🦇 Capítulo: 47 (Tyler) 🦇

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Siento que me falta el aire cuando veo sus ojos abrirse lentamente. Es el momento más feliz de mi vida, poder ver como despierta en las mañanas siempre me ha encantado, pero no se compara con verla abrir los ojos después de todo lo ocurrido, es como si Dios me devolviera lo más preciado que tengo en mi vida. Sin embargo, toda esa felicidad se evapora cuando me pregunta quién soy. ¿Acaso es posible que no me recuerde? Yo no podría olvidarla nunca.

Las lágrimas aparecen en mis ojos cuando entra todo ese personal médico a atenderla y tiemblo de miedo, estoy sumamente asustado por lo que haya podido ocurrirle. Salgo de la habitación en silencio y solo me detengo al ver a Rafaella frente a mí, mirándome desafiante, pero no caigo en su juego, la ignoro rotundamente, no tengo ganas de discutir con ella en este momento.

Salgo a toda velocidad del hospital, el viento frío de finales de noviembre me golpea y llega a calarme los huesos, pero no me importa. Sentir la adrenalina que se produce en mi cuerpo al aumentar la velocidad por la carretera me relaja de sobremanera y es justo lo que necesito en este momento.

Un rato después, me detengo en la entrada de casa, desde que salí del hospital hace unos días no he querido regresar a la fraternidad ni he ido a la Universidad. No quiero tener que enfrentarme a todos y que me culpen al igual que Rafaella por el accidente.

Entro a la casa y me invade el calor que desprende la chimenea del salón, frente a ella, la madre de Allison llora junto a la mía. Los pelos se me ponen de punta y me entristezco al recordar que ella también está sufriendo, incluso más que nosotros por lo ocurrido.

—Julie, lamento mucho lo ocurrido —le digo en voz baja y la abrazo, ella solo llora desconsoladamente en mi hombro.

—Cariño, Julie ha traído esto para ti, es una carta de Allison, la llevaba en el bolso la noche del accidente —me dice mi madre y me tiende un sobre blanco con mi nombre en letras azules, claramente es la caligrafía de Allison, yo la reconocería en cualquier parte.

Abro cuidadosamente el sobre y las lágrimas ruedan por mis mejillas al ver las fotos que contiene. La primera, es una de nosotros de niños, también aparecen mi hermano y Emma, recuerdo el momento exacto en que mi padre tomó esa foto y también que en esa época ya estaba enamorado de ella. En la parte trasera aparece un mensaje, son solo cuatro palabras "Ahí ya te quería". Veo la segunda foto, ahora estamos solo los dos, el primer día de la High School, tenemos las manos entrelazadas y sonrientes, también hay una dedicatoria: "Siempre unidos ¿recuerdas". Por último, una foto de nosotros con 18 años, ella con su blusa de Queen y yo con mi camisa de King, esa foto fue tomada cuando éramos novios, en el reverso, el mensaje es más largo: " Te quiero Tyler, pero no lo sé demostrar de la forma correcta. Espero que un día puedas perdonarme por lo que te hice. Siempre tuya, Alli". Llegados a este punto, lloro como niño pequeño, dejando salir todo lo que llevo reteniendo desde hace tiempo.

Esas palabras se han quedado grabadas en mi mente, pero lo peor es que siempre la perdoné, pero no la quise más. Mi amor por ella murió mucho antes que ese accidente, mi amor por ella murió cuando conocí a Sofi.

Subo a mi cuarto y tiro el sobre con las fotos de Alli en la papelera, no quiero recordar nada más de ese pasado. El dolor se agolpa en mi garganta y casi no puedo respirar. Me siento terriblemente mal por lo ocurrido en estos últimos meses y la culpa me carcome.

Tratando de despejarme, llamo a Steph y quedamos para comer algo. Cuando llego al bar donde quedamos veo que ella no está sola, sino que la acompaña Eduard, ambos tienen las manos entrelazadas y por sus miradas cómplices sé que traen algo entre manos.

—Ty, que bueno verte —me dice ella y me abraza.

—Me alegro de que estés bien —saluda Eduard y me estrecha la mano.

Todos nos sentamos en una mesa cercana a la ventana y puedo ver como las gotas de lluvia empañan el cristal.

—Te preguntarás qué hace Eduard aquí —me dice y yo asiento con la cabeza—. Nosotros, estamos saliendo —dice despacio y yo sonrío.

— Que bien Steph, me alegra saber que te estás volviendo una chica tranquila —le digo bromeando y ella me propina un manotazo en el hombro.

Pasamos la tarde juntos y ya me siento un poco mejor, Steph a pesar de todo siempre ha sido una buena amiga y me ha ayudado bastante a aclarar mi mente el haber hablado con ella.

(...)

El incesante pitido de mi móvil me despierta, antes de abrir el mensaje recibido veo que son las 4:44 de la madrugada y un montón de recuerdos invaden mi mente. Leo el texto escrito por John y no puedo creer lo que dice. Sofi tiene amnesia transitoria y no recuerda nada de lo ocurrido en los últimos meses, incluyéndome a mí. También me pide que no me acerque a ella en un tiempo porque hay que darle espacio, pero no puedo ni siquiera imaginar cómo le haré para no acercármele, aunque en el fondo sé que su padre tiene razón, no debería presionarla para que me recuerde.

Tras pensar por largo y tendido una alternativa para poder salir a flote de toda esta mierda, he llegado a la conclusión de que lo mejor será marcharme unos días a visitar a Terry y Cristina.

(...)

Me bajo del auto que acabo de estacionar en el parking, saco mi equipaje del maletero y emprendo mi camino por el aeropuerto. Facturo mis cosas y cuando me dirijo hasta la puerta de embarque a mi avión me quedo helado, siento la sangre latir en mis oídos y el corazón se me quiere salir del pecho.

Estoy inmóvil, con la vista fija en Sofi que se ve increíblemente hermosa y feliz. Sin pensarlo dos veces, mis pies se mueven solos hasta ella para detenerme justo a su lado y colocarla frente a mí. Su expresión es de completo asombro que luego se transforma en incredulidad y después en confusión.

—¿Quién eres? —pregunta en voz baja.

—Nadie, no soy nadie —le respondo y no puedo contener las terribles ganas de morirme que se apoderan de mí, a la vez que una lágrima amenaza con brotar de mis ojos.

—Espera —dice y hace una pequeña pausa, intentando en vano buscar las palabras adecuadas—. No puedo recordar el pasado, perdóname por eso.

Apenas termina de hablar salgo casi corriendo, tratando de desaparecer lo más rápido posible de su alrededor y solo me derrumbo cuando subo a mi avión con destino a California.

Muy pronto el capítulo final. Díganme qué creen y si van a extrañar la historia. Nunca olviden que los amooooo

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