiado, con la voz rota, provocando que me despierte asustada.

Lo miro revolverse en la cama y veo como una lágrima rueda por sus mejillas, debe tener una pesadilla. Me asusto aún más al escuchar salir de sus labios un grito desgarrador. Trato de despertarlo pero no lo hace, lo sacudo con más fuerza hasta que por fin abre los ojos. Está empapado en sudor y no para de llorar.

—No te has ido —me murmura.

—Nunca lo haría —le digo mientras lo estrecho contra mi pecho, tratando de ayudar a calmarlo.

Está agitado y su corazón parece querer salirse de su caja torácica. Las manos le tiemblan, aunque ya ha dejado de llorar.

—Todo está bien, amor. No pasa nada, solo ha sido una pesadilla —le digo cuando nos separamos.

—Te amo —me dice y me quedo perpleja, no esperaba que el primero en decirlo fuera él, y aunque yo me he sentido tentada varias veces no he tenido el valor suficiente.

—Yo también —le contesto y él niega con la cabeza y esboza una media sonrisa en el rostro.

—Yo también no significa que me amas, quiero que lo digas —me dice y yo obedezco.

—Te amo —digo como si fuese una promesa.

(...)

—¿Te puedo hacer una pregunta? Aparte de esta por supuesto —le digo y él asiente— ¿Qué era lo que soñabas?

—Que me abandonabas como lo hizo ella —responde y me deja confusa.

—¿Quién? ¿Allison? —pregunto tratando de entender.

—No, Emma —me dice en voz baja, como si le doliera pronunciar su nombre—. Ponte un bikini que vamos a la playa —me anuncia con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Qué? ¿Ha dicho playa? ¿Hace un momento no estaba triste? Me va a volver loca con tanto cambio de humor.

—No iremos a la playa, tengo un trauma con eso, hace diez años que no voy, por culpa de Ella por poco me ahogo cuando era pequeña —le digo tratando de explicarle, para que no piense que es una excusa.

—¿Entonces no crees que ya es hora de superar tus miedos? Además, recuerda lo que te he dicho, conmigo no te va a pasar nada malo —me dice y logra convencerme, aunque no creo ser capaz de entrar al agua, no creo que pasear por la arena sea tan difícil.
—Vale —le respondo y la cara de preocupación queda opacada por la hermosa sonrisa que esboza al escucharme.

—Entonces hay que hacer las maletas. Haré unas llamadas y luego te digo por cuántos días iremos —me dice de carretilla, hablando demasiado rápido.

360°Where stories live. Discover now